¿Por qué suele sufrirse déficit de ácido fólico durante el embarazo?

La vitamina B9 juega un papel esencial en la gestación

SER PADRES Carola LEVI
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Seguro que lo has escuchado en más de una ocasión. Se debe prestar especial atención al ácido fólico (o vitamina B9) durante el embarazo, pero también antes del mismo. Se trata de una vitamina esencial que nuestro cuerpo, por sí mismo, no puede sintetizar. Así que, por esta misma razón, hay que incluirla a través de la alimentación.

Tal y como explican desde Melio, esta vitamina B9 puede encontrarse de dos maneras:

- Como folato (que está en algunos alimentos).

- Como ácido fólico. Una variante sintetizada del folato, que podemos hallar en alimentos fortificados y suplementos dietéticos.

Su papel es tan importante en nuestro organismo que su déficit está relacionado con problemas como el desarrollo de diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso el insomnio. Y, en el caso de las gestantes, se suman otras complicaciones, como el desprendimiento de la placenta.

¿Cuáles son los motivos del déficit de ácido fólico?
La doctora Jimena Cantero, especialista en Ginecología y Obstetricia, y el doctor Tomás Duraj, investigador científico y médico asesor de Melio, nos explican que el embarazo es una causa importante de déficit de ácido fólico porque, durante esta etapa, el consumo de esta vitamina (B9) está muy incrementado.

"Dado que está implicado en el proceso de síntesis de los ácidos nucleicos que formarán el ADN, y son esenciales para la formación de nuevas células en el desarrollo embrionario durante el embarazo", detallan. "El embarazo no es una 'causa', pero sí puede poner de manifiesto la presencia de niveles bajos, que, en otras circunstancias, no necesariamente tendrían repercusiones negativas", añaden.

Los riesgos de un déficit de ácido fólico
Ambos doctores coinciden en que es imprescindible mantener unos niveles adecuados de ácido fólico antes y durante el embarazo, puesto que su déficit puede roducir alteraciones congénitas en el feto como:

- Defectos de cierre del tubo neural (causante de la espína bífida).

- Déficits del lenguaje.

- Se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes, autismo o leucemia.

Además, puede producir problemas durante el embarazo, como el desprendimiento de placenta o el aborto espontáneo.

A todo ello, se suman otros problemas como la anemia, la cefalea, la disminución de la memoria o la irritabilidad en todos los grupos de edad y el desarrollo de problemas del aprendizaje durante la etapa infantil.

No obstante, también alertan sobre el exceso de la suplementación de ácido fólico: "por aumentar el riesgo de padecer algunas enfermedades como el cáncer de colon". De este modo, "actualmente la suplementación directa solamente se recomienda en embarazadas y en personas con riesgo de padecer algún déficit de este tipo", afirman.

¿Cuál es su tratamiento? 
La norma habitual es que a las mujeres embarazadas (y aquellas que quieran estarlo) sus médicos les prescriban suplementos de ácido fólico, pero también la nutrición juega un papel fundamental.

De este modo, se puede completar el tratamiento, incluyendo algunos alimentos en la dieta, ricos en ácido fólico. Algunos de los más indicados son:

- Cítricos. Como las naranjas, los pomelos, los limones y las limas.

- Vegetales de hoja verde, como las espinacas, los espárragos, el brócoli o la lechuga.

- Legumbres.

- Frutos secos.

- Cereales, como el germen de trigo y la avena.

- Huevos.

- Algunos productos animales como el hígado.

Muchos de ellos aportarán, además, otros nutrientes esenciales durante la gestación. Por ejemplo, el huevo, las legumbres y los frutos secos contienen hierro, necesario en este período, ya que, en los últimos meses, la anemia se produce de manera fisiológica.

Los cítricos, por su parte, proporcionan vitamina C, mientras que los cereales vitamina D, fundamental para el desarrollo óseo del feto y evitar la osteoporosis.

No obstante, cabe recordar que el "cocinado de los alimentos puede disminuir hasta el 50% la biodisponibilidad del folato".

Una vez se ha dado a luz, ¿es más fácil conseguir los niveles adecuados de ácido fólico?
"Sí, es más fácil recuperar unas concentraciones adecuadas de ácido fólico una vez que se ha dado a luz", comentan los doctores. A partir de ese momento, "se va a producir una menor utilización de esta vitamina comparando con el embarazo porque antes la estaba 'consumiendo' el embrión de forma acelerada para la formación de sus células".

Hay que tener en cuenta que el folato es un subtipo de vitamina hidrosoluble que no se almacena en grandes cantidades en el cuerpo humano, y los déficits suelen presentarse tras 8 a 16 semanas de uso, aumentado de esta vitamina o de disminución de su absorción.

Por este motivo, resaltan que "el momento óptimo para iniciar el tratamiento con suplementos es al menos 4 meses antes de planear el embarazo".

La vitamina B12, otro indicador a tener en cuenta
Los dos médicos resaltan, asimismo, la importancia de vigilar, además del ácido fólico, los niveles de vitamina B12, que contribuye a la formación de los glóbulos rojos en la sangre y a mantener el sistema nervioso central, para asegurarnos de que los folatos pueden cumplir su función.

"Ambos tienen un metabolismo que está muy interrelacionado, siendo esta vitamina un cofactor crucial para la utilización de ácido fólico", señalan. De hecho, el ácido fólico colabora con dicha vitamina ayudando a nuestro cuerpo a la descomposición, uso y creación de nuevas proteínas.

Por último, los doctores Cantero y Turaj advierten de que "disminuciones en las concentraciones de estas vitaminas pueden producir alteraciones analíticas que son indistinguibles si no se estudian específicamente en profundidad, como, por ejemplo, la anemia de características macrocíticas". De ahí su importancia.

Revisiones periódicas y alimentación, los puntos clave
Para mantener estas vitaminas en niveles adecuados, hay dos puntos primordiales, a tener en cuenta:

- Cuidar mucho la alimentación.

- Realizar una analítica completa periódicamente para vigilar que los niveles sean correctos. Especialmente, si existen condiciones predisponentes a déficit de ácido fólico o vitamina B12. Entre ellas, destacan el embarazo, la enfermedad celíaca, las enfermedades inflamatorias intestinales, la gastritis o los pacientes en tratamiento crónico con algunos fármacos como antiepilépticos o antiácidos.

No sólo es necesario prestar atención al ácido fólico, los productos con alta concentración de vitamina B12 son igual de importantes. Los mariscos, los pescados (salmón, truchay atún), la carne roja y la leche de vaca se convertirán en tus aliados.

En el caso de que sigas una dieta vegetariana, los médicos resaltan que puedes optar por fuentes dietéticas no animales como: la leche de soja fortificada, el tofu, los cereales y los zumos fortificados, los lácteos, los huevos o la proteína en polvo.

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