Dieta inversa o cómo adelgazar comiendo más

la vida no está hecha para contar calorías. No, al menos, cuando se quiere adelgazar.

DIETAS Redacción Redacción
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Los anuncios tenían razón: la vida no está hecha para contar calorías. No, al menos, cuando se quiere adelgazar. Y es que, como explica el nutricionista Abel Henarejos, la relación entre las calorías que gastamos y las que ingerimos no basta para llegar a una conclusión sobre los kilos que ganamos o perdemos. Es decir, que la teoría del balance energético y del 'come menos y muévete más' podría no ser tan cierta como parece.

"Algo tan complejo como la fisiología de cada individuo no se puede simplificar únicamente en este principio. Es más, las dietas hipocalóricas que siguen esta regla no proporcionan una pérdida de peso mantenida en el tiempo", explica el experto. Sobre esto, aclara que al reducir las calorías sin tener en cuenta su calidad o procedencia se excluyen otros mecanismos biológicos, ambientales o de comportamiento, promoviendo su inevitable fracaso. "Su mayor inconveniente es el temido efecto rebote, en el que nuestro cuerpo, ante una dieta restrictiva, ralentiza el metabolismo para reducir nuestro consumo energético, o dicho de otra forma, se pone en 'modo ahorro', favoreciendo el almacenamiento de grasa al retomar nuestra alimentación habitual", añade.

Por eso, aunque para perder peso haya que comer menos calorías de las que necesitamos, si cuidamos el origen y calidad de los alimentos lo haremos de manera más eficiente. Sobre todo porque evitaremos alterar, entre otras cosas, la sensación de hambre y saciedad, principal culpable de la falta de adherencia. El organismo no responde igual a unas galletas industriales (aunque sean sin azúcar añadido) que a un puñado de frutos secos. Mientras que las primeras forman parte del grupo de alimentos procesados, generando picos de insulina y acabando, de nuevo, en ganas de comer, los frutos secos aportan grasas saludables y un elevado poder saciante, haciendo el camino más llevadero. Por tanto, a pesar de que estos superen a las galletas en su aporte calórico, nos acercan de forma más eficiente a nuestro objetivo.

Dieta inversa, la solución al efecto rebote
Una vez que se ha perdido el peso deseado o que la persona se ha estancado y no consigue mover ni un número de la báscula, es el momento de empezar la dieta inversa. ¿Cómo? Aumentando progresivamente las calorías hasta volver a las que comíamos antes de empezar la dieta. De esta manera, damos tiempo al metabolismo a recuperar su ritmo normal. "Nuestro principal regulador energético es el hipotálamo, una glándula que interviene en la liberación de la leptina y hormonas de tiroides, los principales agentes que controlan el metabolismo, la quema de grasa y el apetito. Por tanto, hay que entender que elegir bien los alimentos que formarán parte del menú será determinante para nuestro sistema hormonal, así como la manera de ajustar las cantidades", advierte Henarejos. Estos son algunos consejos prácticos para adelgazar sin pasar hambre.

Controla la leptina. Cuando se mantiene durante mucho tiempo una dieta hipocalórica los niveles de esta hormona caen, aumentando el apetito y disminuyendo el metabolismo. "Incluye algún día alto en hidratos de carbono. Esto ayudará a aumentar los niveles de leptina y a prevenir el efecto rebote al terminar la dieta", aconseja el nutricionista.
Consume alimentos ricos en proteína y fibra. Cualquier plan de alimentación que genere hambre genera rechazo. Por eso, Henarejos recomienda introducir alimentos que ayuden a reducirla, como carnes, vegetales o fruta entera.

Reduce los alimentos procesados. Estos, junto a los cereales refinados, reducen la sensibilidad a la leptina en el cerebro, causando desajustes hormonales. "Comer azúcares nos produce más ganas de volver tomarlos, y se entra en un bucle que acaba en sobrepeso", sostiene.
Come menos veces al día: "Las dietas con comidas cada pocas horas suelen tener un efecto contrario del que persiguen. Generan constantemente picos de insulina. De hecho existe fundamento científico que respalde que hacer cinco comidas diarias sea más efectivo que hacer dos o tres", argumenta el experto.

Fuente: El Mundo de Madrid

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