El edulcorante sucralosa abre el apetito y podría engordar

ALIMENTACIÓN Y SALUD Claudina Navarro Walter para Cuerpomente
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La sucralosa es una de los aditivos edulcorantes más utilizados en los refrescos y en muchos productos ultraprocesados. Se utiliza para sustituir el azúcar y reducir el contenido calórico del producto. La sucralosa no aporta calorías.

 
La sucralosa aumenta las ganas de comer entre horas y el apetito en general de las mujeres y las personas obesas, según un estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California.

Recientemente publicado en JAMA Network Open, el estudio es uno de los más grandes hasta la fecha para examinar los efectos de un edulcorante artificial sobre la actividad cerebral y las respuestas del apetito en diferentes segmentos de la población.

EDULCORANTES ARTIFICIALES: UN TEMA CONTROVERTIDO
A pesar de su amplio uso, las consecuencias para la salud de los edulcorantes artificiales todavía son muy debatidas y no existe un consenso sobre los efectos en el metabolismo de la glucosa y el peso corporal.

Muchas personas recurren a los edulcorantes como parte de su estrategia para reducir peso, aunque su eficacia para este objetivo no está demostrada al cien por cien.

De hecho, como manifiesta una de las autoras del estudio, la doctora Kathleen Page, profesora asociada en la escuela de medicina Keck, incluso existen estudios que muestran que los edulcorantes pueden contribuir al aumento de peso, al desarrollo de la diabetes tipo 2 (adquirida) y otros trastornos metabólicos.

El estudio de la Universidad del Sur de California quiso analizar los efectos sobre distintos grupos de población para descubrir algunas de las razones que pudieran explicar los resultados contradictorios en investigaciones previas.

Para estudiar los efectos de la sucralosa, Page y sus colegas seleccionaron a 74 participantes que, durante el transcurso de dos visitas diferentes, consumieron 300 ml de una bebida endulzada con sacarosa (azúcar de mesa), una bebida endulzada con sucralosa. En una tercera visita simplemente tomaron agua para obtener datos de control.

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En las dos horas que siguieron, los investigadores observaron tres cosas: la activación de las regiones del cerebro responsables del apetito y los antojos de alimentos en respuesta a imágenes de productos ricos en calorías como una hamburguesa o una rosquilla.

La observación de la reacción cerebral se realizó mediante un tipo de escáncer denominado resonancia magnética funcional (fMRI). Además se midieron los niveles de glucosa (azúcar) en sangre), insulina y otras hormonas metabólicas en la sangre.

También se evaluó la cantidad de alimentos que los participantes consumieron en un buffet de refrigerios proporcionado al final de cada sesión.

El grupo de estudio estaba compuesto por un número igual de hombres y mujeres, que fueron clasificados como de peso saludable, sobrepeso u obesos, lo que permitió a los investigadores explorar las posibles diferencias entre los grupos de población.

LOS EDULCORANTES ARTIFICIALES PUEDEN HACER QUE ALGUNAS PERSONAS SIENTAN MÁS HAMBRE
Los estudios de imágenes mostraron una mayor actividad en las regiones del cerebro responsables de los antojos y el apetito, tanto en mujeres como en personas obesas, después de consumir bebidas que contienen sucralosa, en comparación con las bebidas que contienen azúcar real.

El estudio también mostró una disminución generalizada en los niveles de hormonas relacionadas con la sensación de satisfación después de que los participantes tomaron la bebida que contiene sucralosa, en comparación con cuando tomaron sacarosa, lo que sugiere que las bebidas endulzadas artificialmente pueden no ser efectivas para suprimir el hambre.

Finalmente, después de que las participantes bebieran la bebida que contenía sucralosa, comieron más en el buffet de refrigerios que después de tomar el refresco que contenía sacarosa, mientras que la ingesta de refrigerios no difirió para los participantes masculinos.

Page recomienda interpretar estos hallazgos con precaución, ya que todos los participantes ayunaron durante la noche antes del estudio y probablemente tenían más hambre de lo habitual.

El estudio es una contribución importante al debate sobre los efectos de los edulcorantes. Una posible conclusión es que las mujeres y las personas con obesidad pueden ser más sensibles a los edulcorantes artificiales.

En estos grupos, tomar bebidas endulzadas artificialmente puede engañar al cerebro para que sienta hambre, lo que a su vez puede tener como consecuencia un aumento del consumo decalorías.

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