Por qué hay gente que prefiere consumir polvos para adelgazar en vez de cambiar los hábitos de alimentación

SALUD Camila MARTINEZ
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La Subsecretaría de Defensa del Consumidor inició acciones contra dos suplementos promocionados por famosos para bajar de peso. Mediante un comunicado, explicó que a partir de las prácticas difundidas para el consumo de estos productos, que se relacionan con hábitos de alimentación y control del peso, “las firmas efectuarían recomendaciones que representarían un riesgo para la salud e integridad física de los consumidores y consumidoras”.

“El hacer creer que uno puede comer todo lo que quiere sin consecuencias, es subestimar la inteligencia de la gente y aprovecharse de la desesperación por la búsqueda de una solución a sus problemas”, afirma ante Con Bienestar Maria de los Angeles Sánchez Calvin (M.N. 121.757), médica especialista en obesidad y psiconutrición.

Tener paciencia y constancia es el primero de los consejos validados por los profesionales. Aunque estemos sumidos en la cultura de la inmediatez, los cambios saludables en el organismo llevan su tiempo. Ni los entrenamientos extenuantes benefician al cuerpo, ni las dietas hipocalóricas permiten un descenso de peso sostenible.

“Esto no es ajeno a la industria perversa y persuasiva de las dietas en la que hay mucha ganancia de dinero y en la cual solo se apunta al descenso de peso como sea”, remarca la especialista, y agrega que las personas pierden dinero, tiempo, ilusiones y vida intentando alcanzar un peso deseado. Muchas personas ponen en pausa su vida hasta obtener un cuerpo socialmente aceptado. Entonces, ¿cómo no querer creer en la magia?

Los polvos que quitan calorías, los tecitos depurantes, los chicles “quitahambre”, los productos “quemagrasa” y toda la variedad de propuestas “mágicas” que se encuentran en cualquier dietética o farmacia, conforman para la persona con sobrepeso u obesidad, un camino lleno de avances y retrocesos. Y en la era de las redes sociales, se suman los influencers que de alguna forma ejercen el intrusismo al recomendar dietas no avaladas ni supervisadas por expertos de la salud.

“El camino de los cambios de hábitos es más largo y requiere de dedicación y acompañamiento de un profesional de la salud, pero no es imposible. Imposible es tener sed y no tomar agua, como lo plantean las dietas estrictas y restrictivas a la hora que aparece el hambre”, resume Sánchez Calvin. Ella plantea que hacer una dieta es como querer aprender a volar y que para eso te suban a un avión, que te llevara de acá para allá: “Subirás con 1 valija y volverás con 3, pero nunca vas a aprender a volar. Por eso se le deben sumar productos que mágicamente harán lo que soñás que suceda”.

Disponer de alimentos de mejor calidad nutritiva en el hogar, reducir el tamaño de las porciones, comer lento con bocados chicos y masticando mucho, no discutir durante la comida, percibir con precisión la comida, por ejemplo sacando una foto al plato, tener en cuenta que “no es la última cena’” y recordar que “elegimos ser saludables” son algunos de los consejos que enumeran los especialistas.

“El camino es la buena alimentación, variada, de calidad, de la naturaleza, sustentable, sostenible y accesible, la clave es tratar de estar en este camino la mayor parte de nuestra vida y así nunca nos vamos a equivocar”, insiste la médica y aconseja: “Para empezar a nutrir tu cambio, es necesario buscar profesionales que sean buenos compañeros de viaje y, seguramente, sea el último que te va a acompañar porque te dará todo el poder de cambiar tus hábitos”, concluye.

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