Engordar o cansarse subiendo escaleras va asociado al estilo de vida, no a la edad

La doctora Judit Soto, @dracookinghealthy en Instagram, explica en su obra 'Salud con razón' que es posible prevenir y mejorar las enfermedades cardiovasculares con un estilo de vida saludable

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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Colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad, inflamación... Estos factores de riesgo que enferman el corazón forman parte de la lista de asesinos silenciosos pues sin apenas dar la cara, ni dar sensación de gravedad, ni hacer ruido y casi sin provocar síntomas ni dolores son los que más vidas se cobran anualmente en el mundo occidental. En concreto, una de cada siete personas fallece hoy por algún problema relacionado con el sistema cardiovascular y se estima que en 2030 esa cantidad ascenderá a una de cada ocho personas, según recuerda la doctora Judit Soto ( @dracookinghealthy), que acaba de publicar 'Salud con razón' (Paidós), una guía para prevenir y mejorar las enfermedades cardiovasculares siguiendo un estilo de vida saludable.

En su libro invita a cuidarse siempre y a cualquier edad y no solo cuando suframos alguna enfermedad o cuando envejezcamos. Además, pretende desterrar expresiones como '¡De algo hay que morir!' o '¡La edad no perdona!' pues, según afirma, nos hacen mucho más daño de lo que creemos. «Pensamos que es normal engordar o cansarnos subiendo escaleras cuando vamos cumpliendo años, pero esto no es cierto. El colesterol, la hipertensión, la obesidad y la pérdida de músculo dependen del estilo de vida y no de la edad», aclara Judit Soto.

Para la autora cada decisión que tomemos en nuestro día a día cuenta: desde lo que comemos hasta si hacemos o no ejercicio pasando por si dormimos las suficientes horas o incluso si somos capaces de controlar el estrés. Descubrimos con Judit Soto las claves para prevenir los efectos de esas asesinas silenciosas llamadas enfermedades cardiovasculares.

¿Qué señales de alerta indican que corremos el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular?

Siento decirlo pero no hay ninguna señal clara que nos alerte de que podemos estar sufriendo enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, el colesterol, el hígado graso o el comienzo de una diabetes. Y esto es precisamente lo que las hace tan peligrosas. Ni la diabetes ni la hipertensión ni el exceso de colesterol 'duelen' pero avanzan en silencio durante años. Por eso es tan importante prevenir sus efectos. Comer bien y cuidarse no es negociable y es algo que nos deberíamos aplicar a cualquier edad. Es más, tendríamos que cuidar la alimentación, la práctica de ejercicio, el descanso y el control del estrés desde que nacemos o incluso antes de nacer.

¿Cómo puede alguien cuidarse antes de nacer?

Bueno, digo que deberíamos cuidarnos incluso antes de nacer porque existen estudios que revelan que si una madre sigue una dieta alta en colesterol, azúcar y grasas saturadas el bebé ya nace con un primer paso dado en la formación de placas de colesterol en las arterias. Mira si es importante cuidarse incluso antes de nacer. ¿Qué padre o qué madre quiere que un hijo nazca con un pequeño avance de una enfermedad?

Un dato importante en este sentido es que el comportamiento de las células de la grasa (adipocitos) en los adultos tiene que ver con la hinchazón. De ahí que sea frecuente esa sensación de inflamación si tenemos sobrepeso. Pero lo que sucede en la infancia es que los adipocitos no se hinchan sino que se multiplican, es decir, se produce una obesidad por hiperplasia, que aumenta exponencialmente el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular cuando sean adultos. A estas personas les resultará más fácil engordar, su grasa será más difícil de eliminar y tendrán más riesgo de sufrir obesidad, hipertensión o diabetes.

Hoy parece evidente pensar que una embarazada no debe fumar ni beber alcohol pero lo que también se le debería inculcar es que comiera de forma saludable porque si no lo hace puede perjudicar a su hijo.

«No son dieta mediterránea las patatas bravas, por mucho que estén en cada bar. Ni tampoco es dieta mediterránea el zumo de naranja con un mollete de jamón, ni las tapas o la paella del domingo»Judit Soto
En su libro cita a menudo el carácter silencioso de las enfermedades cardiovasculares. De hecho lo habitual es que vayamos al médico cuando le vemos las orejas al lobo...

