Alzheimer, la importancia de detectar a tiempo los primeros síntomas

Esta enfermedad, que se roba los recuerdos, la padece 1 de cada 8 adultos mayores en la Argentina y es la principal causa de demencia en el mundo. Te contamos cuáles son los principales signos de alerta.

SALUD Julia VOSCO
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El alzheimer (EA) es la principal causa de demencia en el mundo. Uno de cada ocho adultos mayores la padece en la Argentina, es decir, alrededor de 500 mil personas. Sus primeros signos de alerta son clave para detectar la enfermedad a tiempo, y así poder evitar el rápido deterioro del cerebro

Según la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad habría 50 millones de pacientes con alzheimer y, de no haber cura, para 2040, la cifra estaría cerca de los 100 millones. Es la única enfermedad cuyas muertes van en aumento, siendo la sexta causa principal de muerte entre todas las edades. El doctor Knezevich, neurocirujano (M.N. 40461 ), aporta otro dato impactante: “Solo en Estados Unidos, se considera que aparecen 500.00 casos anualmente. En 2050, habrá unos 15 millones de pacientes con este trastorno mental”.

De acuerdo a un informe publicado por el Hospital Alemán, el alzheimer se engloba dentro del ámbito de las demencias. Si bien es la más frecuente -y algunas estadísticas llegan a darle hasta el 60% de preponderancia-, no es la única.

La enfermedad se caracteriza por alterar la memoria episódica, la autobiográfica, es decir, la que posee los recuerdos de la historia personal de cada individuo. Diferente es la memoria semántica, que es la que se encuentra más asentada. Por ejemplo, uno sabe que la capital de Francia es París, pero no recuerda cómo ni dónde lo aprendió.

Habitualmente, luego de alterarse la memoria episódica, también lo hace la memoria a corto plazo, para después sumarse alguna otra área como la atención o el lenguaje, dependiendo del estadio evolutivo en el que se encuentre el paciente.

En general, los familiares de los pacientes con alzheimer sufren mucho al ver el proceso de neurodegeneración de la persona querida ya que, con el paso del tiempo, comienza a manifestar un marcado deterioro cognitivo y a padecer trastornos conductuales. A su vez, el EA se caracteriza, en su forma típica, por una pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades mentales (tales como las cognitivas superiores), a medida que mueren las células nerviosas (neuronas) y se atrofian diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener una duración media aproximada -después del diagnóstico- de diez años, aunque su avance depende de la severidad de la enfermedad al momento del diagnóstico.

Muchas personas experimentan olvidos o retrasos leves de memoria, que son parte del proceso normal de envejecimiento de todo ser humano. La mayoría tiene dificultades ocasionales para recordar una palabra o el nombre de alguien en algún momento de sus vidas. Sin embargo, una persona con alzheimer u otros tipos de demencia presentará esos síntomas con mayor frecuencia y en un grado más grave.

En diálogo con Con Bienestar, el neurólogo e investigador de este trastorno, Alejandro Guillermo Andersson (M.N. 65.836), explicó que se trata de una “enfermedad edad-dependiente”. “La memoria que se compromete con el alzheimer es la episódica”, es decir, aquella que tiene un tiempo y un lugar. En esa línea, añadió: “Es una memoria que tiene que ver con la historia de cada persona. Sea muy lejana o reciente, es la que se pierde en un primer lugar. Compromete la zona del cerebro cercana al hipocampo. Hay otras demencias que comprometen otros tipos de memorias, pero sin dudas el alzheimer es la principal en cantidad de afectados: dos terceras partes del total. El resto suele tener otras enfermedades degenerativas”.

Andersson es investigador y dedica mucho tiempo a esta enfermedad. Según le adelantó a Con Bienestar, estudia a un grupo de pacientes con alzheimer a quienes mensualmente le suministran un anticuerpo monoclonal, llamado “Ganterenumab”, que remueve del cerebro el beta amiloide, la forma degradada e insoluble de la APP, proteína muy útil para conectar entre sí a las neuronas, que, “cuando se gasta, hay que reemplazarla por una nueva”.

