¿Por qué nos dicen ahora que con 8.000 pasos es suficiente?

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Alfonso M.Arce para Abc
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Hace tiempo que las inocentadas no están reservadas para el 28 de diciembre, pero lo sorprendente es cuando algo que debería ser una broma resulta que va en serio. Este año se publicó un estudio que afirmaba que los 10.000 pasos diarios podía ser una cifra excesiva estimando que igual con 8.000 era suficiente. En la didáctica hay mucho de emocional, se puede comunicar generando gran alarma a sabiendas de que con el tiempo las advertencias se suavizan y solo recordamos la mitad. Si somos de esta escuela diríamos a todo el que nos quiera escuchar cosas como ‘si no haces dos horas de ejercicio diarias, te vas a morir de un infarto’, una exageración sin duda, pero que con el paso del tiempo convertiremos en una voz que en nuestra conciencia nos recuerda ‘tengo que hacer ejercicio por mi propia salud’.

Otra manera de comunicar consiste en celebrar cada paso y cada gesto como si fuera una gran proeza y así dar un refuerzo positivo, este enfoque se vería reflejado en una frase tipo ‘muy bien, has subido un piso por escaleras ¡Esto demuestra que puedes hacer lo que te propongas, que nadie ponga límites a tus sueños!’ Una alabanza tan excesiva de algo que no es especialmente difícil me resulta muy infantil, puede que incluso pretendiendo animar acabe siendo una manera de afrontar los retos demasiado condescendiente. El aplauso fácil no me gusta mucho, por lo que si eres una persona que busca el refuerzo positivo todo el rato y te gusta leer que con siete o diez mil pasos ya tienes suficiente, te ahorro el resto del artículo porque soy de los que defiende que en absoluto lo es. Es sano, bueno, recomendable. Pero no suficiente.

¿Por qué esta nueva cifra?

Hay un fenómeno en el terreno de la divulgación y en análisis de datos que en inglés se denomina ‘cherry picking’, cuya traducción literal sería ‘recolectar cerezas’, y que hace referencia a la falacia de prueba incompleta o supresión de pruebas que, en lenguaje simple, es esa fea costumbre de coger esto de aquí y eso de allá para construir el argumento que de antemano queremos defender. Pues bien, algunas de las noticias publicadas en relación a esta nueva cifra de pasos incluyen datos de una Encuesta de Salud y Nutrición hecha en Estados Unidos y de otro estudio de la Universidad australiana de Newcastle. En dichos estudios se intentaba establecer una relación entre el número de pasos y la mejora en determinados indicadores de salud de los participantes y comprobar, si es que fuera posible, cuántos son los pasos diarios recomendables. Las conclusiones me parecen un poco ambiguas ya que queda bastante demostrado que a mayor actividad, más salud (no hacen falta muchos estudios para esto), pero no hay ninguna conclusión respecto a un ‘número mágico’ de pasos al día. De hecho en uno de los estudios se menciona que en población adulta no se ha encontrado ningún límite a los beneficios de caminar o dicho de otra manera: cuanto más, mejor. Aún así hacen unas estimaciones en las que detectan que alrededor de los 8.000 es donde en ciertos segmentos de población ya sería suficiente para obtener  beneficios en nuestra salud. Si esto se convierte en un titular que busque el clic fácil en Internet, pasa categoría de ‘hallazgo espectacular’ porque ya estamos en que no son diez sino ocho mil la cantidad de pasos necesarios para tener una salud de hierro. Brillante.

Lo que te están pidiendo es que te muevas

 Humanos del futuro. Así nos encontraba Wall-E en la maravillosa película de Pixar. Este futuro distópico es cada vez más creíble.
El deporte no está hecho para todo el mundo y ante los problemas de obesidad y de sedentarismo de la sociedad actual, llega un momento en el que solo queda decir a los más remolones y remolonas ‘por favor muévete, solo tienes que caminar un ratito’. Para mí los diez mil pasos son casi una súplica y como todavía puede haber quien le parezca demasiado, pues muévete ocho mil ¿vamos a tener que acabar recomendando mil porque de aquí a veinte años no podremos ni levantarnos de la cama? Adaptar la exigencia a los niveles de apetencia de las personas creo que no funciona en general, en el ejercicio físico creo que todavía menos. Ni siquiera al atleta de élite le apetece salir de su descanso para comenzar un duro entrenamiento, no funciona así.

