¿Qué es la dieta frigana y en qué consiste el friganismo?

DIETAS Gina NAVARRO
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El friganismo es un estilo de vida caracterizado por el activismo, el anticonsumismo y la conciencia social y ambiental que incluye una serie de preceptos éticos y políticos en relación con la alimentación.

La palabra es una adaptación al español del término en inglés "freegan", fusión de "free" (libre y gratuito) y "vegan" (vegano), aunque no todos los friganos renuncian por principio a los productos de origen animal.

En pocas palabras, el friganismo defiende alimentarse con productos que se consiguen gratuitamente para no contribuir a un sistema alimentario y económico injusto y ambientalmente insostenible.

“Hoy se desperdicia más comida de la que podría ser consumida por todas las personas con hambre”, según Tristram Stuart, autor del libro Despilfarro. Los países ricos desechan la mitad de sus recursos alimentarios y en el conjunto del planeta el desperdicio llega a un 30%, según la FAO.

El friganismo es una respuesta a esta situación y constituye un movimiento anticapitalista, igualitario y ecologista, que denuncia el capitalismo, la explotación de humanos y animales, el consumo excesivo y el desperdicio de alimentos.

¿DE DÓNDE VIENEN LOS FRIGANOS?
Las actitudes que definen el veganismo probablemente aparecieron simultáneamente en el seno de los grupos contraculturales alternativos en Estados Unidos y Europa.

La entrada de la Wikipedia en inglés menciona como pioneros al grupo anarquista de teatro callejero Diggers (cavadores), que en la década de 1960 suministraba viviendas, alimentos y atención médica gratuita en la zona de San Francisco (Estados Unidos).

La palabra "freegan" fue inventada en 1994 por Keith McHenry, cofundador de Food Not Bombs (alimentos no bombas), un grupo anarquista que distribuía comidas vegetarianas gratuitas como protesta contra el militarismo y como una forma de brindar solidaridad.

¿QUÉ QUIEREN LOS FRIGANOS?
Los friganos quieren luchar contra una serie de problemas, entre ellos:

Las granjas industriales.
Las dificultades de millones de personas para acceder a los alimentos.
La enorme cantidad de basura u otros desechos que se producen todos los días.
La creciente contaminación del medio ambiente.

En los medios de comunicación mayoritarios, los friganos a menudo aparecen como personas que comen gratis porque rebuscan en los contenedores la comida que tiran las tiendas u otras personas.

Pero el objetivo de los friganos no es ahorrarse un dinero, sino aprovechar la comida que está en buen estado para no contribuir al ciclo de exceso de producción y desperdicios que está favoreciendo el cambio climático y las relaciones injustas entre personas.

Los friganos aplican la misma filosofía a todos los ámbitos del consumo: ropa, electrodomésticos, bienes culturales, etc.

ASÍ ES COMO VIVE UN FRIGANO
Para llenar la despensa y el frigorífico, los friganos se organizan para recuperar los alimentos que se descartan en los supermercados y restaurantes.

Rebuscar en los contenedores es una opción, pero este comportamiento está prohibido en muchas ciudades españolas y puede conllevar multas de hasta 900 euros. Para "salvar alimentos" existen otras alternativas legales:

Las iniciativas de foodsharing (compartir comida) organizan fiestas y todo tipo de eventos donde se preparan comidas comunitarias con alimentos descartados, aportados por los propios participantes, por comercios o empresas.
Los bancos de alimentos se ponen de acuerdo con empresas del sector alimentario para distribuir los alimentos sobrantes entre personas necesitadas. Este tipo de iniciativas no tienen el matiz contestario del friganismo, pero ofrecen una solución práctica similar.
Aplicaciones para móviles como Too Good To Go permiten que los restaurantes, supermercados y otros comercios ofrezcan a precio reducido los productos que no han podido vender y corren riesgo de estropearse.

SI QUIERES PRACTICAR EL FRIGANISMO...
Si quieres probar el friganismo, hay algunos aspectos sobre los que conviene reflexionar:

No conviene dejar un asunto crucial para la salud como es la alimentación a la suerte de conseguir una comida de composición imprevisible en el último momento, algo en lo que pueden caer las personas que utilizan una aplicación como Too Good To Go, por ejemplo.

Si se recurre a la comida descartada por los supermercados hay que saber reconocer el estado de los alimentos y cómo interpretar las etiquetas.

Por ejemplo, no es lo mismo la fecha de caducidad de la fecha de consumo preferente. Una vez superada la fecha de caducidad, el consumo representa un riesgo. En cambio, la fecha de consumo preferente indica el momento en que el producto puede perder calidad organoléptica, pero su ingesta continúa siendo segura.

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