Autismo: la alimentación ayuda a modificar comportamientos

Las personas con TEA no siempre pueden verbalizar el dolor físico. La observación de la conducta puede revelar problemas biológicos cuyo tratamiento generará beneficios en la calidad de vida.

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Julia VOSCO
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Algunas personas diagnosticadas con el Trastorno del Espectro Autista (TEA) tienen problemas biológicos y sufren dolores en el día a día que, en general, quedan en segundo plano, invisibilizados.

Según investigadores del Mind and Life Institute (Instituto Mente y Vida) de la Universidad Davis de California, Estados Unidos, los niños con autismo son entre seis y ocho veces más propensos a sufrir trastornos gastrointestinales que los que tienen un desarrollo normal.

Estos trastornos en el aparato digestivo, que incluyen, estreñimiento, diarrea, infecciones crónicas y sensibilidades a múltiples alimentos, podrían estar relacionados con problemas de comportamiento como la irritabilidad, la conducta repetitiva y el evitar el contacto social.

El tratamiento riguroso de dichos problemas genera cambios positivos en la calidad de vida y en la sintomatología bajo la cual el TEA se diagnostica en muchos casos.

Cuál es la relación entre alimentación y autismo
La inflamación crónica e infecciones del tracto intestinal se asocian con un sistema inmune activado y con niveles incrementados de citoquinas proinflamatorias, que son las hormonas del sistema inmune. Esto tiene efecto directo cerebral y repercute en la conducta, que incluye aumento de la ansiedad, problemas con la motivación y con la socialización, el evitar situaciones nuevas y la adherencia a acciones rutinarias y repetitivas.

Los chicos con autismo pueden obtener beneficios de una evaluación completa de su estado gastrointestinal, particularmente aquellos que carecen de habilidades verbales. Para estos niños es probable que un tratamiento para aliviar sus problemas estomacales conduzca a una mejoría en los problemas de comportamiento.

Microbiota intestinal y TEA
Un estudio, publicado en la revista Microbiome, muestra que el trasplante de materia fecal para mejorar la composición y variabilidad de la microbiota intestinal resulta sumamente eficaz para el tratamiento de algunos de los trastornos gastrointestinales y del comportamiento asociados al autismo.

¿Qué es un trasplante fecal? Básicamente, la transferencia de las bacterias de la flora intestinal de un donante “sano” (en cuanto a su microbiota intestinal), en la que se encuentran aproximadamente un millar de diferentes especies bacterianas, a un paciente con TEA. De esta manera, se consigue que el receptor pueda tener un microbioma intestinal con una composición y variabilidad “normales”.

Los resultados mostraron que el procedimiento conllevó beneficios a largo plazo para los receptores, caso de una mejora promedio de un 80% de los síntomas gastrointestinales asociados a los TEA y de una mejoría de un 20-25% en los trastornos del comportamiento (entre otros, las habilidades sociales y los hábitos del sueño).

Para recomendarlo como tratamiento y poder aplicarlo en la práctica clínica, se requieren estudios en fases II y III. Ahora, se busca ampliar la investigación sobre esta estrategia terapéutica mediante un estudio más grande y controlado con placebo, que se llevará a cabo en el futuro.

Más allá de este prometedor tratamiento consideramos que se debe evaluar la multiplicidad de problemas médicos e intervenirlos adecuadamente en cada paciente a fin de garantizar la salud optimizada, ante todo.

   

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