Organizaciones médicas advierten sobre el uso de cannabis medicinal

Les preocupa la exposición a productos no controlados, aunque reconocen que es necesario contar con nuevas terapias para casos específicos.

SALUD Julia VOSCO
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Ante la reciente propuesta de una nueva reglamentación de la Ley de cannabis medicinal, la Liga Argentina Contra la Epilepsia (LACE), la Sociedad Argentina de Neurología Infantil (SANI), la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la Sociedad Argentina de Neurología (SNA) advirtieron que no fueron invitadas a participar en el consejo consultivo sobre la investigación médica y científica sobre su uso.

“El concepto cannabis medicinal, como se lo suele entender tanto en las comunicaciones de prensa como en su uso coloquial, no implica hablar de una molécula homogénea, estable, sin contaminantes, elaborada en torno a buenas prácticas de manufactura que den cuenta de los distintos niveles de seguridad exigidos por los organismos regulatorios, tal cual sucede para cualquier otro fármaco”, señalan las entidades médicas en una carta abierta.

El cannabis farmacéutico de uso medicinal debe ser prescripto por profesionales de la salud y tomando en cuenta las buenas prácticas de manufactura para su elaboración. El preparado artesanal, puede perseguir el objetivo de mejorar la calidad de vida, pero no cumple con los requisitos de seguridad y eficacia que se requiere al hablar de un fármaco, remarcan las organizaciones. “Dicha distinción es siempre necesaria, pero se torna crítica cuando se habla de patologías severas, como lo es la epilepsia resistente al tratamiento médico”, agregan.

La doctora Helen Cross, presidenta electa de la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), ya advirtió sobre los riesgos de los preparados no controlados adecuadamente, no sólo por la imposibilidad de dar cuenta de la cantidad de cannabidiol (CBD) por frasco y de su estabilidad, sino por la posibilidad de que contengan contaminantes.

También se advierte sobre los riesgos de la presencia de bajas dosis de Tetrahidrocannabilol (THC), el componente psicoactivo usado para fines recreativos, que podrían producir efectos indeseables.

“Como organizaciones de profesionales relacionadas con el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia, apoyamos y apoyaremos siempre investigaciones bien diseñadas, científicamente rigurosas y controladas por las agencias nacionales de regulación de medicaciones y alimentos. Consideramos que el estándar en la elaboración es necesario para evaluar de manera óptima la seguridad, la eficacia y las interacciones farmacológicas de los cannabinoides terapéuticamente prometedores”, resaltan.

Las entidades advierten también sobre los productos derivados del cultivo artesanal que son adquiridos de manera no regulada en comercios y por redes sociales sin posibilidad de control por las autoridades competentes e incluso son consumidos sin la debida prescripción o supervisión de ningún profesional de la salud.

¿Autocultivo sí o no?
“Si bien el autocultivo por los propios familiares parecería proteger a los pacientes de este riesgo potencial de adquirir productos adulterados, desde las sociedades científicas que nos agrupan advertimos que dicha situación, en la que los familiares se convierten en prescriptores y productores del tratamiento de sus seres queridos, dista de ser lo más recomendable”, indicaron.

Creen que esta práctica podría cargar a la familia de una excesiva responsabilidad y no está exenta de riesgos, ya que estiman que no será sencillo que las autoridades puedan controlar de manera adecuada la producción (composición del aceite) de cada familia en particular.

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