Cinco errores que acabarán agotando tu cuerpo

ALIMENTACIÓN Y SALUD Cristina Mercado
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Aunque pueda parecer extraño, personas con un estilo de vida altamente comprometido con su salud pueden acabar envueltos en una espiral de fatiga y agotamiento de la que no saben salir. Se dice que los buenos atletas toman malas decisiones cuando están cansados y es más una realidad que un mito, porque determinados comportamientos destinados a mejorar tu rendimiento pueden estar ocasionando justo lo contrario, y cuesta mucho detectarlo cuando eres una persona que precisamente destacas por cuidarte. El principio general que deberíamos recordar siempre es que debemos conseguir un equilibrio entre estrés físico y recuperación si queremos lograr adaptaciones positivas. La teoría es sencilla y a pesar de ello estos son errores muy comunes entre personas que están entregadas a tope con el ejercicio físico:

Comer y beber poco, excesivamente poco

Una obsesión entre personas con alto nivel de actividad física es que ‘se note y se sienta’ su capacidad de rendimiento. En muchos casos sus aspiraciones van más allá de mantenerse en forma, puede que quieran participar en una prueba deportiva con ciertos resultados o que su modelo físico roce el de un cuerpo de calendario. A este nivel puede ocurrir eso de que comer un día en familia o con amigos saltándose la dieta se convierte en un drama; también pueden disminuir la ingesta de sal y de agua a lo mínimo posible porque ‘retengo líquidos y me siento con pesadez’, o pensar que con una hoja de lechuga y un trozo de merluza hervida se puede entrenar dos horas a fuego. Recuerda que un deportista necesita construir unos hábitos nutricionales sostenibles a medio-largo plazo. Mantenerse una vida entera en fase de definición acabará con nuestro organismo agotado.

Comer demasiado

Es el extremo opuesto al de los atletas que dejan de comer y beber.  Hablo de los que intentan superar el agotamiento acumulando calorías. Aunque pueda resultar contradictorio, sigue una lógica que esconde algo de realidad: ‘Si me encuentro agotado y la comida es energía comiendo más, tendré más energía’. Llegados a un punto de agotamiento máximo es fácil confundir el placer con la fatiga, y si has llegado hasta ahí agregar aún más calorías no revertirá el agotamiento.

Entrar en eso que se denomina ‘modo beast on’

Suena muy guay y puede que tenga algún sentido como arenga para darlo todo en un entrenamiento, el problema es que gente flipada la hay de todo tipo y condición, y una persona agotada puede optar por una pose espartana que le lleve a pensar que es el precio que tiene que pagar, que es parte de su existencia. El famoso dicho del ‘no pain no gain’ tiene mucho de esto. Esta manera de interpretar las señales de tu cuerpo es muy peligrosa porque asumes, por ejemplo, que el comienzo de una tendinitis sea algo lógico y ni te plantees parar hasta que el dolor sea tan grave que acabes teniendo que hacer un reposo absoluto durante semanas. Cuanto más cansados estemos, más importante es mantener la capacidad de autoevaluación para evitar males mayores.

Rechazar la ayuda

Saber identificar nuestro umbral de competencia es muy complicado en la mayoría de los casos. Si eres una persona muy en forma puedes acabar entendiendo que ya sabes todo lo que hay que saber, y que tienes capacidad para evaluar si lo tuyo es agotamiento, o un pequeño bache que se soluciona con un batido de proteínas más al día, o estirando un poco más. Escucha los consejos de profesionales o, incluso mejor, búscalos. Por mucho que sepas siempre hay alguien que sabe más o que, simplemente, te puede dar otro punto de vista.

Negar la evidencia

‘He hecho esto antes, puedo hacerlo ahora’. Bueno, igual ahora no es el momento y eso no significa que estés fracasando o que debas a toda costa seguir con tu empeño. Negar que no eres capaz de seguir con tu ritmo de entrenamiento es un pensamiento que se va a retroalimentar cuando el crono, la báscula, tus horas de sueño o lo que sea te demuestre claramente que no, que no puedes. Si rechazas frontalmente ese hecho, puede que tomes cualquiera de los cuatro caminos anteriores y eso suele acabar mal. El tipo de emociones que hay en tu cabeza cuando estás a tope y con una confianza máxima nada tienen que ver con las de un físico agotado.

No hay nada de malo en estar agotado. El problema es cuando ese agotamiento es entendido por muchas personas como el signo evidente de que han dado todo entrenando. Este estado físico es insostenible a largo plazo y entra en bucle. Trabajar de vez en cuando en un nivel de intensidad que nos deje sin reservas puede tener sentido, convertirlo en un sistema de entrenamiento diario es la antesala del descalabro. Recuerda que en la planificación deportiva las semanas de descarga están por algo, hasta los deportistas de más alto nivel tienen baches y descansos. No te creas invencible, ponle un poco de cabeza y que la fuerza te acompañe.

Fuente: abc

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