Qué es el fisting y cuáles son los riesgos de esta práctica sexual extrema

SEXUALIDAD Camila MARTINEZ
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En prácticas sexuales la variedad es enorme. Mientras que para muchos priman los besos, las caricias, la penetración, la masturbación y el sexo anal u oral, hay quienes prefieren el BDSM (bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo) o incluso el fisting, una práctica que se ha hecho popular en los últimos años y que entraña grandes riesgos.

El fisting o 'fist-fucking' designa una práctica que consiste en la introducción del puño en la vagina o el ano ('fist' significa puño en inglés). Este hábito se puede llevar a cabo con uno mismo o con otra persona y, en los casos más extremos, se llega a introducir parte del brazo. Puede parecer excitante o violento, pero tal como lo califican los expertos en sexología el adjetivo que más lo define es peligroso. ¿Por qué? Valérie Tasso, escritora, sexóloga, divulgadora y embajadora de Lelo, explica que si, por ejemplo, se practica en el ano, lo más seguro es que produzca «algún tipo de lesión de mayor o menor importancia».

No obstante, hay otra connotación que convierte el fisting en una práctica arriesgada: es peligroso también por el componente simbólico que supone el afrontarlo. «El fisting viene, de alguna manera, a hacer explícito el cuestionamiento del 'límite'; sentir, por ejemplo, que no hay limitaciones en el sujeto a la hora de ser penetrado (ni físicas ni psicológicas)», manifiesta la experta. Es precisamente esa categorización de extrema la que puede estimular en determinados individuos su práctica.

Práctica poco segura
Por muchas vueltas que se le de a este peligroso método, es complicado encontrarle un lado confiable, es decir, que no produzca algún tipo de daño, y tampoco está muy confiada Tasso de que los practicantes de esta modalidad erótica estén especialmente preocupados por la completa seguridad, sin que ello signifique tampoco que quieran lesionarse.

«No parece disparatado suponer que el origen de esta práctica esté culturalmente situado en algún tipo de tormento o tortura (tipo empalamiento) y el fisting sea una traslación de carácter 'festivo' (fuera de contexto original) y 'erótico', pero que preserva, y eso lo pueda hacer atractivo a los practicantes, su originaria voluntad de que al realizarla 'puede pasar algo desagradable'», comenta la sexóloga.

La sexóloga Silvia Sanz recomienda, por su parte, que si es la primera vez que se va a practicar resulta «imprescindible hablar con la pareja sexual con el fin de generar un buen clima de confianza» e ir gradualmente realizando la técnica, ya que requiere de bastante preparación, experiencia y conocimiento. «No es una práctica sencilla. No olvides plantear lo que deseas consentir y que no, estableciendo límites. Y utilizar todas las medidas de higiene y lubricación adecuadas», dice.

De todos modos, si se quiere realizar con algo de garantías, conviene emplear lo que dicta lo más elemental del sentido común. Por ejemplo, y después de asumir que existe un absoluto consenso y convencimiento en practicarlo, «tener en cuenta la progresividad»; la musculatura vaginal es flexible y tiene, en las condiciones oportunas, un cierto margen de dilatación, pero ello no nos debe hacer olvidar que debe irse dilatando y relajando de manera progresiva. Eso sí, en el ano y en el recto la cosa se complica. «Su margen de dilatación no es tan amplio y, además, actúa sobre el esfínter interno el sistema nervioso autónomo, lo que significa que no es controlado de manera consciente por el sujeto pasivo», señala Tasso. Además, continúa, «su mecánica de movilidad y funcionalidad es excretora; está preparado para expulsar, pero no para recibir».

Cómo llevarlo a cabo
Las mucosas vaginales y anales son delicadas y es posible que se dañen los vasos sanguíneos, provocando sangrados y dolor. Por este motivo, comenta Silvia Sanz, es probable que si no se toman medidas de prevención (guantes diseñados para esta práctica, preservativos...) exista el riesgo de «contraer infecciones de transmisión sexual a través de la sangre». Además, con el objetivo de disminuir el riesgo de lesiones es conveniente que «se estimule previamente la zona gradualmente y el uso de lubricantes» a base de silicona o aceite para evitar posibles heridas a causa de la fricción. La paciencia y la lentitud gradual a la hora de practicarla es fundamental.

Por ello, la paulatina dilatación de la zona es fundamental y debe hacerse sin ningún tipo de prisa y valorando la situación en cada momento. A tal efecto, cuenta Tasso, hay que emplear los dedos «uno a uno» y en fase más avanzada los cinco dedos colocados como «en forma de pico de pato», y también pueden ser de utilidad en la industria de la juguetería erótica los «plugs anales o los masajeadores prostáticos» que ya están concebidos para, desde el recto y el periné, estimular la próstata. «Jugar previamente con estos objetos de placer ayuda a no empezar 'en frío' e ir excitándose poco a poco», comenta.

Aun así, hay un segundo aspecto importante que posibilita lo que hemos llamado la «progresividad»: el uso abundante de una sustancia lubricante de base acuosa y especialmente diseñada para su uso en interacciones sexuales. Esto es necesario, «pues los niveles de lubricación que requiere elfistingdifícilmente se producen de manera natural y mucho menos en el ano, incluso estando muy excitados».

Un tercer aspecto que no convendría descuidar en ningún momento y por las características especiales de esta práctica es la cuestión higiénica o sanitaria. Hay que tener «máxima higiene previa en las zonas que van a entrar en contacto (el haber realizado, por ejemplo, una ducha anal –enema- antes del encuentro aumenta la confianza y, por lo tanto, facilitará la relajación en el momento de dilatar), empleo de guantes de látex si con posterioridad se va a realizar un coito y uso de preservativo, pues las posibilidades de sangrado habrán aumentado considerablemente y prestar atención a su cuerpo con posterioridad (hay desgarros y traumatismos intestinales que pueden no notarse en el momento de la práctica, pero manifestarse después)», alerta Válerie Tasso.

Por último, y no menos importante, la sexóloga advierte de la importancia del sentido común. Eso es poner atención a que no exista ningún elemento que pueda resultar traumático y/o cortante, «tipo anillos o uñas largas». «Es importante también recalcar que tan complicado es introducir como extraer, con lo que conviene prestar especial atención y cuidado también cuando se retire, intentando seguir el movimiento muscular natural de excreción en el recto y ano y el movimiento de expulsión que producen los músculos vaginales», concluye.

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