Señales que alertan falta de proteínas

Las proteínas son parte esencial en nuestra dieta, pues gracias a ellas se forman los músculos, cartílagos, ligamentos, piel, cabello y uñas.

Cuando tenemos una carencia de las mismas, nuestro organismo no funciona correctamente lo que puede tener graves consecuencias porque se puede afectar la reparación de los tejidos, la oxigenación y el sistema inmunológico.

Por ello, cuando hay una disminución, el organismo nos lo hace saber a través de las siguientes cinco señales.

Fatiga

Cuando no hay suficientes proteínas, el organismo no tiene la energía suficiente para cumplir las tareas habituales.

“Hay un mínimo necesario de proteínas que debemos de consumir cada día para que el cuerpo funcione de manera adecuada”, dice la dietista Elizabeth González, portavoz de la Asociación de Nutricionistas y Dietistas de Madrid.

Lo ideal es consumir entre 0,7 y 0,8 gramos de proteína por kilo de peso, aunque la cantidad puede ser mayor dependiendo la etapa del crecimiento o la actividad física que se esté realizando.

Cabello y piel débiles

El cabello se debilita y se cae ya que depende de las proteínas para estar sano.

En el caso de la piel, se pueden presentar arrugas y sequedad.

Pérdida de masa muscular

La disminución de la masa muscular tiene como consecuencia el impedimento para realizar actividades físicas que no representan gran esfuerzo.

Cuando la cantidad de proteínas es demasiado baja, se presentan calambres.

“El tipo de proteínas que comemos también parece jugar un papel en evitar la pérdida muscular”, explica la dietista Jennifer K. Nelson en la página web de la Clínica Mayo.

Mayores enfermedades

El sistema inmunológico requiere forzosamente de proteínas, por lo que si no las tiene, es más susceptible de padecer infecciones y resfriados.

Problemas estomacales

Las proteínas son requeridas para tener una buena digestión, por lo que si no se tienen, se puede padecer estreñimiento y gases.

¿Dónde encontrarlas?

La forma más sencilla de encontrar las proteínas es en alimentos de origen animal como la carne, leche, quesos, huevo o pescado.

Asimismo, la soja, lentejas, los garbanzos, almendras, maní  son alimentos que la contienen en altas cantidades.

Recuerda que debes consumir la cantidad adecuada, ni menos ni más.