Empezar a comer sano es como conducir un coche por primera vez

ALIMENTACIÓN Y SALUD Ivana ALFARO
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No comiences una dieta que terminará algún día, comienza un estilo de vida que dure para siempre». Esta es una de las frases que más usa en consulta la dietista-nutricionista Adriana Oroz ( @adristylelife), pues para ella el objetivo al que deberían aspirar sus pacientes («y todo el mundo», según aclara) es un cambio de hábitos para toda la vida y no una pérdida de peso puntual. Para ello, según explica, es importante tomar conciencia del impacto que tiene sobre la salud nuestro estilo de vida, nuestros hábitos alimentarios, la actividad física que realizamos, las horas que dormirmos y la gestión del estrés.

Tras una etapa «satisfactoria y de crecimiento profesional» en la clínica Alimmenta de Barcelona acaba de regresar a Pamplona, su tierra natal, para emprender en solitario con 'Adriana Oroz Nutrición y Dietética', una firma que arranca con las consultas online, aunque prevé ofrecer más adelante encuentros presenciales y talleres sobre alimentación. Su objetivo en esta nueva etapa es convencer a sus pacientes que no se obsesionen con el adelgazamiento y se centren en cambiar su relación con la comida. La tarea no es fácil, especialmente cuando algunas personas se encuentran inmersas en la llamada 'operación bikini'.

Cuando se acerca el verano muchas personas se lanzan a buscar fórmulas para adelgazar, ¿cuáles deberían ser los criterios para elegir la más adecuada?

Centrarse en querer bajar de peso a toda costa, sin importar cómo, y olvidarse de buscar un método bueno para la salud es uno de los grandes errores que se cometen cuando se intenta adelgazar pues con ello se abre la puerta a malas prácticas como el ayuno extremo, la restricción de un grupo de alimentos o las dietas exprés. Y es ahí cuando perdemos el enfoque correcto, que siempre debe dirigirse hacia favorecer la salud. Es bueno tener un objetivo de pérdida de peso en mente, pero debemos buscar un método que nos permita hacerlo de forma saludable, basado en el autocuidado y en el cambio de hábitos porque eso será lo que nos permita mantenerlo en el futuro.

¿Y qué hay de las personas que no tienen sobrepeso?

Algunas personas creen que por tener un peso relativamente bajo están llevando una vida sana y que por eso no tienen que cuidar su alimentación, pero la realidad es que no llevan una vida tan saludable como creen. Hace falta que también ellos tomen conciencia de que la alimentación es preventiva, no curativa, y nos ayuda a que en un futuro no tengamos que invertir tiempo y esfuerzo en curarnos de una enfermedad. Pensamos que se tiene que cuidar solo quien tiene un exceso de peso o quien sufre alguna patología, pero es un error pensar así. Debemos prevenir las enfermedades con la alimentación.

¿Es cierto que algunas personas tienen el metabolismo más lento que otras?

Es algo que suele decirse cuando nos cuesta perder peso, pero generalmente siempre hay algo detrás de ese supuesto metabolismo lento como, por ejemplo, un problema de tiroides. Pero, en líneas generales, lo que más afecta al metabolismo es, por un lado, la inactividad física (el músculo es el tejido más activo que tenemos y si no lo movemos, perdemos eficacia metabólica y reducimos la actividad metabólica basal) y, por otro, el hecho de encadenar dietas o restringir alimentos, pues esa forma de comer hace que el cuerpo establezca mecanismos de ahorro que lleven a ralentizar el metabolismo. También influyen otros aspectos como la edad, las hormonas y el estrés. Pero lo ideal es valorar este aspecto desde una visión integral de modo que entendamos lo que podemos ir trabajando para acelerarlo. La actividad física y la ingesta calórica adecuada a ese perfil son fundamentales.

 «Pensamos que se tiene que cuidar solo quien tiene un exceso de peso o quien sufre alguna patología, pero es un error pensar así»

Si tuviéramos que valorar su influencia sobre la pérdida de peso, ¿cuánto podríamos atribuir a la nutrición y cuánto a la actividad física?

