Dieta cetogénica: voces a favor y en contra del popular método para bajar de peso

Si bien es una práctica que tiene casi 100 años de historia, en los últimos tiempos ha vuelto a cobrar relevancia.

DIETAS Julia VOSCO
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La dieta cetogénica (o dieta keto) no es ninguna novedad. El método fue creado en el año 1921, por el médico estadounidense Russell Morse Wilder, como tratamiento para pacientes con epilepsia refractaria u obesidad mórbida. En los últimos años, cobró popularidad luego de que diferentes personalidades de la farándula manifestaron haber bajado de peso siguiéndola.

Celebridades como las hermanas Kardashian, Adriana Lima y Lebron James, entre otros, hicieron pública su adherencia a este tipo de alimentación, confrontando a expertos que advierten sobre los peligros de eliminar por completo de una dieta un macronutriente como los carbohidratos. 

¿Qué es la dieta keto?

En este tipo de alimentación, se reduce drásticamente la ingesta de hidratos de carbono y se eleva la cantidad de grasas. Ambos macronutrientes (los carbohidratos y las grasas) son fuentes de energía. El cuerpo, al quedarse sin el primero de ellos, ya que han sido suprimidos de la ingesta diaria, recurre a las grasas almacenadas para utilizarlas como fuente de energía a través de un proceso llamado “cetosis”.

“El hígado comienza a producir cuerpos cetónicos por el déficit de hidratos. Entonces, nuestro organismo maravillosamente recurre a las grasas almacenadas en el tejido adiposo (triglicéridos) y los empieza a transformar en moléculas de alta energía”, agregó a este diario la licenciada en nutrición Loreley Baravalle (M.P. 2610).

Voces a favor

Baravalle defendió la alimentación cetogénica, planteando que puede sostenerse en el tiempo y aplicarse como un estilo de vida: “Nuestro cerebro se adapta rapidísimo al cuerpo cetónico como fuente de energía. Están los que defienden la necesidad del azúcar para el cerebro, pero lo cierto es que hay un cuerpo cetónico que funciona de combustible principal para nuestro cerebro y tiene mucha más eficiencia metabólica que el azúcar”.

Para mucha gente que está estudiando, es fabulosa la dieta cetogénica porque hace funcionar mejor nuestra capacidad intelectual. Pero esto no es algo de un día para el otro. Es un proceso de adaptación que nuestro cuerpo tiene que hacer”, indicó la profesional.
Entre los beneficios de esta dieta, Baravalle enumeró: “Acelera el metabolismo, posibilita un rápido descenso de peso, contribuye al equilibrio hormonal del cuerpo, es antiinflamatoria 100 por ciento, permite que se reviertan patologías como la diabetes, la insulinorresistencia, la hipertensión. Tenés más lucidez y mucha más energía”.

Otro de los profesionales que reconoce los beneficios de este tipo de alimentación es el doctor Carlos Sabagh. El autor del libro Sí a las grasas para adelgazar explicó a La Voz que la cetogénica “es una dieta en la cual el producto final del metabolismo es el consumo de grasas, por lo tanto se forman los cuerpos cetónicos que transforman la grasa en energía”.

“Esta dieta fue muy castigada mucho tiempo por todos nosotros (los médicos), porque la medicina oficial decía otra cosa; sin embargo, a comienzos del siglo pasado empezó a usarse en pacientes con epilepsia refractaria. Actualmente se sigue utilizando, con resultados espectaculares. Cuando vos bajás los hidratos de carbono y obligás a que se active el metabolismo de la grasa, estas se queman. Es incuestionable la dieta”, opinó. 

De igual manera, el profesional aclaró que la recomendación general para toda la población es bajar la ingesta de hidratos de carbono. En cuanto a la alimentación keto puntualmente, precisó que “no puede ser recomendada en general, ya que hay distintos tipos y necesidades que varían según pacientes. El médico tiene que hacer una valoración médica y evaluar qué tipo de dieta necesita”.

Voces en contra

Agustina Mucho, quien además es especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), explicó que los cuerpos cetónicos conformados por la eliminación de los hidratos generan dolor de cabeza, mal aliento y náuseas. “Al comienzo, hay pérdida del apetito, pero, como toda dieta, tiene un principio y un fin”, indicó. 

