¿Qué es mejor “cheat day” o “cheat meal”? El veredicto de los nutricionistas

Los especialistas coinciden en que tener “permitidos” ayuda a mantener la dieta pero las comidas “trampa” también tienen normas.

ALIMENTACIÓN Y SALUD Carola LEVI
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Es probable que alguna vez hayamos escuchado las palabras cheat meal o cheat day o, a lo mejor, las leímos en alguna entrevista a alguien famoso cuando contaba cómo bajó de peso. Estos dos términos que vienen del inglés se volvieron muy populares con el apogeo de las dietas para adelgazar.

Una cheat meal es una de las comidas del día con la que hacemos trampa, es decir, que nos saltamos el plan nutricional que estamos siguiendo para consumir lo que nos apetezca, sin contar calorías ni preocuparnos. Sería el nuevo vocablo para referirse al clásico “permitido”. En el caso de cheat day, es no cumplir con el régimen pero durante una jornada entera. Los especialistas sostienen que incorporar este método ayuda a hacer más llevadera una dura y exigente alimentación.

Entonces, ¿cheat meal o cheat day? Esa es la cuestión, como diría Hamlet. Los nutricionistas consultados por Con Bienestar defendieron el primero porque es más sencillo de controlar y no hay chance de que nos arruine la semana entera, mientras que con el segundo sí podemos tirar por tierra todo el esfuerzo realizado en las jornadas anteriores y, posiblemente, de las posteriores también.

“Lo mejor es una cheat meal bien planificada a un cheat day, que es muy difícil de organizar y controlar porque son todas las comidas del día. Una jornada entera de permitidos traería problemas para seguir el plan nutricional”, considera la nutricionista Luciana Galardo (M.N. 10.210).

El problema con los días libres es que la gente se lo toma con la premisa de comer de todo sin restricciones. Esto se traduce en porciones muy abundantes y combinación de diferentes alimentos poco saludables. “Al final del día suele haber malestar gastrointestinal, sensación de pesadez y sentimientos de culpa. Por lo que el paciente puede sentir frustración y querer abandonar el plan nutricional que está siguiendo”, advierte Galardo.

El nutricionista Facundo Crescenzo (M.N. 6769) coincide: “El cheat day es una locura porque estar comiendo todo el día lo que queremos es un peligro. En una sola jornada podés meter miles de calorías y directamente engordar lo suficiente para no poder bajarlo de vuelta en la semana. Una persona puede generar un déficit para quemar grasas de alrededor de 900 calorías diarias, si hace más, se pasa de lo que generalmente el cuerpo puede procesar en beta oxidación de grasas y no lo quema”.

Según la estimación de los profesionales, en un cheat day se pueden llegar a consumir hasta 8.000 calorías. Por ejemplo, una hamburguesa con papas fritas de un local de comida rápida equivale a 4 mil, 25 piezas de sushi 2 mil, una medialuna 300 y una porción de pizza entre 300 y 450. “No es tan difícil llegar y no las bajamos más luego”, indica Crescenzo.

No todo vale
Una vez que ya quedó claro que el cheat meal es la mejor opción, hay que tener en cuenta que tampoco vale todo en este caso. Si nos pasamos con este permitido el beneficio que se obtiene desaparece y termina por ser contraproducente. Por eso, hay que planificarlo como una parte más del régimen.

Lo ideal es siempre hablarlo con el especialista en nutrición para que nos indique las cantidades y el momento correcto para realizarlo. Puede ser un postre o una comida alta en calorías.

“Si para un cheat meal se planifica cuál será el alimento y la porción del mismo, ayuda a hacer más llevadero el plan nutricional. Puede ser uno o hasta dos por semana, habría que ver cómo la persona lo maneja porque hay que recordar que uno se sigue cuidando”, señala Galardo.

   

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