Si buceas en tu cerebro, podrás acabar con la ansiedad

NOTICIAS DE INTERÉS Sandra PALACIOS para Abc
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Ferran Cases (Barcelona, 1984) conoció a Sara Teller (Barcelona, 1986) de forma fortuita en clases de qigong en un centro budista cerca de la Sagrada Familia, en Barcelona. Compartían entonces la que es la base de su nuevo libro: la ansiedad. A través de ' El cerebro de la gente feliz' (editorial Grijalbo), Cases, escritor y divulgador, describe vivencias personales relacionadas con este trastorno, con las que el lector puede verse identificado, y Teller, física y doctora en Neurociencia, explica la base científica de estos hechos, qué ocurría en su cerebro.

¿Se puede superar la ansiedad con ayuda de la neurociencia?

Ferran Cases: La neurociencia puede llegar a ser una de las patas imprescindibles para conseguir este propósito. Al final conocer qué nos sucede y por qué, nos da tranquilidad y estrategias para luchar contra ella.

¿En qué consiste su método?

F. C.: En entender el proceso multidisciplinar que es necesario llevar a cabo para superar la ansiedad. Ir al psicólogo está genial y es imprescindible, pero hay muchas otras cosas que tendremos que hacer: deporte, meditación, mirar qué comemos o cómo dormimos nos ayudará a tener un cerebro feliz y así no sufrir ansiedad.

¿Conocer cómo funciona nuestro cerebro hace que podamos controlar un ataque de ansiedad?

Sara Teller: La emoción primaria que se esconde tras la ansiedad es el miedo. Entender cómo funciona nuestro cerebro ayuda a que el miedo desaparezca, o por lo menos, a que este se vuelva más racional. El desconocimiento puede llevarnos a pensar en los peores escenarios. Cuando entendemos el porqué de las cosas, el temor disminuye, nos sentimos más seguros y esto no ayuda a controlar el ataque de ansiedad.

¿Hay gente que tiene ansiedad generalizada y no lo sabe porque desconoce los síntomas?

F. C.: La ansiedad afecta al sistema nervioso y los síntomas pueden ser múltiples. Me he encontrado de todo: desde pinchazos, opresión en el pecho, migrañas, mareos, parálisis o ese tic insufrible en el párpado.

«Desarrollé parálisis corporal tras ocho años con ansiedad generalizada a diario», Ferran Cases
¿Qué nos puede pasar a la larga si no detectamos que tenemos ansiedad?

F. C.: Depende de cada uno. En mi caso desarrollé parálisis corporal tras ocho años con ansiedad generalizada a diario. Pero diría que es imposible no detectarla si realmente la tienes, porque el cuerpo avisa en forma de sintomatología.

En su libro dicen que hemos sobrevivido como especie gracias al estrés. ¿Hay un estrés bueno y otro malo?

S. T.: A muchos psicólogos les gusta diferenciar entre dos tipos de estrés: el distrés y el eustrés. El distrés es causado por factores negativos (como puede ser un despido laboral o que te deje tu pareja) mientras que el eustrés se desencadena debido a factores positivos (celebrar una boda o planificar un viaje largo). Desde mi punto de vista, cuando sufrimos de ansiedad generalizada cualquier cosa estresante, sea por motivos 'positivos' o 'negativos', alterará nuestro cerebro, incrementando aún más nuestro estado de ansiedad.

De forma general, ¿tiene la gente más estrés y ansiedad que antes de la pandemia?

F. C.: Sin duda, sí. Los últimos estudios apuntan a un incremento del 45% en España. Según la OMS, 1 de cada 3 adultos sienten ansiedad o estrés y en adolescentes la cosa aumenta hasta la mitad de la población. Tenemos que entender que la ansiedad es miedo y este puede desarrollarse por una falta de control. No ver que la vida es cambiante y que de un día para otro todo nuestro entorno puede variar, es aferrarse a una mentira muy común que nos hará tener miedo y ansiedad. Como sociedad tenemos el deber de aprender a vivir más al día a día y menos preocupados por lo que pueda suceder mañana.

«Tenemos prácticamente el mismo cerebro que nuestros antepasados 'los cazadores-recolectores'», Sara Teller
¿Nuestro cerebro es capaz de asimilar la cantidad de impactos audiovisuales a los que estamos expuestos diariamente? ¿Esto está relacionado con la ansiedad?

S. T.: Hasta ahora, el cerebro evoluciona cada 100.000 años. Eso significa que tenemos prácticamente el mismo cerebro que nuestros antepasados 'los cazadores-recolectores'. Este órgano aún no ha tenido tiempo suficiente para adaptarse a todos los vertiginosos cambios que ha habido en estos últimos años, entre ellos: estar rodeados de tantas pantallas. La mayoría de la información que recibe el cerebro de fuera es por la vista. Cuando disminuimos estos estímulos visuales, nuestro cerebro se calma. Aparte, se ha visto que la luz azul de las pantallas perturba gravemente nuestro descanso.

En su libro explican que cuando sufres ansiedad, el cortisol aumenta durante la noche a dosis más altas de lo normal haciendo que no puedas dormir o que duermas peor. ¿Hay algo que se pueda hacer para contrarrestar esto?

S. T.: En el libro damos muchos tips de cómo poder descansar mejor, cosas sencillas como cerrar pantallas un rato antes o poner una luz tenue, leer unas líneas antes de acostarte... Pero también enfatizamos qué hábitos debes cambiar durante el día para que te sea más fácil dormir con tranquilidad. Hay muchas cosas que puedes hacer, incluso aquello que comes durante el día puede afectar a tu sueño, ya ni hablemos de tomar café o estimulantes de ningún tipo. No es solo seguir una buena higiene del sueño, para reducir el cortisol uno también tiene que prestar atención a lo que hace y piensa durante el día.

¿Cuáles son los rasgos que definen a un cerebro feliz?

S. T.: A nivel neurocientífico, un cerebro feliz es aquel que presenta una actividad neuronal normal en todas sus áreas y que libera unas sustancias químicas concretas (llamadas neurotransmisores) que hacen que puedas sentirte bien y en calma.

¿Cómo podemos llegar a tener un cerebro feliz?

F. C.: Aceptar aquello que nos sucede, conocernos bien, tener sentido del humor o ser resilientes son algunas de las actitudes ya demostradas. Sabemos que el objetivo es que nuestro cerebro segregue oxitocina para sentirse confiado y poder dar y recibir amor, dopamina para sentirse motivado, serotonina para no caer en la apatía y la depresión y endorfina para sentirnos felices. A mí me gusta ser muy práctico y lo que nos diferencia de la búsqueda de la felicidad de los antiguos filósofos como Aristóteles, es que ahora podemos demostrar cosas a través de la neurociencia. Sabemos que, haciendo deporte, comiendo bien, durmiendo las horas recomendadas y muchos hábitos más, un cerebro en constante serenidad está al alcance.

«Si cambias aquellas creencias que te limitan, probablemente surgirán en ti menos emociones 'negativas'». ¿Cómo podemos llevar esto a cabo?

S. T.: El primer paso consiste en identificar las creencias que nos están limitando; no podemos gestionar aquello que no vemos que está ahí. Una vez tomamos conciencia de estas creencias, es importante cuestionarlas, pasarles el filtro de la razón, para que estas pierdan fuerza. Aquí la figura de un psicólogo es clave.

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