Cómo pasar esta Navidad tan difícil en paz y a salvo de contagios

Al contexto de la pandemia, se le suman dificultades para hacer reuniones, parientes estresados, tensión en el ambiente, grieta política y miedo al futuro

NOTICIAS DE INTERÉS Julia VOSCO
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Estas fechas en las que florece el espíritu navideño y las emociones se intensifican pueden ser una fuente importante de estrés, hostilidad e hipersensibilidad para las personas.

Con la pandemia de coronavirus como telón de fondo, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof propuso que las personas que prevean reunirse con familiares en las fiestas de Navidad y Año Nuevo hagan una cuarentena previa de 14 días, de manera tal que se disminuyan los riesgos de contagio de COVID-19 en los adultos mayores y en personas con factores de riesgo.

“Algunos pueden usar estas recomendaciones para evitar los encuentros incómodos. Mientras que otros, en su resignación, obedecen a los mandatos que nos obligan a sentarnos, como cada año, a la mesa familiar”, opina Eliana Álvarez, psicóloga (M.N. 68 245).

La especialista los enumera como un clásico: los tediosos chistes del tío, los comentarios prejuiciosos de una prima, las críticas de la suegra, el sobrino caprichoso y la amargura de alguna hermana ante la Navidad.

Además, es probable que vuelva a repetirse el fiel interrogatorio de todos los años: ¿y el novio para cuando?, ¿estás más gordito?, ¿cuándo terminas la facultad o cambiás de trabajo?, Y todas esas preguntas que ni uno mismo sabría responder.

“Anticiparte y pensar algunas estrategias para enfrentarlo ayuda controlar el malestar que generan este tipo de eventos. Y tenemos una buena noticia: ¡no todo es tan malo! Muchas veces, son buenas ocasiones para reencontrarte con aquellas personas que, por el ritmo de vida que llevamos, no podemos ver con más frecuencia”, señala la psicóloga.

Algunos consejos:
Evitar tocar temas conflictivos: no suele ser una buena ocasión para resolver discusiones viejas, casi de los antepasados.
Organizar actividades lúdicas, como un karaoke.
Dividir tareas: si uno se encarga de la ensalada de frutas, que otro se ocupe del vitel toné; así, nadie se sobrecarga y se evita el estrés.
Acercarse a las personas con las que haya más afinidad.
No mostrarse a la defensiva y ser conciliadores.
Evitar críticas y roces.
Beber alcohol con moderación.
Respetar la opinión del otro.

Los duelos
Otra cuestión que puede ser difícil de manejar es la pérdida de seres queridos. Si alguien se encuentra este año atravesando un duelo, puede convertirse en un factor de angustia especialmente en esta época. ¿Por qué? Pues porque se intensifica la falta de aquel que ya no se sienta a la mesa grande, provocando nostalgia y perturbación.

“Si bien la celebración debería causar felicidad y alegría, muchas veces solo consigue acentuar el sufrimiento. Entonces, el festejar queda asociado al sentimiento de culpa por pasarla bien a pesar de la ausencia de una persona tan amada. Hay que entender que pasarla bien no es equivalente a traicionar a quien está ausente. Por el contrario, implica tenerlos presentes y honrarlos con un afectuoso recuerdo”, aconseja Álvarez.

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