Derribando mitos: ¿hace bien tomar cerveza después de entrenar?

La transpiración lleva a la sed y una bebida bien fría es tentadora. Pero qué pasa si tiene alcohol.

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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La primavera se asoma con sus días ideales para hacer actividad física. Pero hay que estar atentos, ya que el entrenamiento en jornadas calurosas supone una mayor pérdida de sudor. Y la hidratación es importante para reponer lo perdido. Pero..., ¿una cerveza sirve?

“La cerveza contiene alcohol, el cual está totalmente contraindicado para el momento de la recuperación muscular y la rehidratación que necesitamos post entrenamiento”, explica a Con Bienestar la licenciada en nutrición Nadia Hrycyk (M.N. 5.430).

Puede resultar tentadora y hasta como un premio en la creencia de que cualquier bebida bien fría puede bajar la temperatura corporal, pero lo cierto es que, si optamos por la birra, al rato “tendremos más sed que antes”, advierte la especialista.

“El alcohol tiene efecto diurético y luego de tomarla, se tendrá la necesidad de orinar con más frecuencia. En esa orina, no sólo se pierde agua sino también minerales y eso puede desencadenar una deshidratación", advierte Hrycyk, especialista en nutrición deportiva y antropometría de la Universidad de Buenos Aires.

Esta pérdida riesgosa del fluido corporal puede producir "mareos, calambres, aumento de la temperatura corporal y de la frecuencia cardíaca”, detalla, y puntualiza: “La sed es uno de los últimos síntomas de la deshidratación”.

La hidratación es fundamental para un buen entrenamiento físico. Antes, durante y después del ejercicio. Las altas temperaturas son una variable en la pérdida de calor por sudor y si no se mantiene una correcta hidratación, el riesgo de lesiones y fatiga muscular aumentan.

Lo que se pierde y cómo recuperarlo
“Cuando la temperatura supera los 25 grados y se realiza un entrenamiento de moderada a alta intensidad de 30 minutos a una hora, se estima que las pérdidas de líquido pueden rondar entre 1,5 y 2 litros, por dos vías: transpiración y respiración. Este nivel de pérdida de líquido impacta sobre el control de la temperatura corporal”, describe Hrycyk.

Por cada litro que se pierde, se calcula que se deben ingerir 1,5 litros de agua para reemplazarlo. Por este motivo, no se debe esperar a tener sed para hidratarse.

“Estas pérdidas de agua dependen de cada persona, pero si a eso le sumamos que muchas veces se llega al momento del entrenamiento mal hidratado, significa que hidratarse sólo durante un entrenamiento no llega a ser suficiente para evitar un cuadro de deshidratación”, concluye la nutricionista.

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