Te recomiendo que hagas la prueba

Hace un tiempo decidí por puro pique personal comparar el número de pasos de dos paseos bien diferentes, algo que jamás había hecho pero ya que escribo sobre esto de los pasos de vez en cuando pues mejor hacer el test yo mismo. Mi primer paseo consistió en caminar hasta llegar a diez mil pasos en un agradable paseo por el campo, prácticamente sin cuestas, con terreno firme y temperatura fresca de primera hora de la mañana. El móvil me indicó que en una hora y veinte minutos había hecho mis diez mil pasos, eso significa que el ritmo aproximado fue de 125 pasos al minuto. En algún lado he leído que 130 pasos se considera ya una actividad vigorosa, algo que no entiendo porque como os digo fue un paseo de relax absoluto en el que ni rompí a sudar y os aseguro que mi mejor marca corriendo 1.000 metros es vergonzosa. Frente a este paseo ‘superfit’ mirando el teléfono a ver cuándo podía dejar de caminar, también anoté el número de pasos y duración de una ruta de montaña en el Pirineo oscense en la que subí y bajé de un ibón tras cinco horas y media caminando y algo más de 22.000 pasos. El ratio de pasos por minuto en este segundo caso es mucho menor, sin embargo os puedo asegurar que fue una buena paliza en la que en los últimos minutos solo pensaba en llegar a reponer fuerzas y descansar. No hay ningún misterio, la cantidad de pasos dice poco del esfuerzo. Tiempo, distancia, desnivel, temperatura, el peso de la persona que camina y/o de la carga que lleva… todo influye para determinar la exigencia de ese esfuerzo, en definitiva la intensidad suficiente para crear mejoras. Una persona que se está recuperando de una lesión que le ha tenido en una cama de hospital dos meses, puede encontrar en dar veinte pasos seguidos un auténtico reto. Una persona anciana con una salud muy debilitada con dar un paseo, el que sea, igual es suficiente. En una población adulta y sana caminar no es suficiente, aunque sean diez mil pasos. Si ahora nos dicen que igual con ocho mil puede valer es casi un atentado contra la salud.

Poniendo en contexto los datos numéricos

Los números son traicioneros, por ejemplo diez segundos es un breve intervalo de tiempo en el que a duras penas nos da tiempo a nada. Cien metros es una distancia que hasta el más sedentario recorre unas cuantas veces al día, pues bien, muy pocos hombres han sido capaces de recorrer cien metros en menos de diez segundos y ninguna mujer lo ha conseguido nunca. Es una manera simplísima de entender la importancia de la velocidad aplicada a la distancia. Si haces diez mil pasos pasando un día entero de compras en un centro comercial descansando de vez en cuando para reponer fuerzas y tomarte cualquier sabrosísima guarrería que puedas encontrar, igual es una maravillosa experiencia de ocio, pero tu día no ha sido un ejemplo a seguir desde un punto de vista de salud. Los récords del mundo de 50 kilómetros marcha, esa disciplina en la que se camina tan rápido como se puede pero sin perder el contacto con el suelo como ocurre al correr, completan esta distancia por debajo de 3 horas treinta y cinco minutos, no sé el número de pasos, pero es demoledor ya que si echáis cuentas están recorriendo el kilómetro por debajo de los cinco minutos toda esa distancia ¡caminando!

Qué ocurre si incorporamos la variable del peso. En el siguiente vídeo podéis ver a unos ‘chiquitines’ intentar dar unos pasos (alguno no consigue ni uno) llevando sobre sus hombros un yugo cargado con  590 kilogramos y, si lo logran, 710 en una segunda ronda. Una persona del público se acercó a uno para advertirle que había contado veintidós pasos, que le faltaban muchos miles. Todavía hay equipos de limpieza buscando restos de este sujeto. Así se ven unos pocos pasos con más de media tonelada sobre tu espalda:

Mucho más ligeros pero a ocho mil metros de altura y con temperaturas gélidas, a estos montañeros no parece irles mucho mejor que a nuestros forzudos del yugo:

 Si no entenderías que globalmente se recomendara que para estar sanos tenemos que hacer cuatro series de cuatro repeticiones de sentadillas son 48,5 kilos, por inventarme algo ¿Por qué aceptamos sin rechistar un estándar de salud ‘mundial’ en el número de pasos que tenemos que hacer al día? Para mí la respuesta es simple: estamos llegando a unos niveles de sedentarismo que cada vez se pide menos porque ese poquito es mucho más que nada. Si queremos mediocridad, lo estamos haciendo de maravilla. Si tienes sesenta años y tu salud está perfecta caminando me parece bien. Si miras a los adolescentes reunidos pero cada uno mirando la pantalla de su móvil con una bebida energética en la otra mano y quieres incidir en la idea de que con poco esfuerzo estarán perfectos, adelante. Yo me posiciono en el bando que reclama más actividad y más ejercicio físico. Es un bando muy solitario así que… ‘que la fuerza nos acompañe’.

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