La profesional se mostró en contra de la eliminación de un grupo de alimentos: “Este tipo de dieta no coincide con la ley de la alimentación de la armonía. No tiene todos los nutrientes necesarios. No coincide con la vida social, en la que, en general, hay alimentos que en la dieta cetogénica no se pueden consumir. A partir de una dieta, tanto esta como cualquier otra, se desencadenan los TCA y después de una restricción es probable que haya descontrol alimentario”.

Por otra parte, en contraposición a lo expresado por Baravalle, aseguró que “el cerebro se nutre de glucosa, y aunque también se utilizan cuerpos cetónicos, no es la vía principal, sino una vía alternativa de supervivencia”.
La nutricionista Daniela Natale (M.N. 7424), por su parte, catalogó de forma irónica a la dieta keto como “una de las tantas magias que se buscan para lograr bajar de peso de forma rápida”. 

“Creo que ninguna dieta se puede sostener de por vida, y menos esta, que es sumamente restrictiva, ya que elimina un gran grupo de alimentos como los hidratos de carbono, que sabemos que son supernecesarios para nuestro cerebro y nuestros músculos”, agregó. 

Sobre su experiencia en el consultorio, Natale opinó: “Lo vemos a diario en pacientes con planes de alimentación extremadamente restrictivos que no comen nada de lo mal llamado ‘prohibido’, que cuando dejan de hacer la dieta vuelven a aumentar el peso perdido o, aún peor, lo duplican. Soy de las que piensa que no hay comidas malas o buenas. Hay que aprender a comer y a relacionarse mejor con la comida. Ese es el punto, no hay que hacer más dietas porque no sirven”.

Otro de los profesionales que van en concordancia con lo expresado por Natale es Emmanuel Cestaro (M.N. 4353). El nutricionista aseguró que una baja cantidad de ingesta de hidratos de carbono hace que la masa muscular de las personas corra riesgo de disminuir, “ya que su principal combustible es el hidrato de carbono y, además de disminuir grasa, probablemente también se disminuya el músculo”. 

Cestaro explicó también que una dieta alta en grasas como la cetogénica puede generar un impacto negativo en los valores sanguíneos de las personas. A su vez, sostuvo que “el proceso de cetosis al que se llega por la falta de hidratos, extendido en el tiempo, produce toxicidad en el cuerpo”.
“Es una locura que una persona que se alimenta mal, aporta exceso de industrializados y tiene una vida sedentaria, pruebe la dieta cetogénica, en la que va a haber carencia de nutrientes y el organismo tendrá el doble de exigencia para generar energía. La persona tiene que progresar sí o sí a una alimentación totalmente saludable, empezar entrenamiento y, luego de un tiempo, probar si quiere la cetogénica ‘adaptada’ con mayor cantidad de verduras y algunas frutas al día”, mencionó el nutricionista en el caso de que alguien quisiera adoptar el método.

“Yo estoy a favor de un método que tenga todos los nutrientes, que no sólo se disminuya la grasa, sino también que mejore tu energía, tu salud y tu estímulo muscular”, completó.
Otra profesional que manifiesta su postura contra la dieta keto es la doctora Mariana Steinberg (M.N. 119105), de Bionut Obesidad. “No recomiendo ningún tipo de dieta, ya que no son sostenibles en el tiempo y terminan generando frustración, enojo y abandono, y hacen que se vuelva a los malos hábitos alimenticios”, opinó.

“Lo que sí recomiendo –no sólo para aquellas personas que padezcan sobrepeso u obesidad, sino para todos– es aprender a reconocer y a consumir aquellos alimentos saludables e incorporarlos a nuestra vida diaria para generar nuevos hábitos, ya sea con el objetivo de descender de peso o de mantenernos en un peso adecuado. Eso hará también el riesgo de contraer enfermedades”, cerró.

Grasas saludables

El consumo de grasas buenas es fundamental para que nuestro organismo funcione correctamente y se mantenga en equilibrio. En este video se muestran algunas de las más recomendadas por los especialistas. Fuente informativa: doctora Sonia Carrizo. 

Fuente: lavoz

 

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