Cómo saber si estoy bajo la influencia de una persona tóxica

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Julia VOSCO
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Hay términos y palabras que, sin que nos demos cuenta, se hacen hueco en el imaginario colectivo y, casi de un día para otro, están en boca de todos. Ahora se habla mucho de las 'red flags' de una potencial pareja, del 'ghosting' o, por ejemplo, de las 'personas tóxicas'.

De primeras, al hablar de una persona tóxica, se puede sentir que se sobredimensiona la idea, pues es un término bastante agresivo y que parece se utiliza a la ligera. Entonces, muchas veces más que referirnos a personas tóxicas, se habla de personas que «emiten toxicidad», tal como explica el psicólogo Rafael San Román, de la app 'ifeel'. En general, denominamos a una persona como 'tóxica' cuando «percibimos cuando al relacionarnos con ella que la relación acaba siendo problemática, nos hace sentir mal o, directamente, abusa de nosotros o nos manipula».

Una persona tóxica desprende negatividad o pesimismo y desmotivación
Más allá, apunta el psicólogo que también muchos consideran a alguien 'tóxico' cuando sienten que una persona siempre está triste, incluso amargada, victimista, pasiva o desilusionada, por ejemplo. «Si alguien todo lo que desprende es negatividad o pesimismo y desmotivación, aunque técnicamente no nos trate mal, ni nos sentimos 'atrapados' en la relación, tampoco es bueno», reincide el profesional. Además, se puede considerar una persona 'tóxica' a alguien que con quien es difícil comunicarse, es muy autoritaria o egoísta, que abusa de nuestra confianza y siempre intenta llevarnos maliciosamente a su terreno o que, de la manera que sea, nos trata mal, nos incomoda o nos roba la energía.

Un factor importante es entender que, cuando se denomina a alguien 'persona tóxica', se hace desde un lenguaje coloquial. «En psicología hablaríamos del efecto negativo o destructivo que ciertos rasgos de la personalidad de alguien, o falta de habilidades interpersonales, tienen en sus relaciones, y por tanto en su bienestar y en el de su entorno», apunta Rafael San Román. Además, puede que haya personas que, según de quién se rodeen, tengas comportamientos más o menos dañinos. «No nos comportamos exactamente igual en todos los escenarios, ni todas las personas despiertan en nosotros las mismas facetas; por eso podemos resultar tóxicos o destructivos en algunas relaciones y, sin embargo, funcionar con relativa calidad en otras», explica el profesional.

Por qué una relación se vuelve tóxica
Por ejemplo, puede que tengamos comportamientos 'tóxicos' con nuestra pareja, pero tener buenas relaciones de amistad. O tener una dinámica nada saludable con nuestros padres, pero sí una relación sana con una pareja. «Obviamente, cuanto más extremas son las diferencias entre nuestras relaciones más sospechoso resulta, pero está claro que esa versatilidad existe», apunta el psicólogo.

Calificar a una persona de 'tóxica' es algo que, claro, no se puede hacer a la ligera. Rafael San Román aconseja que, en primer lugar, tomemos conciencia de cómo nos sentimos junto a esa persona, «no de manera puntual, pues un mal día puede tenerlo cualquiera». Después llega el momento de determinar, si no nos hace sentir bien, si la razón es esa persona, o somos nosotros mismos. «Hay que tomarle el pulso a la relación tomándonos nosotros el pulso: cuando estoy con esta persona, ¿tiendo a sentirme significativamente desanimado, asustado, anulado, incómodo, incomprendido, manipulado…?», explica el psicólogo, que comenta que a continuación podemos plantear si esto ocurre por cómo se comporta esa persona, o si es algo derivado, por ejemplo, de nuestros miedos o una falta de asertividad.

«En general, se trata de hilar fino y observar cuándo una persona es honesta o no, cuándo es flexible, si escucha y da espacio al otro o intenta acaparar el poder en la relación, si me trata bien o me trata mal (o me trata presuntamente bien pero en realidad es puro paternalismo para sentirse él mejor y tenerme amarrado…). No hay termómetros perfectos (a no ser que la persona claramente insulte y maltrate, eso sí es objetivo), más allá del primer punto: si de manera repetida tiendo a sentirme incómodo en la relación es que algo pasa.  

Si identificamos que una persona es tóxica, o no tenemos una dinámica saludable con ella, es difícil, pero lo mejor es tomar la decisión de alejarse de ella. Hay tres factores a los que enfrentarnos en el momento de decidir que queremos olvidar a una persona: qué rol ocupa en nuestra vida, qué dependencia tenemos de ella y si nuestra relación se circunscribe solo a ambos o bien se tiene un entorno en común. «Si la persona que me resulta tóxica es un amigo aislado, es relativamente fácil alejarlo de mí una vez que he tomado conciencia de que me resta más que sumarme», explica Rafael San Román. Pero, apunta que cuando la persona tóxica es nuestra madre, nuestra pareja o un miembro del grupo habitual de amigos no es tan fácil cortar. «Lo que hay que hacer es, de momento, transformar la relación y más adelante ver si hay que seguir dando pasos hacia el alejamiento», recomienda.  Para conseguir esto, hay dar muchos pasos, no siempre fáciles. Algunos de ellos, comenta el psicólogo, son:

Cómo alejarse de una persona tóxica
–Aprender a diferenciarse de esa persona y tomar distancia real y simbólicamente.

–Informarse a un nivel 'teórico' sobre cómo son las relaciones sanas y cómo son las tóxicas.

–Aprender a poner límites a la inercia que existirá entre nosotros de volver a acercarnos.

«Si la relación tóxica se vuelve demasiado difícil de cortar entonces ya hay que contar con la ayuda profesional, especializada, de un psicólogo que pueda acompañarnos en el proceso de ver qué está ocurriendo», recomienda para finalizar el profesional.

Fuente: abc.es 

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