Sustituir el azúcar por edulcorante no te ayuda a adelgazar

Los edulcorantes pueden incluirse en la alimentación sin problema, pero lo ideal es intentar tomar los alimentos sin edulcorar o azucarar

POR UNA VIDA MÁS SALUDABLE Julia VOSCO
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La guerra contra el azúcar continúa vigente, aunque deshacernos de él por completo puede ser muy complicado. Nuestro paladar está acostumbrado a ciertos sabores y a un nivel de dulzor al que ya nos cuesta renunciar. Pero, reducir la ingesta de azúcar es un proceso gradual que, aunque difícil, no es imposible.

Para intentar eliminar poco a poco el azúcar, muchas personas deciden optar por los edulcorantes, una manera de endulzar un alimento que «no tiene calorías». Pero... ¿sabes qué es exactamente un edulcorante y si es bueno para ti?

Antonio Rodríguez, creador del proyecto SinAzucar.org, aclara en primer lugar que todos los edulcorantes autorizados se pueden considerar seguros dentro de las dosis que establece la normativa. Estos son varios, como por ejemplo: sacarina, ciclamato, aspartamo, sucralosa, acesulfamo K o estevia. Todos ellos tienen diferencias entre sí por su poder edulcorante y los matices que aportan a los alimentos edulcorados, por lo que a priori no hay uno mejor, sino que debemos elegir teniendo en cuenta nuestras preferencias personales de sabor.

Miguel López Moreno, científico del CIAL y nutricionista, explica que todos estos edulcorantes son de origen sintético y se obtienen mediante diferentes tipos de reacciones químicas. Especifica que la sacarina y la sucralosa son las dos opciones que presentan un mayor poder endulzante, y que el aspartamo y ciclamato los que presentan una dosis de seguridad más elevada. Por otro lado, aunque la stevia que encontramos en la mayoría de productos parece más saludable dado que procede de una planta, apunta el científico que esta «se obtiene mediante la extracción de los glucósidos de esteviol», por lo que también pasa un proceso químico.

 
«De forma general, no hay un edulcorante artificial mejor que otro teniendo en cuenta el consumo medio de la población», asevera el científico.

 Aunque los edulcorantes podemos añadirlos nosotros, por ejemplo en el café, un té o un yogur, muchos productos ya lo incluyen en su composición. Pero, no debemos confundir un producto azucarado con uno edulcorado. Explican ambos expertos que los productos azucarados son los que contienen sustancias naturales, como el azúcar, la miel o la panela, mientras que los catalogados como edulcorados consiguen el dulzor a través de edulcorantes artificiales o polialcoholes.

Estos polialcoholes son hidratos de carbono que encontramos de manera natural en alimentos de origen vegetal. Se obtienen modificando las moléculas del azúcar, y al no ser fácilmente digeribles, como la fibra, tienen una absorción más lenta, aunque aun así sí aportan algunas calorías. «Los polialcoholes pueden ser utilizados como alimento por los microorganismos presentes en nuestra microbiota intestinal, por lo tanto, tendrían un efecto beneficioso», apunta Miguel López Moreno, pero como contraindicación alertan ambos expertos que su consumo elevado puede tener efectos laxantes.

¿Nos pueden ayudar los edulcorantes a adelgazar?
El fundador de SinAzucar.org, Antonio Rodríguez, explica que podemos usar los edulcorantes de forma transitoria para ir poco a poco adaptándonos a los alimentos sin endulzar, pero aun así si decidimos sustituir los productos azucarados, tales como galletas, por sus equivalentes edulcorados, probablemente no seguiremos una dieta que nos ayude a perder peso.

Por otro lado, el nutricionista y científico del CIAL Miguel López Moreno, dice que reducir por completo el consumo de azúcar de la dieta es difícil (más cuando es un hábito), por lo que considera los edulcorantes, sobre todo los polialcoholes, como una herramienta útil en la etapa transitoria para una persona que busca reducir su consumo de azúcar de la dieta.
Los edulcorantes como tal también pueden generar gases y molestias, así como, al no ser absorbidos por el organismo, pueden llegar intactos a nuestra microbiota y alterarla. «Esto es lo que se conoce como disbiosis, que se relaciona con todo tipo de condiciones como la obesidad», explica el científico.

Aunque puede ayudarnos a sustituir poco a poco el consumo de azúcar, es importante controlar el consumo de edulcorantes, ya que por ejemplo puede producirse un efecto halo: al tomar un alimento con menos calorías, consideramos que es más saludable y por tanto podemos tomar más.

Sustituir azúcar por edulcorantes
Antonio Rodríguez explica que, aunque un producto esté edulcorado en vez de azucarado, muchas veces nos encontramos con un producto ultraprocesado que sigue sin ser una opción sana. «Además, el consumo abusivo de edulcorantes puede alterar el umbral del dulzor, lo que hace que nuestro gusto demande sabores dulces para que el producto consumido nos resulte agradable y rechacemos los sabores naturales de los alimentos sin procesar», advierte.

Para endulzar un plato sin ningún tipo de azúcar o edulcorante, es importante comenzar a acostumbrarnos al sabor dulce que tienen los alimentos de forma natural. «La mejor manera de endulzar tu yogur o porridge es con una fruta como el plátano», pone de ejemplo Miguel López Moreno. Por su parte, el experto de SinAzucar.org da varias opciones según el alimento: si es una salsa de tomate podemos endulzarla con cebolla pochada; si es un bizcocho, siempre que sea de consumo muy moderado, sí podemos optar por azúcar; en el caso de las infusiones o café, recomienda los edulcorantes, pero también intentar reducir el consumo de manera progresiva.

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