Diabetes del adulto: las nuevas recomendaciones para prevenir la enfermedad

ALIMENTACIÓN Y SALUD Amalia PINTO
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La diabetes tipo 2 -llamada diabetes del adulto- es la forma más frecuente de esta enfermedad. Aumenta progresivamente con los años y es muy común después de los 60 años.

Los factores de riesgo para padecerla son el sobrepeso, la obesidad, la falta de ejercicio y la acumulación de grasa abdominal, todo esto como consecuencia de un estilo de vida que debemos evitar.

León E. Litwak, profesor consulto del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires y médico del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del mismo hospital, explicó que la prevención de la diabetes se logra si se adoptan hábitos de vida saludables, que consisten en realizar actividad física al menos cuatro veces por semana durante una hora o bien diariamente media hora.

“Evitar el sedentarismo tratando de caminar y subir escaleras con los debidos cuidados y adoptar una alimentación adecuada con alimentos de origen vegetal y poco procesados, evitando las grasas animales, frituras y el alcohol es fundamental en la prevención de esta enfermedad. La clave es mantener un peso adecuado y complementar con ejercicios musculares para fortalecer los mismos y evitar lo que se llama sarcopenia (pérdida de la masa muscular)”, precisó.

El también expresidente de la Sociedad Argentina de Diabetes añadió que no hay que olvidar que para prevenir la diabetes hay que mantener el peso, la actividad física y un plan alimentario adecuado asesorado por médicos especialistas. “No hay que dejarse llevar por la promoción de ´alimentos dietéticos´, sino consultar antes de comenzar un plan alimentario”, aconsejó.

Qué pasa si ya me diagnosticaron diabetes tipo 2
Litwak sostuvo que en ese caso, “debemos saber que nuestro organismo presenta una resistencia a la acción de una hormona que se llama insulina. Esto produce una acumulación de azúcar en la sangre ya que, al no responder las diferentes partes del cuerpo a la insulina, el azúcar no puede entrar en las células”, explicó.

Entonces ¿qué es lo que se debe hacer?

No asustarse ni tener miedo: se debe consultar lo antes posible con un médico clínico o endocrinólogo/diabetólogo.

Adecuar el plan alimentario introduciendo vegetales y frutas a tal punto que deben constituir la mitad de los alimentos que se coman durante el día. El resto debe completarse con grasas (evitar las llamadas grasas saturadas de origen animal) y proteínas (huevos, carnes, aves, pescados, cerdo, etcétera). Por lo general, las grasas y proteínas vienen juntos. Esto reduce mucho el azúcar circulante ya que con este plan alimentario se evita azúcar, golosinas, facturas, tortas, postres, etcétera. Además, se recomienda el agregado de semillas y de productos con cáscara y salvado integrales para lograr la baja de ese índice glucémico en los alimentos.

Aprender a controlar la glucosa mediante su monitoreo, que consiste en realizar durante el día algunos pequeños pinchazos en los dedos y en base a los resultados, ajustar los medicamentos.
Controlar los niveles de glucosa mediante el plan alimentario, actividad física, observación de los niveles de glucosa (azúcar en la sangre) y tomar ciertos medicamentos específicos que ayudan a bajarla.

Medicamentos que controlan el nivel de glucosa y que principalmente mejoran esa resistencia a la glucosa como la metformina o bien producen más insulina como las sulofonilureas (aunque estas pueden producir una caída de la glucosa llamada hipoglucemia y hay que evitarla). Por lo tanto, hoy se trata de no administrar en personas mayores tal como surge de los últimos congresos. Los medicamentos más modernos no producen hipoglucemias (caídas de la glucosa) y mejoran mucho los niveles de azúcar. Se denominan genéricamente inhibidores de la DPP4, inhibidores de la SGLT2 y análogos de incretinas. Estos últimos tres son los medicamentos más novedosos para pacientes mayores con diabetes tipo 2 ya que bajan la glucosa, no producen hipoglucemia y además, ayudan a bajar de peso. “Precisamente, en el último Congreso de Diabetes de la ADA, se destacó la gran ventaja que tiene el uso de esta medicación en personas mayores”, dijo el especialista. Finalmente, si estos medicamentos no funcionan, se utiliza insulina para bajar la glucosa.

Colaboración del entorno familiar para ayudar, apuntalar y sobre todo participar en los cambios de costumbres alimentarias y de actividad física, acompañando a la persona que tiene diabetes tipo 2.

Concurrir periódicamente al médico para realizarse los controles de la enfermedad y recordar que la diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que no se cura, pero que, afortunadamente, tiene tratamiento que puede controlar perfectamente la enfermedad.

Fuente: TN

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