Derribando mitos: ¿el chocolate puede causar acné?

Una de las creencias más extendidas sobre este dulce es que provoca granos. Cuán cierta es esta afirmación.

ALIMENTACIÓN Y SALUD Carola LEVI
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Seguramente en nuestra adolescencia escuchamos, más de una vez, que comer chocolate no era bueno porque nos podía provocar la salida de granos en la cara, es decir, podíamos tener acné, un problema dermatológico frecuente entre los 12 y los 17 años, muy visible y poco agradable para quienes lo padecen. Por eso lo escondían en casa o nos recriminaban cuando nos veían con un pedazo en la mano. Pero, ¿quienes nos aconsejaban estaban bien informados?

 Vamos por partes. El acné es un trastorno de la piel que se da cuando los folículos pilosos se tapan con grasa y células cutáneas muertas. Dentro de esos poros obstruidos comienza a actuar y reproducirse una bacteria, la Cutibacterium acnes, la que desencadena el proceso inflamatorio.

A menudo, el acné provoca la aparición de comedones, puntos negros o granos, y suele aparecer en la cara, la frente, el pecho, la parte superior de la espalda y los hombros. Para tratar esta afección, se recetan medicamentos antibacterianos selectivos, por vía oral, cuya acción destruye ese germen o se aplican productos tópicos. El objetivo de estos fármacos es reducir la grasitud de la piel y que se inhiba así el crecimiento de este germen.

Es por eso que una de las recomendaciones más frecuentes de los dermatólogos para las personas que sufren esta condición es lavarse la cara y las partes afectadas con jabón de glicerina todos los días, por la mañana y por la noche, para secar la piel. Al despertarse para poner fin al proceso de regeneración de la piel durante el sueño, y antes de acostarse para eliminar los residuos que se acumularon a lo largo del día.

Sólo se aconseja lavar el rostro dos veces por día porque el exceso de higiene provoca un aumento de la secreción sebácea, dejando la piel mucho más grasosa.

¿Qué tiene que ver en todo esto el chocolate? Este alimento tiene un alto contenido en grasa, lo que crea un escenario ecológico perfecto para que la bacteria que provoca el acné pueda seguir en evolución. Es decir, que esta comida es contraproducente para los tratamientos que se indican en pos de secar la piel.

“El chocolate no provoca el acné en sí. En realidad, lo puede exacerbar por un fenómeno de acumulación de elementos grasos en la piel, porque la bacteria que lo causa requiere mayor grasitud. Entonces, si uno se alimenta mal y come mucha grasa, evidentemente va a empeorar el problema”, advierte a Con Bienestar el dermatólogo Mario Fuks, director del curso de Láser y tecnología médica de la Federación Médica Argentina (M.N. 69.704).

Pero el chocolate no es el único que puede potenciar el acné. Los alimentos con un alto índice glucémico, como dulces, productos que contengan azúcar añadido, los elaborados con harinas sin refinar o refrescos, pueden provocar picos de insulina que eventualmente conduce a alteraciones hormonales, responsables finales de los cambios en el sebo. También se recomienda evitar las grasas saturadas.

Sin embargo, Eel especialista detalla que la alimentación es sólo uno de los factores que influyen en el acné. La genética juega otro papel importante, que hace que una persona tenga la piel más grasa y, por ende, más posibilidades de proliferación de este tipo de gérmenes.

La genética no se puede modificar, por lo que es importante cuando aparece este problema en la piel consultar con un especialista en dermatología a la brevedad. El médico va a recetar el tratamiento indicado en cada caso particular para que la recuperación se dé lo antes posible y que la afección no pase a mayores. Dejarlo pasar puede acarrear a la larga consecuencias más severas o incluso derivar en un acné cicatrizal (que deja cicatrices).

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