¿Sirve o no el proyecto de etiquetado frontal?

NUTRICIÓN Camila MARTINEZ
VDTVGSKSO5A2HOZYUEEPJ53BTI

La propuesta de Ley establece como criterio el Perfil de Nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud; ese modelo se basa en recomendaciones (2003) que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció originalmente para aplicar a las dietas totales, a la suma de todos los alimentos y bebidas que se consumen habitualmente. Nunca fue una herramienta de aplicación literal a los alimentos individualmente.

Todos los especialistas estamos de acuerdo con la implementación del etiquetado frontal, con la necesidad de mejorar los entornos escolares y poner un poco de orden en la publicidad de alimentos. Sin embargo, el núcleo de la Ley es el perfil de nutrientes, los criterios a partir de los cuales un alimento tiene un sello o deja de tenerlo. Ahí, tenemos una discrepancia seria porque el modelo que plantea la ley, que es el de la OPS, es técnicamente falaz.

Coincidimos con los principios generales y con la importancia de que dentro de un conjunto de estrategias y políticas de promoción de alimentación saludable y ralentización del crecimiento del sobrepeso y obesidad exista en la Argentina -como en otros países- alguna regulación del etiquetado frontal de alimentos.

Perfil de nutrientes
Nuestra mirada es crítica respecto a uno de los puntos, que es el corazón de la ley del etiquetado frontal, y que refiere a los criterios con los que los alimentos van a tener o no sellos de advertencia. Eso se denomina “perfil de nutrientes” y el que la ley propone utilizar (OPS), tiene una serie de falacias técnicas que determina clasificaciones de alimentos muy controversiales y confusas.

Por ejemplo, alimentos que tienen muy bajas calorías y muy bajo contenido de algún nutriente crítico como azúcar, sodio o grasas saturadas, pueden llegar a tener 1, 2 o 3 sellos por contenidos altos y eso es ridículo. Creemos que debe haber etiquetado frontal de alimentos, pero el punto neurálgico de esto -que son los criterios- debe estar basado en evidencia científica robusta y potente.

El perfil de la OPS se basa en una proporción de las calorías de los alimentos y eso hace que los umbrales que definen cuándo un alimento tiene alto contenido o no, terminan siendo móviles, con valores distintos para diferentes productos. Con la única excepción de México y ahora Argentina, todos los sistemas de etiquetado frontal utilizan criterios de umbrales fijos y uniformes. Se trata de establecer ciertos valores de azúcar, sodio y grasas saturadas, basados en la evidencia, la bibliografía científica y las guías alimentarias. Entonces, cuando un alimento supera esos valores debe llevar uno o más sellos de advertencia. Los umbrales fijos y homogéneos para todos los productos evitan generar confusión.

El concepto de aquellas recomendaciones de la OMS de las que hablamos al principio, aún hoy vigentes, es que cuando en la dieta total se exceden los valores pautados (10% de las calorías como azúcares simples, mismo porcentaje para ácidos grasos saturados, 30% para grasas totales y 1 miligramo de sodio por caloría), la dieta -toda, no cada alimento que la integra- incurre en un contenido elevado de esos nutrientes críticos.

Aplicar esos umbrales -móviles o proporcionales a las calorías- a alimentos o bebidas es una falacia ya que es de una obviedad absoluta que el universo de alimentos y bebidas que se consumen es heterogéneo, siendo la diversidad un atributo de buena calidad de dieta. El hecho de que algún producto exceda aquellos umbrales proporcionales a las calorías de ningún modo es sinónimo -per se- de baja calidad ni de exceso alguno.

El trazador de alto contenido en algún nutriente crítico es un valor fijo -no proporcional a las calorías-; en todo caso puede ser proporcional no a las calorías sino a la ingesta máxima recomendada de ese nutriente crítico (por ejemplo: 400 mg de sodio o 20% de la recomendación de ese nutriente; o 18 g de azúcares totales o 20% de su ingesta máxima).

Aplicar un criterio móvil, supeditado a una proporción calórica confunde más de lo que aclara ya que, a manera de ejemplo, alimentos con 1 o 2 gramos de azúcares y no más de 30 calorías tendrían un sello de advertencia por alto contenido (supera el 10% de calorías como azúcares) mientras que otro de 400 calorías y 9 gramos de azúcar aparecería como “no alto”. El mismo ejemplo aplica al resto de los nutrientes críticos.

Fuente: tn 

Últimas publicaciones
Te puede interesar
Lo más visto