La verdad sobre el aceite de palma: está en más alimentos de los que crees

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Melissa González para Abc
aceite-palma-kfs--620x349@abc

Si te desplazas por las distintas estanterías de un supermercado, verás que hay varios productos en cuya etiqueta se puede leer 'sin aceite de palma'. ¿Qué quiere decir esto? Para empezar hay que saber lo que es este tipo de aceite, que se produce a través de los frutos de la palma africana 'Elaeis guineensis' y actualmente es uno de los principales aceites utilizados para la producción alimentaria y cosmética. Sin embargo, y gracias al nuevo reglamento europeo 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, en la etiqueta de los alimentos debe especificarse su presencia (o en este caso su ausencia), aunque anteriormente podía camuflarse como «aceites vegetales».

Y si en la etiqueta se especifica la falta del aceite de palma, ¿quiere decir que es buena señal? Para la dietista-nutricionista Belén Siscar, sí: «Si analizamos en detalle de qué se compone el aceite de palma, observamos que está compuesto en su mayor parte por ácidos grasos saturados.

A día de hoy sabemos que no todos los ácidos grasos saturados son nocivos para nuestra salud ya que dentro de este grupo existen diferentes tipos, pero en concreto el aceite de palma es muy rico en ácido palmítico (de ahí su nombre), y este ácido sí ha demostrado no ser saludable porque se relaciona con distintas patologías como aumento del riesgo cardiovascular, grasa visceral, diabetes, cáncer…», aclara la experta en nutrición.

Ni un punto a favor
Sin embargo, el principal problema con el aceite de palma son los subproductos que se forman en su proceso de refinado (al cual se somete para mejorar sus características organolépticas), puesto que estas sustancias son muy perjudiciales para la salud; son compuestos carcinógenos.

Entre tantos aspectos negativos cuesta pensar que el aceite de palma cuente con algún tipo de beneficio para nuestra salud y, efectivamente, no es el caso. Al parecer, si viviésemos en algún país tropical productor de este aceite y su formato fuera virgen extra podríamos considerarlo una opción pero, tal como explica Belén Siscar, viviendo en España y teniendo el aceite de oliva virgen extra, que es el aceite de mayor calidad que podemos encontrar en nuestro país, «no tiene ningún sentido utilizarlo ni plantearnos su consumo».

Al mismo tiempo, como hemos mencionado anteriormente, nadie compra aceite de palma para cocinar, sino que está presente en alimentos ultraprocesados que, además del aceite de palma, contienen azúcares, harinas de mala calidad, etc., por lo que evitar el consumo de este tipo de alimentos «nos hace de manera directa no consumirlo».

Un aceite contaminante
La palma se cultiva en países tropicales como Brasil, Camboya, Tailandia… pero su mayor producción se concentra en Indonesia y Malasia, donde la producción de este aceite ha provocado la deforestación de múltiples bosques tropicales, apropiación de tierras, desaparición de diversas especies animales, etc., según la OCU.

Hay algunas plantaciones que aseguran que sí cumplen con una producción sostenible, no obstante, la huella de carbono que produciría el transporte desde esos países tropicales hasta el nuestro provoca que lo siga sin ser.
Este tipo de aceite que flaco favor parece hacer a nuestra salud y al medio ambiente, se suele utilizar para fabricar alimentos ultraprocesados, como por ejemplo snacks y pasteles, productos precocinados, aperitivos y patatas fritas, cremas y productos para untar… «Su gran uso se justifica por sus dos cualidades principales: resulta más económico frente a otras grasas vegetales como podrían ser el aceite de coco o el aceite de oliva virgen extra (de mayor calidad) y por su versatilidad en la producción de alimentos puesto que permanece sólido a temperatura ambiente, lo que permite dar consistencia y untuosidad a los alimentos», concluye en su explicación la dietista-nutricionista Belén Siscar.

Últimas publicaciones
Te puede interesar
Lo más visto