Enuresis infantil: crecieron los casos de incontinencia urinaria en niños desde la pandemia

SER PADRES Cristina Mercado
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Frente a una baja de consultas y disminución de tratamientos desde el inicio de la pandemia, en la actualidad los casos de enuresis en niños alcanzan aproximadamente al 20% de la población infantil de más de 5 años, incluso hay un 7,5% de chicos de hasta 10 años que padece este trastorno.

Si bien se considera una condición que la mayoría logra resolver naturalmente y de forma positiva, de no ser tratada a tiempo y correctamente, podría persistir hasta la adolescencia.

Enuresis: qué es y cómo se trata
Desde el inicio de la pandemia, fueron muchos los casos en los que las consultas médicas se pospusieron y hasta se cancelaron. Este fenómeno, que aún persiste hoy, provoca que numerosas enfermedades se hayan potenciado.

Así sucedió con la enuresis, más conocida como la incontinencia urinaria nocturna en chicos. “No es un escape de orina, sino una micción involuntaria e inconsciente durante el sueño, que los chicos no pueden controlar y que obedece a múltiples factores”, explica Cristian Sager (M.N. 111.841), especialista en Urología Infantil y en Disfunciones Vesicales del Hospital Garrahan.

“Al igual que en el caso de otros trastornos miccionales, esta condición sufrió el efecto denominado infradiagnóstico: esto es, por las restricciones, muchas familias no han consultado, lo cual lleva a una disminución de los tratamientos. De esta manera, los chicos continúan con el problema y a esto se les suman los trastornos propios de la pandemia en sí, como el estrés y la ansiedad”, advierte.

En ese sentido, el especialista explica que, si bien puede suceder que los más chiquitos no tengan control de sus esfínteres hasta determinada edad, también es cierto que, pasado un período de desarrollo, esto debería dejar de suceder. “Sin embargo, al día de hoy y con porcentajes incrementados, desde el inicio de la pandemia un 16% de niños de 5 años, un 10% de 6 años y un 7,5% de hasta 10 años sufren de enuresis”, alerta.

Para él, esta afección puede traer consecuencias físicas y emocionales en el desarrollo de los niños. “Puede provocar pérdida de la autoestima, dificultades sociales, trastornos de sueño y otros problemas psicológicos”.

“Es por ello que la contención emocional por parte de la familia es muy importante, al igual que el hecho de estar atentos a las conductas irregulares. En caso de identificar una falta de control constante, es necesario recurrir a la consulta médica para comenzar un tratamiento y, al mismo tiempo, descartar otras condiciones que pueden superponerse o acompañar a la enuresis, tales como las disfunciones miccionales”, sostiene.

Posible origen de la enuresis
El especialista explica que este trastorno puede tener como origen distintas causas:

Un nivel más bajo de lo normal de la hormona antidiurética: esta molécula controla el volumen de producción de orina y, en los chicos con enuresis, se supone que hay una disminución de esta hormona.
El sueño: si el mismo es muy profundo y al chico le cuesta despertarse o hay trastornos en la respiración, puede existir una mayor probabilidad de que se produzcan estas micciones involuntarias nocturnas.
Una vejiga más pequeña de lo normal: si la vejiga del niño es más pequeña que el promedio es posible que no pueda retener la orina que produce mientras duerme y, por lo tanto, rebalsa.

“Es fundamental entonces detectar comorbilidades como la constipación o estreñimiento, los trastornos del sueño, respiratorios y de la conducta como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y oposición desafiante. De esta manera, cuando el diagnóstico se amplía, hay una alta posibilidad de que mejore la enuresis”, dice. Por el contrario, advierte, si no se identifican estas comorbilidades, es muy probable que se fracase en el tratamiento en el que se incluyen el uso de alarmas o medicamentos.

Por último, el experto concluye: “La enuresis tiene una tasa de resolución espontánea que, de acuerdo con estadísticas, se ubica en un 15% anual. El chico lo resuelve naturalmente, pero lo importante es que los profesionales puedan descartar otras condiciones y entidades relacionadas. Del total de niños y niñas que sufrían enuresis a los 5 años, solo el 15% permanecía con la misma condición antes de la adolescencia y solo el 1% después de la misma”.

Fuente: TN

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