Los 5 errores más comunes por los que tu ensalada engorda más de lo que crees

Elegir mal el tipo de queso es uno de los que la mayoría es culpable

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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A simple vista parece que la ensalada es un plato seguro cuando quieres perder peso, sin embargo, esta mezcla "saludable" que triunfa todos los veranos podría resultar contraproducente para adelgazar si no eliges los ingredientes adecuados.

Lo cierto es que existen algunos hábitos que boicotean tu dieta sin que lo sepas: cenar tarde es uno de ellos, pues la mayoría de los expertos coinciden en que hay que irse a la cama dos horas después de comer; beber la cantidad recomendada de agua es otro, porque muchas veces el cerebro confunde la sed con el hambre; y no saber cuáles son las propiedades de los alimentos con los que preparas tus platos es el que vas a descubrir ahora. Pasarte con los frutos secos, elegir mal el queso o abusar de los aderezos son algunos errores que añaden muchas calorías a una de las recetas healthy más famosas. 

Ensaladas de más de 700 calorías
Aunque son muchas menos que la cantidad diaria recomendada, cuando tu ensalada tiene las mismas o más calorías que una hamburguesa completa... es que algo estás haciendo mal. La razón es que el ingrediente principal de este plato son los vegetales crudos que apenas aportan energía, por lo que la salsa, el bacon, el pollo crujiente o el exceso de aguacate pueden ser los culpables de que tu receta sea mucho menos ligera de lo que creías. Por ponerte un ejemplo, según datos de la marca de alimentación Krissia, una ensalada César puede llegar a alcanzar las 1.000 calorías debido a los croutons, el pollo frito o el aderezo. Y contra todo pronóstico, la de pasta fría con espirales, zanahoria, atún y barritas de cangrejo tan solo suma 400. 

No eliges la base correcta
Gran parte de tu ensalada debe estar formada por vegetales y cuanto más crudos y coloridos mejor. Para elegir bien la lechuga, debes saber que cuanto más oscuras sean las hojas, más nutrientes tienen: el famoso kale, las espinacas, o la lechuga romana son buenas opciones. En cuanto al resto de frutas y verduras, apuesta por el método arcoiris, cada color en ellas representa uno o varios antioxidantes y fitoquímicos. Todas las maravillosas cualidades que asociamos a la comida, como el sabor, el olor y el color, se deben a esos compuestos. Y cada vez hay más investigaciones sobre cómo estos nos mantienen saludables y previenen el envejecimiento, la oxidación y todos las enfermedades degenerativas asociadas con el estrés oxidativo. 

La cantidad y el tipo de queso
Para muchas, el queso es la parte favorita de su ensalada, esa que les hace disfrutar de este plato saludable como si se estuvieran comiendo una pizza. Lo malo es que si eliges mal la variedad y no controlas la cantidad, será mejor que disfrutes directamente de tu plato italiano favorito. El queso fresco o los duros como el cheddar o el parmesano tienen fama de saludables por su aporte de calcio, los microorganismos que mejoran la flora intestinal y su riqueza en minerales. Sin embargo, unos 100 gramos de parmesano o de cheddar sumarían más de 400 calorías al plato, al contrario que el fresco, que aporta 300 y que también puede encontrarse en versión light. 

Abusas de las grasas (aunque sean saludables)
Los ácidos grasos esenciales son tan buenos para el organismo que Victoria Beckham los ha convertido en la base de su dieta diaria... pero como en muchas otras situaciones, en el equilibrio está la virtud. La razón es que alimentos como el aguacate o los frutos secos son ricos en grasas de las llamadas saludables sí, pero al fin y al cabo son grasas. Y es que, aunque esta sustancia fortalezca el corazón, evite el envejecimiento prematuro de los tejidos y el tipo de alimentos que la contienen aporten mucha energía, al igual que con el queso hay que controlar las cantidades. Medio aguacate (70 calorías) y unas 7 nueces (90 calorías), le darán sabor y aumentarán el valor nutricional de tus ensaladas de forma saludable. 

¡Cuidado con el aliño!
No es ninguna novedad que las salsas son las culpables de que las calorías de muchos platos se disparen sin que te des ni cuenta. Diana González, del Gastrobar Bendita Locura, explica que las ensaladas "no tienen por qué ser precisamente ligeras. Una ensalada que contenga queso, bacon, frutos secos y esté aliñada con una salsa cremosa probablemente tenga bastantes calorías". Y es que, como apuntan desde Krissia, las "mayonesas o salsas elaboradas con quesos, pueden sumar hasta 500 o 600 calorías por cada 100 gramos". Las alternativas saludables son el famoso combo de cucharada sopera de aceite de oliva y vinagre, el yogur griego 0%, la mostaza de Dijon (que no tiene azúcar) o un pequeño toque de miel para las más golosas. 

 

 

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