Aumentó la mortalidad por enfermedades cardiovasculares ante el estrés y la angustia por el coronavirus

SALUD
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La pandemia potenció todo. Llegó a nuestras vidas de la forma más inesperada y nadie estaba preparado psicológicamente para todo lo que vino después: el confinamiento, la soledad, la incertidumbre, la falta de contacto con los seres queridos, el desamparo ante la desprotección inmunológica, la pérdida del empleo, de los sueños y hasta de amigos, conocidos y familiares.

La realidad es que la mente en negativo puede hacer estragos en el cuerpo y este da señales concisas de que algo no anda bien cuando sobrevienen emociones como la angustia, el estrés o la tristeza .

El corazón es una de las partes del cuerpo que sufre las consecuencias de la salud mental. Canaliza todo lo emocional y lo exterioriza mediante síntomas claros. Y todo ese cúmulo de un año y medio de muchas dudas, miedo al contagio, a la enfermedad y a la muerte, repercutió directamente sobre este órgano fundamental para la vida. Lo demuestran los datos: la mortalidad hospitalaria subió un 65%, pasando del 6,4% en 2019 a un 10,6% desde que comenzó la pandemia, a principios de 2020, según un estudio de Stent-Save a Life, un proyecto mundial del que participan varios países, incluyendo a la Argentina.

Al respecto, el cardiólogo Hernán Provera (M.N. 112.732), le explicó a Con Bienestar que la enfermedad coronaria afecta a las arterias que alimentan al corazón. “Suele producirse por varios factores como hipertensión, colesterol alto, tabaquismo y sedentarismo. Lo que empieza como una angina puede terminar en un infarto”, advirtió.

Para el especialista, las emociones y las enfermedades del corazón están íntimamente relacionadas, lo que no es menor después de un año y medio de estrés, miedo y angustia por la pandemia: “Desde hace tiempo, está demostrado que las personas que experimentan emociones negativas (miedo, ira, frustración, entre otras) son más propensas a padecer enfermedades cardiovasculares. La situación de angustia o incertidumbre, a la cual estamos siendo sometidos con la pandemia, puede ser tan dañina como tener el colesterol elevado, padecer hipertensión arterial o sufrir de obesidad”, señaló

El cardiólogo advirtió que esas emociones pueden provocar que “uno de los sistemas que regula la frecuencia cardíaca y la presión arterial se encuentre fuera de equilibrio y provoque que ambos procesos aumenten”. Y añadió: “Esto genera que el corazón se comporte como si estuviera en medio de un ejercicio físico cuando, en realidad, la persona se encuentra en reposo”.

Pero ¿cuáles son los síntomas que encienden la alarma? Para Provera, los signos que da el cuerpo son fundamentales para la detección temprana de una posible afección del corazón y su inmediato tratamiento. “Síntomas como palpitaciones (percepción de los latidos del corazón), taquicardia, cefalea, dolor en la región anterior del tórax pueden ser percibidos por los pacientes en diferentes situaciones, muchas veces de estrés. En todos los casos, recomendamos que se realice la consulta médica, dado que el especialista -mediante examen físico y estudios complementarios- podrá hacer el diagnóstico correspondiente”, explicó.

En ese sentido, alertó: “Las respuestas que genera el estrés (ansiedad, miedo, tristeza, frustración, incertidumbre, etcétera) en tu cuerpo, están diseñadas para protegerte, pero cuando estas permanecen por un tiempo prolongado o suceden con mucha frecuencia, pueden causarte daño y desencadenar distintas patologías”.

El impacto del coronavirus en el corazón
El SARS-CoV-2 es un gran enemigo de la salud. Y el corazón no está exento de su temible impacto. Además de las emociones negativas que generó en la mayoría de las poblaciones mundiales por su avance desenfrenado y letalidad, dejó con sensación de miedo a mucha gente que, por temor al contagio, postergó sus chequeos médicos y canceló sus consultas con los especialistas. Esas demoras y, por ende, los diagnósticos tardíos repercutieron directamente en el aumento de muertes durante el último año y medio por enfermedades cardiovasculares.

El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) lanzó una advertencia al respecto: la demora en las consultas médicas puede dar lugar a insuficiencias valvulares, anginas inestables e infartos agudos de miocardio complejos, es decir, cuadros que evidencian una “desvalorización de la patología cardiovascular y de los controles preventivos por la pandemia”.

Sumado a eso, la evidencia científica demostró que el coronavirus en quienes estuvieron infectados puede dejar secuelas y producir más de una alteración en el corazón, además de los pulmones: trastornos de coagulación, infartos de fenómeno trombótico, coágulos en las venas y coronarias y miocarditis, siendo esta última muy común en deportistas jóvenes que padecieron la enfermedad.

“La miocarditis se puede producir por efecto directo del virus hacia el corazón o de manera secundaria a la respuesta inflamatoria que genera el SARS-CoV-2 en el organismo. Puede generar síntomas de insuficiencia cardíaca. Como el corazón no logra bombear la sangre suficiente que necesita el cuerpo, el paciente puede sentir disnea, que es la sensación de falta de aire. Además, puede generar arritmias y algunas de ellas pueden provocar cuadros de muerte súbita. Se demostró que cuanto más grave es la afección por el virus, más probabilidad tiene la persona de desarrollar complicaciones o secuelas graves de miocarditis”, precisó.

Por último, el especialista reveló que 3 de cada 10 personas fallecen por año en el país por patologías cardiovasculares, independientemente del sexo y advirtió que 9 de cada 10 muertes por infarto se dan en personas que no recibieron atención hospitalaria, por lo que es sumamente importante escuchar al cuerpo, no desatender los síntomas y realizarse estudios médicos con frecuencia. Algunos de los síntomas más comunes del infarto son: sudoración, dolor abdominal, opresión en el pecho (que puede extenderse al hombro o brazo), palpitaciones, entre otros.

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