Tres preguntas con respuesta para saber si sufres dependencia emocional

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Silvia Congost para Abc
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Se calcula que como mínimo, el 30% de la población sufre dependencia emocional, es decir, la frecuente situación en la que no estás bien en una relación, sufres, ves claramente que aquello no va a ninguna parte, pero con una excusa u otra, siempre acabas decidiendo que lo mejor es seguir, ya sea porque no te ves capaz de enfrentarte a quedarte sin esa persona o porque te autoengañas pensando que eso tiene solución y puede cambiar.

Cuando uno ha sufrido dependencia emocional y se ha recuperado de esa destructiva adicción, ve con mucha nitidez todas las personas que están a su alrededor y sufren lo mismo. Como nadie nos prepara ni nos educa para detectar e identificar la dependencia, cuanta más información tengamos al respecto más facilmente podremos huír de ella si trata de devorarnos.

En mi opinión, para aprender y para crecer, es muy importante hacernos preguntas que nos ayuden a pensar y analizar qué es lo que nos está ocurriendo y por qué, que nos permitan viajar hacia adentro y encontrar así las respuestas que, en realidad, todos ya tenemos en nuestro interior.

A continuación te propongo tres preguntas que deberías hacerte, para saber si sufres dependencia emocional.

1. ¿Has querido huír alguna vez?
¿Hay momentos en los que ves claro que deberías salir de esa relación, que sería mejor que se acabara e incluso sientes la necesidad de huír de allí a pesar de que luego te eches atrás y trates de olvidar todo lo que habías pensado?

Es habitual. Quien sufre dependencia emocinal no es tonto ni está ciego. Siempre tiene momentos de claridad y conciencia en los que ve con nitidez lo que está sucediendo. El problema es que su cerebro adicto a esa persona no quiere ni plantearse la opción de seguir adelante con la ruptura y quedarse sin ella. Prefiere seguir sufriendo, porque ya está acostumbrado a ese dolor, es una zona que conoce y tiene la falsa seguridad de que si corta la relación, sufrirá mucho más. Es una creencia totalmente errónea pero en ese momento es complicado darse cuenta.

2. ¿Necesitas que cambie algo importante?
¿Sientes que necesitas que la otra persona cambie algo que para ti es importante y necesario para conseguir estar tranquilo/a y a gusto a su lado?

Todos podemos pedirle a nuestra pareja que trate de modificar algunas conductas o actitudes que nos dañan o nos parecen inapropiadas. El problema llega cuando lo que no nos gusta o queremos cambiar de esa persona, es algo que forma parte de ella, de su personalidad, de sus gustos o preferencias, de su forma de ser, de relacionarse y comportarse. No tiene sentido elegir a alguien y luego estar esforzándote día tras día para que sea diferente y se ajuste a lo que tú deseas. Tiene mucho más sentido elegir una persona que te gusta como es y a la que aceptas precisamente por ser así.

3. ¿Vives en lucha para que funcione?
Te das cuenta de que la relación es complicada, de que siempre tropiezas con los mismos problemas, dificultades y diferencias, por lo que intentas cambiar tú, adaptarte a cosas que a menudo no encajan contigo ni con tus valores, dejas de hacer actividades que te gustarían, de quedar con gente que te gusta, y poco a poco te vas perdiendo a ti mismo/a. Tu único objetivo es seguir en esa relación y tener cuantos menos problemas mejor.

Si te sientes que lo que estás viviendo encaja con estas tres situaciones y tu respuesta a las preguntas ha sido un «sí», sufres dependencia emocional. Debes tener claro que se trata de una adicción que con las herramientas adecuadas se puede superar para siempre y que tratar de lograrlo siempre nos aporta cosas buenas.

Salir de ahí siempre supone una mejora en nuestra vida y es entonces cuando nos damos cuenta de que el aprendizaje que hacemos es tan grande, que lo único que lamentamos es no habernos decidido antes

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