Verdades y mentiras sobre el limón: ¿sirve realmente para adelgazar?

Del fruto del limonero se ha dicho de todo. Que si adelgaza si lo tomas en ayunas, que si sirve como ambientador si lo partes a la mitad y lo dejas en el frigorífico, que es capaz de quemar la grasa o incluso que funciona como una especie de depurador natural del organismos... Pero todos estas afirmaciones, especialmente esta supuesta capacidad detox, no tienen evidencia científica alguna ni estudios que avalen esas tesis. Lo que sí se sabe sobre el limón es que es un fruto que podemos encontrar en el mercado durante todo el año y que es rico en vitamina C (50 mg por cada 100 gramos de porción comestible), con pocas calorías y propiedades antioxidantes. Además es un alimento de proximidad pues según explican desde AILIMPO (Interprofesional Nacional del Limón y el Pomelo). 

Los limones se pueden clasificar ¡, según su tamaño, en: pequeños, medianos y grandes; y por su color en verdes y amarillos. El que más se consume en España es el amarillo y grande, con una pulpa que apenas tiene semillas y con una cáscara gruesa, un tanto rugosa y muy aromática.

Sus nutrientes se reparten en su pulpa, su corteza y en la capa blanca que se encuentra bajo la corteza. Así, según los expertos de la FEN (Federación Española de Nutrición), la pulpa contiene ácidos orgánicos como el cítrico, el málico, el acético y el fórmico; y compuestos fenólicos como los ácidos cafeico y ferúlico que son potentes antioxidantes. Aunque en realidad los componentes más interesantes del limón son los fitonutrientes, en concreto los limonoides, que se encuentran en la corteza. De ahí que no resulte extraño que la sabiduría popular haya incluido en numerosas recetas, tanto dulces como saladas, la ralladura del limón.

Por tanto, no es que el limón tenga cualidades milagrosas, sino que es uno de los alimentos cuyas propiedades nutricionales hacen que sea una buena opción de la que beneficiarse en el marco de una dieta equilibrada. De hecho, otra ventaja del consumo del limón es que el hecho de ser fuente de Vitamina C ayuda al organismo a mejorar la absorción de hierro «no hemo» (el que aportan los alimentos de origen vegetal como las legumbres, las hortalizas de hoja verde o los frutos secos). Por ejemplo, si aliñamos una ensalada de lentejas o un plato de espinacas con jugo de limón aumentaremos la absorción del hierro «no hemo» de estos alimentos. Aunque otra opción puede ser acompañar la ingesta de estos vegetales con una bebida a base de agua con limón exprimido.

La vitamina C tiene además un papel importante en la síntesis de colágeno y en la reducción del riesgo de sufrir infecciones, según asegura Carme Ferrer, dietista-nutricionista de Alimmenta.

Otros nutrientes interesantes son la vitamina A y los minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio y el potasio. En cuanto a su valor calórico, cabe destacar que es bajo (22 kcal por cada 100g), ya que su contenido es mayoritariamente agua (cerca de un 90%).

Puede dañar el esmalte de los dientes si...
El consumo frecuente y excesivo del jugo extraído del limón puede llegar a ser abrasivo y poner en riesgo la salud de los dientes, provocando erosión dental, debilitamiento y daño en el esmalte dental. Por eso a la hora de consumir el limón, la dietista-nutricionista Carme Ferrer aconseja: sorber el zumo a través de una pajita para que no toque los dientes; enguajarse con agua después de tomar el zumo para eliminar lo máximo posible el ácido de la boca; consumir agua de forma recurrente, esperar de 1 a 2 horas para cepillarse los dientes y procurar utilizar una crema dental con fluoruro para disminuir la sensibilidad y preservar los dientes.

Además tanto esa citada capa blanca que encontramos bajo la corteza (que además aporta fibra soluble en forma de pectina) como la pulpa contienen flavonoides (citroflavonoides) entre los que destaca la hesperidina, la diosmina, la naringenina y la eriocitrina. Todos ellos son compuestos antiinflamatorios que contribuyen a la prevención de enfermedades.