Cuáles son los riesgos de tener coronavirus y padecer trombosis

La Sociedad Internacional de Trombosis aseveró que es una patología propia del Sars-CoV-2, pero no de sus antídotos.

SALUD Carola LEVI
trombosis-trombo

Algunos pocos casos de trombosis cerebrales detectados en algunos pacientes tras haber sido vacunados contra el coronavirus desataron un debate mundial sobre los posibles efectos peligrosos de los antídotos, sobre todo del de AztraZeneca. Sin embargo, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, su sigla en inglés) inmediatamente estableció que esa patología “es un efecto secundario raro” y aclaró que los beneficios de los antídotos son muy superiores a los riesgos que pueden implicar en las personas.

Con Bienestar habló sobre este tema con María Cecilia Guillermo Espósito (M.N. 51.189), médica, hematóloga y miembro del departamento de Hematología del Hospital de Clínicas, quien explicó qué es una trombosis, cuáles son los factores de riesgo y cuán probable es que ocurra en pacientes con COVID-19.

En ese sentido, la también miembro de la Sociedad Americana de Hematología, la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia y la Liga Europea y Mediterránea contra las Enfermedades Trombóticas, explicó que la trombosis es la “formación de un coágulo de sangre que se produce en las venas de las piernas y desde allí puede migrar hacia los pulmones, lo que constituiría el cuadro más grave”.

“Cuando está en las piernas, en las venas más grandes, se llama trombosis venosa profunda. Cuando está en los pulmones, se la define como tromboembolismo pulmonar. Se pueden formar trombos también en venas menos importantes como las trombosis superficiales o en sitios inusuales que pueden ubicarse a nivel de la circulación intestinal o en los senos cerebrales, que también pueden suceder”, precisó la especialista.

Para la médica, existen varios factores de riesgo y eventos que pueden provocarla. Respecto a eso, explicó: “Por un lado, están las características propias de cada paciente. Todos los hábitos que no son saludables -como el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo- pueden contribuir a la trombosis, que es una enfermedad multifactorial por lo que deben sumarse varios factores para que se produzca. Otro punto importante es la situación en la que se encuentra el paciente al momento de sufrirla”.

En esa misma línea, detalló que la internación es la primera causa de trombosis adquirida: “Una persona que esté más de tres días internada, ya está en riesgo de sufrir trombosis, aunque se levante sólo para ir al baño. Las cirugías son también otro de los factores principales: cuanto más largas y complicadas son, más riesgos existen. Por tal motivo, se toman medidas para establecer los riesgos de trombosis cada vez que una persona ingresa al hospital, para ver la necesidad de utilizar tromboprofilaxis con heparinas”.

Las infecciones, señaló, son otro de los motivos por el cual las personas pueden tener una trombosis, especialmente en aquellos cuadros que van acompañados de mucha inflamación de los tejidos, como es el caso del COVID-19. “También existen otras situaciones más fisiológicas y muy protrombóticas como son el embarazo y el puerperio, es decir, el periodo inmediato (seis semanas después) al nacimiento del bebé. Existen también medicamentos protrombóticos, entre ellos los anticonceptivos orales, que pueden potenciar las posibilidades de padecer una trombosis. Cuando se suman varias de estas situaciones, la probabilidad aumenta muchísimo”, advirtió.

COVID, trombosis y AztraZeneca
En lo que refiere a los riesgos de trombosis por la vacuna Aztrazeneca -cuya aplicación se suspendió momentáneamente en 18 países de Europa por algunos casos aislados de trombosis cerebrales en pacientes que la habían recibido-, la especialista aclaró que la posibilidad de generar una trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar tras recibir el antídoto, “es igual al de la población general”, es decir, “no hay mayor riesgo por haberse inoculado”.

En ese sentido, la especialista precisó que en algunos pocos casos en los que se ha detectado una pequeña trombosis en senos venosos en personas menores de 55 años -especialmente en mujeres que habían sido vacunadas contra el coronavirus-, se produjo un trastorno autoimmune generado por anticuerpos que podrían haber sido desencadenados por la vacuna. No obstante, aclaró que se trató de una minoría de casos y que aún no fue comprobado que haya sido como consecuencia del antídoto.

“Las probabilidades de sufrir una trombosis por las vacunas contra el coronavirus son mucho menores en comparación con los riesgos de los anticonceptivos orales. Es decir, los riesgos de las vacunas son infinitamente menores en relación al covid, cuya complicación final y mortal es la trombosis. Se ha discutido mucho porque el elemento trombótico en la enfermedad por Sars-CoV-2 ha superado lo que se espera para otras infecciones”, alertó.

La especialista insistió en que la posibilidad de sufrir una trombosis es muy alta en los pacientes con coronavirus debido a la infección que la enfermedad genera en el cuerpo de los pacientes de gravedad, pero no así en quienes reciben las vacunas. “El peligro en pacientes con COVID-19 supera ampliamente al de la aplicación del antídoto o cualquier otro evento. Y la protección que otorga la droga anticovid supera cualquier otro riesgo. Por eso, no hay que dudar en vacunarse”, concluyó.

Por su parte, la directora ejecutiva de la Agencia Europea de Medicamentos, Emer Cooke, ya había asegurado que “los trombos sanguíneos que han sufrido personas que fueron vacunadas con el fármaco de AstraZeneca, podrían haber sufrido una respuesta inmunológica”. “No se han podido confirmar factores de riesgo específicos como la edad, el sexo o los antecedentes médicos de esas personas”, explicó semanas atrás.

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