Para adelgazar no debes obligarte a comer lo que no te gusta

Perder el peso ganado durante el confinamiento demasiado rápido y sin cambiar los hábitos no hará sólo que perdamos masa muscular sino que también dañará al hígado, según la experta Judit Soto

NUTRICIÓN Ana COHEN
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Judit Soto es graduada en medicina y cirugía por la UAB y también es el «alma» que está detrás de « Doctora Cooking», una cuenta de Instagram con más de 51.000 seguidores en la ha compartido más de 500 recetas que además de ser saludables «se comen con los ojos». En la actualidad estudia un máster de nutrición clínica y endocrinología y, a pesar de su juventud, (25 años) hace más de cuatro años que inició su labor de divulgación culinaria en Instagram. Una de las principales razones por las que empezó a compartir las fotografías de sus platos es porque cuando empezó a ver en consulta a sus primeros pacientes se dio cuenta de que muchos preferían tomar una pastilla antes que hacer cualquier mínimo cambio en su dieta y que además casi todos ellos relacionaban el concepto de «comer saludable» con ideas horribles y restrictivas como sufrir o pasar hambre y con fórmulas tan sosas y aburridas como comer pechuga y lechuga.

Pero Doctora Cooking no solo adora cocinar, sino que además prepara los platos de modo que resulten atractivos visualmente y muy apetecibles. Y no solo eso, sino que además tiene la formación académica necesaria para explicar por qué unos ingredientes son más saludables que otros.

Son muchas las personas que durante el confinamiento se han empleado a fondo en los fogones. ¿Significa que eso que hemos aprendido a comer más sano?

Es cierto que en los meses de confinamiento se ha cocinado más, en líneas generales, pero eso no significa que hayamos comido mejor. La prueba está en este dato, que puede servir de jemplo. Según el departamento de Salud la Generalitat se ha ganado unos 2,5 kilos de media. Y si hablamos de una media eso quiere decir que habrá muchas personas que habrán engordado más de esa cantidad.

¿Qué se puede hacer para adelgazar un contexto así, de ansiedad y de incertidumbre?

Lo primero que tenemos que hacer es mantener la calma, pues efectivamente están siendo circunstancias excepcionales. Y lo segundo es retomar el ejercicio cuanto antes y en la medida que nos vaya resultando posible. Pero no como castigo o como obligación, sino desde el cariño hacia el cuerpo y la mente, es decir, para sentirnos mejor.

Lo fundamental es tener claro que, al igual que ese incremento de peso no se ha producido en dos días, tampoco debemos pretender que desaparezca rápidamente porque eso no será saludable ni física ni mentalmente.

Pero la ansiedad sigue ahí..

Hay que tener claro que lo peor del sobrepeso es mantenerlo a largo plazo. Un sobrepeso puntual, que se ha producido durante unas semanas o durante unos meses no hará que enfermemos de hoy para mañana, aunque es cierto que en lo que más solemos fijamos es en lo que vemos en el espejo.

Sí, sobre todo cuando llega el verano...

Si, pero lo importante es tener claro que se debe perder peso progresivamente porque si se hace rápido se reduce masa muscular y además se corre el riesgo de sufrir las consecuencias de padecer estatosis o «hígado graso». Cuando el organismo excede la capacidad diaria de eliminar grasa esta se acumula en el hígado inflamándolo. Se forma así una especie de «foie gras» y además la grasa se acumula en las arterias provocando así un riesgo más para la salud.

El gran peligro del sobrepeso es mantenerlo en el tiempo. Pero si has subido peso en estas últimas cuatro o seis semanas lo tendrás que bajar progresivamente en otras seis semanas, pues eso permitirá que no impacte de modo agresivo en tu salud.

No es habitual escuchar que adelgazar rápido puede dañar al hígado...

Claro, porque no es algo tan visible como la pérdida de masa muscular o la reducción de volumen en general. Pero no siempre atendemos a la grasa que tenemos dentro, que se llama grasa visceral y que es más activa metabólicamente porque produce inflamación, aumenta el riesgo cardiovascular y también el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Nos suele preocupar más la estética pero cuando te das cuenta de que te daña el hígado es porque tienes algún síntoma y en ese momento el daño ya está hecho.

Una de las estrategias que defiendes para perder peso de forma progresiva es que debemos disfrutar con la alimentación saludable, ¿Cómo huir del concepto de dietas aburrida y sacrificada?

Antes debemos entender que no se come saludable por incluir semillas de chía, té matcha o espirulina en nuestra dieta. Estos alimentos son interesantes, pero no milagrosos. Para perder peso no hay que obsesionarse con los superalimentos y tampoco hay que forzarse o presionarse a comer cosas que no nos gusten.

Lo ideal es hacer un cambio progresivo en la dieta que permita probar nuevos ingredientes y descubrir lo que nos gusta comer y lo que no. Debemos dar nuevas oportunidades a los alimentos cocinándolos o aliñándolos de otra manera. Del mismo modo que nunca pasaríamos de no hacer deporte a correr una maratón tampoco debemos cambiar toda nuestra alimentación de la noche a la mañana. Lo mejor es empezar por cosas sencillas y pequeñas. Un ejemplo. Si las judías verdes hervidas te parecen un horror, tal vez si las salteas con un poco de aceite de romero y les añades unos tomatitos cherry puedas convertirlas en un plato maravilloso.

Pero no es fácil escapar a las trampas de la industria alimentaria..

Si, es cierto que con algunas cosas se confunde a la gente en lugar de ayudarles a comer más sano. De todo el marketing que se hace en esta industria y que incluye mensajes como «sin azúcar», «sin grasas» o «sin gluten» el que me parece menos ético es usar como reclmo la etiqueta de «sin gluten» en alimentos que son naturalmente sin gluten con la única intención de venderlos más caros o incluso intentando convencer de que por esa razón más sanos cuando en realidad eso no tiene nada que ver.

¿Cómo podemos hacer que nuestra compra sea saludable?

El supermercado está pensado para que sucumbamos a la tentación y pone al alcance de cualquiera una serie de productos que en realidad deberíamos evitar. Mi consejo es «menos supermercado y más mercado» porque esa es la forma de encontrar los productos que más nos convienen: verduras y frutas de temporada, de calidad y de proximidad, y no vegetales envueltos en plástico que no sabemos ni de dónde vienen.

Quizá debamos comprar como nuestras abuelas pues lo bonito de la cocina y de hacer la compra es la interacción. Comprar productos de temporada nos ayuda además a dar variedad a la dieta en cada estación y en cada mes, además de que siempre comeremos esos productos en su mejor momento nutricional y de sabor.

Cuando llega el verano contamos con el melón y la sandía, que ofrecen una cantidad de agua y son perfectas para cuando llega el calor. Y también con los tomates, que contienen licopeno y que nos protegen del daño solar en un momento del año en el que estamos más expuestos a la radiación.

 

Fuente: abc.es

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