El peso no es un indicador de salud y pensar así no nos ayuda a escuchar más nuestro cuerpo, pensar cómo nos sentimos, cómo funciona nuestro tránsito intestinal o cuánta energía tenemos... Con una alimentación equilibrada y una rutina de actividad física regular se puede caminar hacia un completo estado de bienestar, que es lo que realmente implica tener salud. Si comes bien, te sientes bien con tu cuerpo, haces deporte, te sientes activo y tienes músculos que ayudan a proteger a tus huesos todo ello supone una ayuda a la salud en su conjunto. Es cierto que a veces nos centramos mucho en la alimentación para cuidar el peso y se nos olvida la parte de la actividad física. De hecho por mi consulta han llegado a pasar algunas personas que aseguraban no caminar ni cien pasos al día.

La actividad física es beneficiosa, pero debe ir acompañada de un estilo de vida activo pues el sedentarismo genera un efecto muy negativo sobre la salud. Si durante la semana practicas deporte durante cuatro horas pero luego estás el doble o el triple de tiempo en el sofá viendo la tele, lo que más influirá en tu salud será el sedentarismo porque es aquello a lo que pasas más tiempo expuesto. Lo que se necesita es un equilibrio.

El binomio actividad física regular/estilo de vida activo debe ir de la mano de otros factores como la alimentación, el correcto descanso y la adecuada gestión del estrés. Comer bien es importante pero si no cuidamos el resto de los factores no tendremos salud.

¿Cómo se pueden lograr que los hábitos saludables sean la regla y no la excepción?

Hay que intentar normalizar el hecho de preocuparnos por lo que comemos porque es algo que hacemos a diario y varias veces al día. Llevar a cabo una correcta nutrición es una necesidad básica del cuerpo y no solo debemos interesarnos por lo que comemos, sino también por lo que compramos y por cómo lo cocinamos. Las recomendaciones generales como comer verduras y frutas a diario pueden ser una guía o una referencia, pero lo ideal es acudir a un profesional para que pueda personalizar esos consejos porque esa es la clave para generar adherencia y consolidar hábitos saludables.

 «La actividad física es beneficiosa, pero debe ir acompañada de un estilo de vida activo pues el sedentarismo genera un efecto muy negativo sobre la salud»
En tu libro 'El método del plato' explicas que la buena alimentación empieza en la lista de la compra...

Sí, porque si compro en el supermercado productos poco recomendables, lo más probable es que me los coma sabiendo incluso que no son sanos. Recibimos estímulos de consumo por todas partes pero si, además, tenemos al enemigo en casa, la cosa se complica aún más. En la compra no deberíamos incluir alimentos que no nos beneficien. Eso no quiere decir que no los podamos consumir nunca, pero sí que hay que intentar dejarlos para un consumo ocasional porque así su impacto sobre la salud será menor.

¿Cuáles son esos enemigos en casa que a veces traemos del supermercado?

Los enemigos son esos ultraprocesados que aportan calorías vacías, sin valores nutricionales interesantes, y, además, alteran la palatabilidad de los alimentos y generan una cierta adicción debido al exceso de grasas, de aditivos y de azúcares. El problema que tiene consumir ese tipo de productos en exceso es que pueden desplazar otros que son más saludables. Si en casa tengo, por ejemplo, peras y galletas, tal vez elija las galletas pero si lleno el frutero de colores, de variedad y de piezas atractivas, es probable que elija las frutas, pero si además me lo pongo fácil y no tengo las galletas en casa, todo será más sencillo.

Lo ideal es dejar esos productos para un consumo ocasional o directamente no comprarlos y organizar nuestra compra con materias primas de calidad como frutas, verduras, legumbres, carnes y pescados.

Algunas personas creen que comer sano es difícil, pero yo siempre digo que empezar a comer saludable es como conducir un coche por primera vez porque al principio tienes que estar pendiente de muchas cosas a la vez y resulta costoso, pero cuando se adquiere práctica y experiencia se puede hacer sin esfuerzo, casi de forma automática. Creo que con la alimentación sucede lo mismo. Primero tienes que dedicar tiempo a leer las etiquetas, a informarte sobre los alimentos, pero después, poco a poco vas viendo que sale todo rodado.

Fuente: abc.es

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