Comer un kiwi en el desayuno provoca este efecto en tu cuerpo

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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De pulpa carnosa, jugosa, sabor ácido o agridulce, color verde brillante (o en tonalidades verdosas o incluso amarillas, según su variedad) y con diminutas semillas negras que flanquean su blanquecino corazón. El kiwi es un fruto versátil en la cocina y, cuando está en su punto madurez supone un deleite para el paladar, pero además la sinergia de sus fitonutrientes lo convierten en una píldora nutricional valiosa.

Su alto contenido en vitamina C puede llegar a duplicar o incluso triplicar (en el caso de algunas variedades de kiwi) la cantidad que aportan cítricos como la naranja, el limón o la mandarina. De hecho, junto al pimiento y a otra fruta de origen exótico como la guayaba, es el alimento de origen vegetal con un mayor aporte de este nutriente

Es una vitamina esencial que el cuerpo no puede sintetizar, lo que lleva a la necesidad de obtenerla a través de la dieta. Según la Organización Mundial de la Salud, la ingesta diaria recomendada de Vitamina C es de 80 mg por día. Según la Bedca (Base de Datos Española de Composición de Alimentos) el kiwi aporta, en general, unos 59 mg por cada 100 gramos aunque, según otras fuentes como la base de datos de nutrientes de la USDA (siglas correspondientes al Departamento de Agricultura de EE UU) contiene 92,7 mg por cada 100 gramos. Una cifra nada desdeñable si tenemos en cuenta que el peso de un kiwi puede llegar hasta los 150 gramos en función de la variedad, las condiciones climáticas y el sistema de cultivo.

 Un nivel adecuado de vitamina C o ácido ascórbico no solo favorece la absorción del hierro de los alimentos sino que reduce la sensación de fatiga. Además es necesario para la síntesis de la carnitina, un compuesto que juega un papel importante en la producción de energía.

Para aprovechar al máximo la cantidad de ácido ascórbico que contiene el kiwi lo aconsejable es consumirlo al momento, es decir, en cuanto se pela y se corta pues la vitamina C se oxida con la exposición al oxígeno, según asegura Ana Amengual, dietista-nutricionista del Centro Julia Farré.

El kiwi también destaca por su aporte de antioxidantes, no solo los de las vitaminas C y E que contiene, sino por su aporte de polifenoles (epicatequina y luteína, especialmente) y carotenoides, tal como afirma Mireia Porta, nutricionista y experta del Espacio Vitalidad Zespri. También aporta una buena cantidad de ácido fólico. En cuanto a los minerales, destaca por el potasio.

Combate el estreñimiento
Sin embargo, uno de los aspectos más valorados de esta fruta es su contenido en fibra, tanto soluble como insoluble, lo que contribuye a mejorar y a regular el tránsito intestinal. La variedad de kiwi verde aporta una mayor cantidad de fibra insoluble que la variedad amarilla (una relación de 1:3 de soluble frente a insoluble que sube hasta el 1:4 en el caso de la variedad verde), por lo que la amarilla supone una mejor opción si se desea mejorar la frecuencia de vaciado intestinal. «Para estimular el movimiento intestinal y ayudar a la evacuación y la regularidad del intestino nos ayudará tomar esta fruta a primera hora, junto con agua», propone la nutricionista.

Otra de las ventajas que aporta el kiwi es que contiene actinidina, una enzima que en combinación con las enzimas gástricas e intestinales pepsina y pancreatina mejora la digestión de las proteínas en el estómago y en el intestino delgado, lo que facilita una digestión más rápida y más completa de las proteínas.

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