Datos curiosos sobre la personalidad de los que se hacen tatuajes

NOTICIAS DE INTERÉS Crisitna Mercado
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Seguro que si tienes al menos un tatuaje en tu cuerpo hayas sentido la necesidad de volver a experimentar la tinta en tu piel. Y es que los tatuajes, amados por muchos y mal vistos por otros, nacen de la necesidad de definirse, ser singular o una persona única, reafirmarse, comprometerse y, al parecer, todo son ganancias para quien decide dar el paso.

«Después del primer tatuaje, se le pierde el miedo, pudiendo llegar a ser algo adictivo para algunas personas», explica Sheila Estévez Vallejo, psicóloga especialista en conflictos emocionales. La adrenalina inicial y las endorfinas posteriores tienen un papel fundamental, de aquí la necesidad de muchas personas de seguir tatuándose.

Tatuarse es, por tanto, un compromiso para toda la vida.

Te preguntarás por qué algunas personas le tienen miedo a esta palabra y, en cambio, son capaces de sellar tienta en su piel sabiendo que es complicado que eso puede eliminarse del todo si decidieran hacerlo desaparecer... La psicóloga asegura que no es lo mismo comprometerse con alguien a que una persona se comprometa con ella misma: «Tatuarse, generalmente, es una huella deseada y elegida por la propia persona, por lo que el compromiso se establece de ella a ella misma. Comprometerse implica confianza, valentía, generosidad e interés genuino», y cuando se trata de comprometerse con los demás, hay personas a quienes les cuesta poner encima de la mesa todos estos valores en el momento de establecer vínculos, o de relacionarse, de aquí que a estas personas se las identifique como poco o nada arriesgadas.

Qué significa tatuarse
Sheila Estévez Vallejo asegura que los tatuajes representan momentos, retos, promesas, recuerdos, ensalzar valores, subrayar creencias propias y pueden llegar a ser incluso «'short cuts' o accesos directos al propio inconsciente»: «El tatuaje tiene una intención inicial que después se va enriqueciendo con el paso de los años. Es un punto de referencia, hay un antes y un después de cada tatuaje que se hace una persona y suelen señalar momentos de transición, de cambio y de evolución personal».

Datos curiosos

Pese a que cada individuo tiene sus propios motivos para tatuarse o no hacerlo, existen una serie de datos que explican en más profundidad la psicología de los tatuajes. La psicóloga los enumera:

1. Suele haber diferencias entre las personas introvertidas y las extrovertidas tanto en la elección del proyecto/creación y de la zona, como en el tamaño y de los colores elegidos.

2. Por regla general, los tatuajes son más vistosos en el caso de las personas más abiertas.

3. Los tatuajes tienen una finalidad distintiva, 'ser una persona única', a su vez puede haber la intención de formar parte de un grupo, según sea el diseño elegido. «Ejemplos de ello serían: tatuarse el escudo del equipo de fútbol del que se sienten los colores, inmortalizar en el propio cuerpo símbolos pertenecientes a una tribu social con los que de identifica la persona o decidir marcar la piel con símbolos de la religión que se siente como propia.

4. Suele haber diferencias entre hombres y mujeres, basadas en muchos casos, por la propia fisiología corporal.

5. También los estereotipos de belleza y masculinidad tiñen las tendencias al decidir tener un tatuaje, independientemente de ser físicamente una mujer o un hombre.

6. La zona elegida muchas veces tiene que ver con una finalidad estética o, lo que es lo mismo, si la intención es que sea visto, o si es algo más personal e íntimo.

«Desde la Medicina tradicional China, la zona donde se decide hacer un tatuaje, de manera inconsciente, enmarca una intención: las manos son poder, el pecho tiene que ver con todo lo emocional, la espalda con las cargas que arrastra la persona, como ejemplos, pero también es importante tener en cuenta a su vez, si se hace en la zona derecha o izquierda del cuerpo y si la persona es diestra o zurda, ya que en un diestro la parte de la vida personal y familiar es toda la zona izquierda y en la derecha estaría la parte social y profesional. En el caso de una persona zurda sería justo lo opuesto», concluye la especialista.

Fuente: abc

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