El año no cambia la suerte, pero tú sí que puedes hacerlo

Nos encanta tener el pensamiento mágico de que con lo nuevo también llegan las buenas noticias y la buena suerte.

NOTICIAS DE INTERÉS Ana COHEN
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El cambio de año nos parece el pistoletazo de salida para que todo cambie, desde nuestros hábitos de vida saludables hasta la suerte. La buena, todo sea dicho. La suerte necesita adjetivarse para saber de qué lado está, buena o mala.

El pensamiento mágico, los rituales, las supersticiones nos llevan a la falsa idea de que ellos, por sí solos, pueden cambiar nuestra buenaventura. Pero no son más que imaginaciones, falacias, falsas esperanzas. Sí, siento aguaros la fiesta. Pero ni la herradura, ni el trébol, ni ponerte ropa interior roja, ni meter un anillo en la copa de champán, ni tocar madera o tu cabeza en su ausencia, harán que cambie tu suerte. Ojalá fuera algo tan sencillo.

 

Si fuéramos mas científicos, buscaríamos en internet la historia que subyace a estas falsas creencias que condicionan la vida de muchas personas. Por ejemplo, se supone que tocar madera nos trae suerte porque simboliza la cruz de Cristo y su protección. Pero, ¿cuántos agnósticos y ateos hay tocando madera? Muchísimos. Si de verdad conociéramos el origen de muchos de estos rituales, igual dejaríamos de realizarlos.

Nos gustan las creencias sencillas. Solemos ser más crédulos con ellas. Cuando nos lo ponen fácil y nos facilitan la asimilación de la idea, solemos darle más credibilidad. Y esto es lo que ocurre con todo este tipo de manías y supersticiones. Amén de que es “maravillosamente mágico” que sólo el hecho de encontrar un trébol de cuatro hojas pueda hacer que me vaya bien en esa entrevista de trabajo que tengo o que entrar en el año nuevo con un anillo de oro dentro de la copa me asegure abundancia económica.

Y, además, somos muy, muy reacios a descreer este tipo de ideas. Porque, ¿no hemos tenido suficiente prueba de realidad este año con la pandemia? Todos empezamos el año de la misma manera: ropa interior roja, el pie derecho delante, el anillo en la copa y todo tipo de rituales que hayáis incorporado… y no a todos nos ha ido igual de bien. Ha sido un año durísimo, tristísimo y complicadísimo para todos. Para unos mucho más que para otros, pero en general, nos ha puesto a todos del revés. Tenemos pruebas suficientes para dejar de realizar estos rituales visto lo visto en 2020. Pero ya veréis cómo volveremos a repetirlos. Y todo porque “total, si no cuesta nada”.

La única manera en la que estas creencias o rituales influyen en nuestra suerte es por la seguridad que nos otorgan. Saber que vas a escribir tu examen de oposición con tu bolígrafo de la suerte te da serenidad, seguridad, incluso poderío. Y desde ese estado mental es más fácil concentrarte y estar tranquilo durante el examen. Es el estado emocional que te genera lo que interfiere directamente en tu buena o mala suerte. Al igual que podría ser catastrófico la idea de saber que has quedado con alguien que te atrae y darte cuenta de que te has dejado los calcetines de la buena suerte en casa. Augura un fracaso amoroso seguro. Pero no porque no seas atractivo para la otra persona, sino porque tus dudas y tus nervios pueden hacerte parecer inseguro, ponerte de mal humor, bloquearte y no dar la mejor versión que tienes dentro. Que la tienes tú, no tus calcetines.

Lo que la ciencia ha demostrado es que, seas supersticioso declarado o no, la evitación de estos pensamientos que nos llevan a pensar que si tocamos madera alejamos las desgracias, nos tranquilizan la mente, tal y como se publicó en junio de 2014 en la “Journal of Experimental Psychology2. Y si hay algo que buscamos todos incansablemente, esa es la paz mental.

En fin, si la suerte no está en los números, los rituales o en las manías… ¿dónde está?

Creer en la buena suerte es crear oportunidades

En un anuncio de bebida alcohólica “Luck is an attitude” puedes observar la vida de una misma persona en dos versiones distintas. En una de ellas se deja arrastrar por lo que la vida le trae, y en la otra versión, busca oportunidades. El anuncio acaba con la frase “la suerte es una actitud”.

En gran parte, no en toda, la suerte tiene que ver con aquello en lo que nos enfocamos en la vida, con aquello de lo que estamos pendientes, con lo que nosotros buscamos y aprovechamos. Si estás buscando trabajo será más fácil “tener suerte” si se lo cuentas a toda tu comunidad, que si se lo cuentas sólo a los más íntimos. Y será más fácil tener suerte si vas a una entrevista de trabajo creyendo que eres un candidato ideal en lugar de uno más. Porque esta creencia te ayudará a expresarte con más tu ilusión, a estar más atento y a prepararte la entrevista en profundidad.

La suerte también depende de tu autoestima

Cuanto más seguro te encuentres, más confíes en ti, más conozcas de tus talentos y competencias, más sencillo será demostrarlo y aumentar la probabilidad de que gustes a alguien, de que te compren tu idea…

La autoestima, de la mano de la confianza, también te otorgan mayor valentía. Si te sientes capaz te atreverás a pedirle esa cita a la persona que te gusta. Si no, puede que lo postergues y termine otra persona pidiéndole que salgan con él o con ella.

Suerte y preparación van de la mano

Necesitas organización, planificación, formación y conocimiento. Las personas que tienen buena suerte son personas que confían en tener éxito, y como creen que al final del camino tendrán el premio, se involucran desde la creatividad, la decisión y la preparación. En definitiva, se esfuerzan por conseguir aquello que saben y creen que merecen.

La suerte requiere de una correcta gestión del fracaso

Muchas de las personas a las que creemos que la suerte las ha acompañado, lo que de verdad las ha acompañado es una vida perseverante. Han fracasado y no han tirado la toalla. Han asumido y aceptado que el fracaso podía formar parte del proyecto. Han analizado, tomado decisiones, reparado y continuado…hasta que “voilá”, la suerte les ha sonreído.

Ser protagonista de tus éxitos

Si cuando apruebas un examen crees que es por la buena suerte, pero cuando lo aprueba tu amigo es porque es listo… ¿quién tiene más probabilidad de seguir aprobando? Tu amigo. Tienes que conocer en qué medida eres responsable de tus éxitos. Basta con que realices este ejercicio sencillo. Anota en una libreta cada vez que consigas algo, por pequeño que sea, superar un miedo, aprobar algo, comportarte de forma serena ante una crítica, lo que sea, en qué media has sido responsable de ello. ¿Han sido tu paciencia, tu empatía, tu esfuerzo, tu don de gentes?

Aprende a relacionar tus éxitos con variables internas, ya sean talentos, valores o competencias. Ya verás qué pronto tomas conciencia de que la suerte, en gran parte, la creas tú.

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