Workaholics, cuando el exceso de trabajo tapa el vacío emocional

Hay personas que, en su vida, priorizan lo profesional. Si se exceden, les resulta complicado tener vacaciones o períodos de descanso, incluso disfrutar de la familia y de los amigos.

SALUD Julia VOSCO
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En inglés, los llaman workaholics, en castellano se los conoce como adictos al trabajo. Son los que dedican más horas a su actividad laboral que lo que implica una jornada ordinaria. Lo hacen sin que nadie se los pida y les resulta intolerable el vacío que produce el no trabajar. El exceso los aleja de la familia y no tienen tiempo para el ocio.

El miedo a perder el trabajo, el ritmo de vida actual o los problemas de índole personal puede ser que terminen provocando que una persona se vuelque casi exclusivamente a su actividad laboral. “Trabajar de una manera exagerada, quedándose más allá del horario de trabajo e incluso de forma remota es una manera de llenar un vacío social”, plantea a Con Bienestar la psicóloga Eliana Álvarez (M.N. 68.245).


Es importante saber diferenciar entre vocación y adicción al trabajo. La vocación profesional genera felicidad cuando una persona desempeña una tarea que lo estimula y lo motiva. Sin embargo, cuando la actividad laboral siempre es prioridad, antes que descansar o pasar tiempo con la familia o amigos, surge la dependencia patológica y se convierte en un problema.

También, la dedicación exagerada puede ser un síntoma inequívoco de que se está padeciendo adicción al trabajo motivada por el sólo hecho de destacarse sobre los demás, lo que caracteriza a los egocéntricos.

Soportar grandes niveles de ansiedad y estrés no es nada fácil. No saber delegar tareas y sobrecargarse de trabajo trae también otras consecuencias, por ejemplo, puede hacer que la persona se alimente mal o incluso se saltee comidas.

“Cuando uno se acostumbra a un ritmo continuo, cuesta parar”, señala Álvarez. La psicóloga cuestiona entonces, qué lugar estaría ocupando el mundo laboral que no puede llenarse con las vivencias del ámbito familiar o de amistad.

Adicción al trabajo vs. vocación profesional
La diferencia entre una persona trabajadora a la cual le gusta su trabajo y una persona adicta al trabajo reside en el equilibrio que logra entre el trabajo, familia y el tiempo de ocio.

Cuando la persona es tan “entregada” al trabajo, llega a desarrollar un elevado nivel de autoexigencia y competitividad. Es típico el cansancio y la irritabilidad que experimenta durante el fin de semana: está tensa y tiene dificultad para relajarse, justamente, por padecer ansiedad elevada, lo que desemboca en ocasiones en quejas familiares por la desatención a la vida personal.

“Se puede disfrutar del trabajo pero, cuando después de tantas horas de dedicación, se quiere seguir, no queda espacio para pensar en otras cosas. Hay una intolerancia al vacío”, remarca la especialista.

No saber establecer límites en la actividad laboral puede parecer positivo a corto plazo; el problema es que, tarde o temprano, la autoexigencia puede ser más alta de lo que se pueda realizar física o mentalmente. Ahí, es cuando pueden aparecer enfermedades cardiovasculares, gástricas, hipertensión o ansiedad, estrés, dolores de cabeza y disfunciones sexuales.

“Es necesario tener un espacio para hacer algo que esté por fuera de lo laboral, por ejemplo, un hobby. Algo que no implique responsabilidad, exigencia y compromiso. Tiene que haber horas de disfrute”, propone la psicóloga.

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