Nutrición: las claves para prevenir la obesidad infantil

NUTRICIÓN Gabriela ARIAS
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Hoy en día los chicos pasan demasiadas horas semanales con pantallas que exacerban el sedentarismo y también traen a largo plazo problemas de postura y de vista. Además, están expuestos a publicidades coloridas de alimentos ultraprocesados que -consumidos en exceso-, no les aportan los nutrientes necesarios para su desarrollo. Esto se refleja en los índices de sobrepeso en niños que van en aumento año tras año.

Según la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) realizada en Argentina en 2019, el 13,6% de niños de 0 a 5 años presentan problemas de sobrepeso y obesidad, siendo que en algunas regiones (Patagonia), el valor alcanza hasta el 20,5%. En el rango etario de 5 a 17 años la prevalencia trepa al 41%.

“La trascendencia del dato, es que mientras más tempranamente comienza el exceso de peso, es probable que se mantenga o empeore a lo largo de la vida, por eso es clave inculcar hábitos saludables desde la primera infancia”, explica la Dra. Amal Hassam – (MP 5.645), médica Pediatra, especialista en Nutrición y Vocal Titular del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Actualmente vivimos en una pandemia de obesidad y los niños no están exentos a esta situación. Lamentablemente, las estadísticas en niños de enfermedades metabólicas como sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión se van duplicando cada tres años. La licenciada en nutrición Victoria Bravo (MN 10845) reflexiona: “La obesidad infantil constituye un problema de salud pública de alcance mundial que plantea riesgos inmediatos, pero también futuros para la salud de los niños”.

Generar hábitos tempranos
Los números alarman y preocupan, pero lejos de paralizarnos nos deben llevar como sociedad a la acción, a ocuparnos del tema y a cambiar gradualmente los hábitos alimentarios en la familia.

Al inicio de la alimentación complementaria, es decir cuando el bebé comienza su incorporación de semi sólidos, es muy fácil que puedan comer todo lo que les ofrecemos, puesto que no conocen otra cosa. Lo difícil es sostenerlo más allá de los dos años que es cuando comienza la selectividad alimentaria. Sabemos que las frutas y las verduras son las más dejadas de lado. Y muchas veces las legumbres no existen siquiera en el hogar. “Para incorporarlas se requiere paciencia y planificación de los menúes en donde los alimentos reales estén bien distribuidos”, explica la Dra. Celeste Celano (MN 127.066), médica pediatra, jefa de Pediatría en el Sanatorio Modelo de Caseros.

Dejar participar a los chicos en el proceso de cocinar, los amiga con los alimentos. Paralelamente, se debe trabajar lo mismo en escuelas y jardines para fomentar la elección del niño de alimentos que lo nutran.

Un tema crítico es el consumo de golosinas y alimentos ultra procesados que atraen a los chicos con sus coloridos envases desde las góndolas y vitrinas.

Según la ENNyS II, en comparación con los adultos, los niños consumen 40% más de bebidas azucaradas y gaseosas, el doble de productos de pastelería y el triple de golosinas. Esto se ve agravado por la influencia de la televisión y los medios de comunicación en horarios infantiles que ofrecen publicidades de alimentos poco saludables, ricos en azúcares simples, sodio y grasas. “Es nuestra responsabilidad también como adultos cambiar esta situación y elegir qué les ofrecemos a los niños”, enfatiza la Lic. Victoria Bravo.

La Dra. Amal Hassam coincide: “El consumo excesivo de golosinas favorece la aparición de caries y sobrepeso y es nocivo para un cerebro en desarrollo, así como también desplaza el consumo de alimentos saludables”. Pero es difícil abordar esta problemática a través de la prohibición. Una posibilidad es acompañar a los niños a regular su frecuencia y cantidad y no emplear nunca estos productos como compensaciones ni ofrecerlos como consumo frecuente. Los premios deberían cambiarse por otros incentivos no relacionados con la comida como paseos, momentos juntos o películas para mirar en familia.

Una gran aliada para reducir la ingesta de dulces es la ley de Etiquetado Frontal que se sancionó el año pasado. ”Leer bien las etiquetas permite identificar aquellos alimentos altos en azúcar, sodio, grasas y calorías y ayuda en el control de su consumo”, señala la Doctora Celeste Celano.

Por otro lado, las especialistas nos brindan una serie de consejos para modificar hábitos en casa de manera gradual:

TIPS QUE AYUDAN A COMER MÁS SALUDABLE

Los adultos son espejos de los niños. Ellos son muy inteligentes y absorben como esponjas todos los comportamientos. Si ven a sus padres comer de forma inadecuada, no suelen incorporar hábitos saludables.

Pensar en opciones variadas para evitar la monotonía. Así, los chicos no se aburren y consumen mayor cantidad de nutrientes.

Ofrecerles variedad de todo tipo y color a lo largo del día. Preferir las de estación y que ocupen la mayor proporción del plato. Éstas tienen vitaminas y minerales necesarios para el crecimiento, agua y son una fuente de fibra importante para la salud de la microbiota.

Preferir cereales integrales o granos enteros. Otorgan la energía necesaria para desarrollar todas las actividades diarias, mayor rendimiento físico y cognitivo. Y además también aportan la fibra necesaria para el cuidado de la salud intestinal.

Grasa saludable ayuda a la formación de la estructura cerebral y nerviosa. se puede ofrecer pescados grasos, chía, lino, nueces o frutos secos en general.

Reducir la elaboración de frituras, cocinar preferentemente a la plancha, al horno, a vapor o hervido.

No hay alimentos prohibidos pero sí regular el consumo de ultraprocesados ya que aportan muy pocos nutrientes.

Siempre va a ser mejor una versión casera, más nutritiva, con ingredientes de calidad. No hace falta ser el mejor chef, se pueden hacer recetas simples y rápidas con alimentos e ingredientes naturales.

Fomentar el consumo de agua. Es ideal que se acostumbren a llevar una botella de agua potable recargable, se recomienda invitar a que el propio niño la elija y se sienta identificado con ella. Una excelente opción es elaborar aguas saborizadas caseras con rodajas de limón, menta, pomelo.

Armar una rutina de sueño saludable, tratar de evitar las pantallas de celular o juegos tras la caída del sol ya que pueden impactar de forma negativa en la calidad del sueño y al otro día intervenir en su desempeño y energía para desarrollar las actividades.

Fuente: La Nacion

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