¿Pasamos más horas conectados al celular y las redes que compartiendo experiencias reales?

Según un estudio, una persona promedio revisa su teléfono hasta 28 veces al día.

SALUD Carola LEVI
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El acceso a las redes sociales a través del celular es hoy la forma más habitual de comunicarse. Pero una cosa es utilizar las plataformas para trabajar o pasar un rato, y otra estar “prendidos” a nuestros celulares gran parte del día.

Las mediciones realizadas con la herramienta Comscore Multi-Platform MMX observan que las audiencias digitales en la Argentina pasan 78% de su tiempo en dispositivos móviles, mostrando un promedio similar a Brasil (85%) y México (82%).

El uso excesivo del smartphone puede ser muy perjudicial para el usuario. Los jóvenes son los que más sufren las adicciones tecnológicas y las nuevas dolencias del siglo XXI.

Según los psicólogos, la franja de edad más vulnerable es la que va de los 12 a los 20 años. Hasta los 20/25 años el cerebro aún no está maduro en su totalidad.

Cómo afecta a la salud
Influencers de la alimentación

“Crece la preocupación de los profesionales de la salud acerca de los mensajes brindados en las redes sociales sobre alimentación impulsados por personas que, justamente, no son profesionales de la salud”, señala a Con Bienestar la nutricionista Teresa Cóccaro (M.N. 5.705).

La especialista remarca que la cantidad de seguidores y los likes, hoy tienen mucho más peso y poder que una matrícula, pero lo que la población no sabe es que las dietas no supervisadas traen como consecuencia grandes restricciones alimentarias.

La sensación de “quedarse afuera”

Stina Sanders, una exmodelo que tiene 107.000 seguidores en Instagram, explicó cómo las redes sociales a veces la hacen sentir como si la estuvieran excluyendo.

“Sé por mi experiencia que puedo tener FOMO (”miedo a perderse algo”) cuando veo las fotos de mi amigo de una fiesta a la que no fui, y esto, a su vez, puede hacerme sentir bastante sola y ansiosa”, dijo a The Independent.

Ben Jacobs, un DJ que tiene más de 5.000 seguidores en Twitter, decidió hacer una pausa y abandonar la plataforma en enero de 2016, y la experiencia le resultó realmente beneficiosa.

“Twitter de hecho me hizo sentir ansioso de vez en cuando, ya que poco a poco me di cuenta de que estaba preocupado por los sentimientos de los miles de extraños a los que seguía, mientras que ellos no necesariamente sabían quién era yo”, reconoció.

La distorsión sobre los recuerdos

Las redes sociales pueden ser excelentes para recordar los momentos vividos en una misma fecha, años atrás. Sin embargo, también puede distorsionar la forma en que se rememoran ciertos detalles de la vida.

“Si dirigimos toda nuestra atención a capturar las mejores tomas para que las admiren nuestros seguidores de las redes sociales, habrá menos disponibilidad para disfrutar de otros aspectos de la experiencia en tiempo real”, afirma el doctor Tim Bono, miembro de la facultad en el Departamento de Ciencias Psicológicas y Cerebrales de la Universidad de Washington.

El impacto en el descanso

La luz del dispositivo móvil a sólo unos centímetros de nuestra cara puede suprimir la liberación de melatonina, una hormona que nos ayuda a sentirnos cansados.

“Estar nervioso por la ansiedad o la envidia por lo que vemos en las redes sociales mantiene el cerebro en alerta máxima, lo que nos impide quedarnos dormidos”, asegura Bono.

Lo recomendable es establecer una regla estricta de no usar su teléfono durante, al menos, 40 minutos a una hora antes de irse a la cama, y ver si eso hace una diferencia en la calidad de su sueño.

¿Qué hacer?
Ante las pruebas abrumadoras, investigadores canadienses sugieren que los médicos que traten a personas afectadas por el abuso de celulares y redes, recomienden “la reducción del uso de medios sociales e internet en vez de abstinencia”.

“Dada la importancia de mitigar los daños potenciales de los medios sociales, un planteamiento prohibicionista sería contraproductivo”, añadieron los investigadores.

El consejo general, es regresar a las actividades reales, las que surgen del corazón y menos a las representaciones con emojis. Admirar lo que nos rodea: cosas bellas, la naturaleza, los animales, las mascotas, los amigos, la familia, los deportes, los instrumentos musicales, los hobbies que son retos de verdad y alimentan la autoestima.

  

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