En sintonía con lo anterior, agregó: “Cuando se elimina por una vía normal, se va sin problemas, pero cuando se transforma es una forma pegajosa, se acumula y mata las neuronas. Destruye el neuroesqueleto de proteína Tau. Remueven el beta amiloide y la enfermedad se lentifica un 30%. Es un escalón en la investigación para encontrar o descubrir nuevos tratamientos a futuro”.

El especialista advirtió que con el paso del tiempo, habrá más pacientes con alzheimer, ya que la esperanza de vida de las personas es mayor que décadas atrás. Por tal motivo, insistió en la necesidad de encontrar estrategias y tratamientos útiles. “Sospecho que la gente se va a jubilar cada vez más tarde porque, en un futuro, va a vivir más que ahora. Por eso, es importante garantizarles una mejor calidad de vida”, concluyó.

¿Qué es la demencia?
De acuerdo con el área de neurología del Hospital Alemán, demencia en sí se llama a toda patología en la cual hay una alteración de dos o más dominios cognitivos. Esas son alteraciones de la memoria, como pueden ser la memoria a corto plazo o bien la del trabajo, que es muy efímera, pero sirve para realizar una acción determinada como, por ejemplo, acordarse un número de teléfono antes de discarlo. Otros terrenos cognitivos que pueden sufrir alteraciones son la atención, el lenguaje, la orientación temporoespacial, y las funciones ejecutivas, es decir, todo lo que sea anticipación mental a un hecho, organización mental o qué pasos se deben seguir para llegar a determinada meta.

Primeros signos de alerta
Todas las asociaciones del mundo que estudian y tratan el alzheimer concuerdan en que hay una serie de puntos que actúan a modo de “señales de alerta”, pero que no significan que uno tenga la enfermedad, aunque sí justifican la consulta con un especialista.

Una de ellas es cuando el paciente presenta anomias frecuentes, es decir, falta de nombres. Esto se puede ver en aquellos que al hablar olvidan el nombre de un objeto, por ejemplo, una birome. La persona sabe que eso que está viendo es una birome, pero se le olvida la palabra que lo define. En estos casos, es habitual que el paciente comience a hacer circunloquios: “Dame eso que sirve para escribir”, en lugar de decir “birome”.

Otras señales son cuando tienen la inhabilidad de adquirir nuevos recuerdos, cuando se pregunta varias veces lo mismo o bien, cuando cuentan la misma anécdota tres o cuatro veces, como si no tuvieran conciencia de haberla narrado previamente. Otro ejemplo es que se empiezan a perder frecuentemente objetos. También se puede tener una alteración de la memoria prospectiva, por ejemplo, olvidar hacer las cosas que se pidieron. A su vez, puede haber algunas alteraciones en las funciones ejecutivas: un indicio es, por ejemplo, cuando a una persona que le gusta cocinar y que habitualmente prepara un plato especial, se le olvida un ingrediente principal sin motivo alguno.

Cabe destacar que no todos estos síntomas que pueden darse cotidianamente constituyen un diagnóstico definitivo ni concluyente. Existen otros factores emocionales -como la depresión, el estrés, la falta de sueño, momentos de mucha carga anímica-, que pueden provocar estas manifestaciones de manera esporádica. Además, hay personas que durante toda su vida se olvidan nombres u objetos personales. Es por eso que, para poder definir si un paciente padece esta enfermedad, se debe demostrar que la alteración en estas áreas cognitivas marca una diferencia importante respecto al funcionamiento previo.

Diagnóstico responsable
En esta enfermedad, uno de los factores que más influyen es la edad. El alzheimer generalmente aparece en personas mayores de 60 años, y es justo en ese período de la vida cuando hay alteraciones de tipo existenciales, en donde el individuo cambia sus metas o se producen situaciones de reacomodamiento hacia un nuevo rol social. Por eso, es fundamental hacer un diagnóstico apropiado con médicos especialistas. Ponerle el sello del alzheimer a una persona, es bastante delicado. Esta patología actualmente es progresiva e irreversible, por lo que el arsenal terapéutico es muy limitado. Lo que los médicos intentan hacer es enlentecer el progreso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente.

   

  

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