El daño que te haces aumentando la velocidad de los audios de WhatsApp

NOTICIAS DE INTERÉS Melisa GONZÁLEZ para abc
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Vivimos con prisa. Por mucho que nos digan aquello de «más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto», solo lo aplicamos a la velocidad en la que conducimos. Reconozco que cruzo algunas calles estrechas cuando veo que no hay ningún coche a la vista, sin esperar a que el semáforo se ponga en verde para los viandantes, y me impaciencia en exceso descolgar un teléfono y que no me lo cojan en los tres primeros pitidos. Cuando lo hago, porque no soporto hablar por teléfono...

Sin embargo, y pese a que cada vez se nos facilita más la vida para que no desperdiciemos ni un solo segundo de nuestro valioso tiempo, que WhatsApp haya encontrado la forma para que aquellos audios en los que nos desahogamos tranquilamente en diez o quince minutos puedan reducirse a casi la mitad porque dicho audio se acelera no es una noticia que me haya hecho especial ilusión. La razón es sencilla: no es más que la respuesta que tienen a todas aquellas «quejas» por que estas grabaciones auditivas se nos hacen «eternas» de vez en cuando. No tuvieron en cuenta, en cambio, que con esta solución no reconocemos la voz de quien nos habla. Tampoco sus pausas, por si en algún momento se les entrecorta la voz, ni mucho menos el tono en el que se dicen las cosas; con semejante velocidad una ya no sabe si ha levantado la voz o sigue en los mismos decibelios de antes.

Las dos nuevas velocidades que ha incorporado WhatsApp, 1.5x y 2x concretamente, parecían la solución a los audios largos que de vez en cuando recibimos de nuestros contactos. Esos con los que nos cachondeamos diciendo que se coman un puñado de pipas mientras lo escuchan para que se haga menos «pesado» pero que, mientras reduce el tiempo de escucha nos aleja más del mensaje y de la persona que lo manda.

 El hecho de tener que escuchar un audio a velocidad rápida puede desencadenar una respuesta de estrés en el organismo»Paloma Rey , Psicóloga
Fuente de malentendidos
Paloma Rey, psicóloga general sanitaria, tiene la misma opinión: «Omitimos parte del mensaje porque al acelerar la velocidad del audio no siempre somos capaces de retener el mensaje, por lo que tendemos a obviar parte de la información que nos están dando». Esto puede resolverse volviendo a escuchar el audio en velocidad normal, pero en ese caso no tendría ningún sentido acelerarlo si lo buscamos es ahorrar tiempo...

Por otro lado, la omisión de información puede generar en la otra persona sensación de que no se le está escuchando ni prestando la suficiente atención que merece. Esto puede generar malosentendidos o tiranteces en las relaciones sociales: «El hecho de tener que escuchar un audio a velocidad rápida puede desencadenar una respuesta de estrés en el organismo. Teniendo en cuenta que vivimos en una era en la que resolvemos nuestros asuntos de forma acelerada y estresante, escuchar los audios en este modo únicamente contribuyen a que continuemos con este estilo de vida que tanto nos perjudica», concluye Paloma Rey-

Por tanto, esta herramienta, que ha venido para quedarse, puede contribuir a que esos audios tan extensos se acorten en el tiempo, pero no debemos obviar las contrapartidas que conllevan, generando efectos nocivos. Dice la especialista que si queremos que la calidad de nuestras relaciones sociales no se deteriore, escuchar y comprender el mensaje que se nos está transmitiendo y contribuir a llevar un estilo de vida más tranquilo, «debemos seleccionar el momento en el que la utilizamos y obviar, en la medida de lo posible, su uso indiscriminado».

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