Sí, y eso es un error. Lamentablemente acudimos al médico cuando ya padecemos la enfermedad y entonces solo se pude intentar que no empeore o que no haya secuelas graves. Pero lo que debemos tener muy presente es que cerca de un 50% de nuestra salud depende de nuestro estilo de vida, es decir, una persona desde casa, en su propia cocina, puede mejorar más su salud que con el fármaco más moderno que exista. Al fin y al cabo lo que hace, por ejemplo, una pastilla para reducir el colesterol no es reducir la enfermedad cardiovascular sino estabilizar esas placas de colesterol para que no se desprendan o tapen una arteria y provoquen un infarto. Lo que consigue acabar con una placa de colesterol es comer saludable y hacer ejercicio, pero esto lamentablemente no lo comprende todo el mundo.

¿Es fácil comer de forma saludable?

Bueno, no lo es, teniendo en cuenta el marketing que hay detrás de la industria alimentaria. A veces te venden un yogur súper azucarado pero como le echan semillas de chía ya parece que es saludable. He visto el caso de algunos pacientes a los que les propongo comer sano y tras un tiempo con esa idea regresan a mi consulta pero la analítica está aún peor. Les pregunto entonces si han seguido una dieta sana y me dicen que sí, que ahora se toman las galletas con quinoa y cosas así... Pero claro, eso no quiere decir que estén comiendo de forma saludable.

Comer de forma saludable es seguir la auténtica dieta mediterránea. No son dieta mediterránea las patatas bravas, por mucho que estén en cada bar. Ni tampoco es dieta mediterránea el zumo de naranja con un mollete de jamón, ni las tapas o la paella del domingo. A veces el desconocimiento o las ideas preconcebidas sobre lo que es comer sano (pensamos que es aburrido o que se trata de comer 'pechuga y lechuga') es lo que nos hace alejarnos de la auténtica dieta mediterránea. En las recetas que aporto en 'Salud con razón' me inspiré en propuestas de países como Grecia, Marruecos, Líbano... para dar variedad y alegría a la mesa. Mi intención era dar a conocer ideas nuevas y así evitar las comparaciones con nuestros platos tradicionales.

Anatomía de la mala dieta
Cuenta Judit Soto que con los cambios socioeconómicos y de estilo de vida hemos modificado en muy pocos años nuestra dieta pasando de lo tradicional a la comida alta en grasa, sal, azúcar y cada vez más procesada. Esto se suma a los cambios en los tipos y formas de trabajo, ya que cada vez pasamos más horas sentados y con horarios que apenas dejan espacio para hacer actividad física.

Actualmente nuestra 'mala dieta' es: baja en frutas (no, el zumo no cuenta), baja en verduras (tampoco cuentan los batidos verdes ni los chips de verduras), baja en granos integrales (y cuando aparecen lo hacen en forma de procesados poco saludables), baja en semillas y frutos secos y baja en grasas omega 3 y en grasas poliinsaturadas. Pero, además, es alta en carne roja y procesada, alta en azúcar y bebidas azucaradas, alta en grasas trans y alta en sodio (sal).

¿Cómo podemos seguir de forma natural, en nuestro día a día, la auténtica dieta mediterránea?

No se trata de elegir entre blanco o negro, ni de decir «o como jamón o no lo como más en mi vida», ni tampoco asegurar que «o como carne o me tengo que hacer vegano». Es un camino que depende de las acciones diarias y que ayuda a dar pasos hacia una dirección o hacia otra. Un día puedes darte un capricho pero teniendo en cuenta que no es lo que más te conviene y que eso no tiene que ser la base de tu alimentación. Que hayas ido alguna vez en la dirección de enfermar o de tener riesgos no quiere decir que ahora no puedas dar pasos en la buena dirección. Eso te hace avanzar y muchas veces consigues beneficios solo con reducir el número de veces que comes carne, por ejemplo.

Lo que siempre recomiendo es ser progresivo, bueno y compasivo con uno mismo (no ponerse el listón tan alto que pensemos que si no lo hacemos perfecto debemos tirar la toalla porque, como dice el refrán, 'es mejor hecho que perfecto'). También conviene descubrir nuevos alimentos, nuevos platos y estar abierto a invertir tiempo en la cocina para probar diferentes preparaciones culinarias. Es importante hacer un cambio de chip, de hábitos y de costumbres. Al igual que cuando hacemos deporte y buscamos estar fuertes, tenemos que dedicar tiempo a entrenar; si queremos estar saludables también debemos invertir un tiempo. El tiempo que dediques hoy a cocinar te permitirá ahorrar en medicamentos y en horas de hospital en el futuro, al tiempo que ganas calidad de vida.

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