Obesidad infantil: la importancia de no obligar a los chicos a comer cuando no quieren

Darles ejemplos de buenos hábitos en el hogar y dejarlos que elijan la cantidad de comida ayudaría a evitar que padezcan obesidad en la edad adulta, sugiere un estudio.

ALIMENTACIÓN Y SALUD Ana COHEN
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La comida es la base de todo, es nuestro combustible, pero también nuestra medicación. La forma en la que nos alimentamos desde que somos chicos sienta las bases alimentarias de nuestra vida adulta. El organismo de los niños está en pleno desarrollo y por eso necesita recibir una nutrición saludable desde el principio.

Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan al sobrepeso y a la obesidad infantil como uno de los desafíos de salud pública más serios de este siglo. La OMS explica que la tendencia a engordar aumentó a un ritmo alarmante, ya en el 2016 estimó que había 41 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso en todo el mundo.

Un estudio publicado por el Journal of the American Heart Association propone permitir a los chicos que elijan las cantidades de comida que quieran y sugieren que es uno de los modos potenciales de evitar que padezcan obesidad en la edad adulta.

Es una conclusión algo controvertida, dada la supuesta incapacidad de los más pequeños sobre sus necesidades nutricionales específicas y la dificultad de ser conscientes sobre cuándo están llenos. Si comen influenciados por los deseos y demandas constantes de sus padres, puede haber un problema que incluya negativamente en el chico.

La experta en nutrición Beatriz de Haro asegura que el entorno en el que los chicos crecen y se desarrollan puede fomentar la aparición del sobrepeso, la obesidad y otras patologías asociadas que pueden comprometer seriamente su salud.

“Los chicos imitan el comportamiento de sus padres, por lo que sería idóneo que ellos fomentaran la práctica de hábitos saludables, comenzando por la dieta", explica de Haro, coach nutricional.

Por ejemplo, dice, "basando la alimentación del hogar en productos frescos como verdura, fruta, carne, pescado, lácteos, cereales y pastas integrales, frutos secos y limitando lo máximo posible la ingesta de todos aquellos productos procesados ricos en azúcares y grasas”.

Comer hasta la saciedad, pero sin autoritarismos
Los expertos de la Asociación Americana del Corazón advierten que el autoritarismo en la comida hace que los chicos tengan más probabilidades de comer cuando no tienen hambre y que consuman alimentos menos saludables.

“Un entorno alimentario autoritario no permite que un chico desarrolle habilidades positivas para tomar decisiones, puede reducir su sentido de control, y hacer que coman alimentos que probablemente sean más altos en calorías, lo que aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad", detallan.

Beatriz de Haro refuerza la idea: “Los chicos de edades más tempranas, a diferencia de los adultos, no tienen un vínculo emocional tan fuerte con la comida por lo que disponen de una capacidad superior para sentir cuando el organismo les está enviando señales de que ya está saciado y debería interrumpir la ingesta. En el organismo, existe una regulación neuroendocrina del hambre, la saciedad y el mantenimiento del balance energético”.

“Si un chico manifiesta que no puede comer más, es seguramente porque está lleno y ya ha cubierto sus necesidades. Presionarlo a seguir comiendo puede favorecer la sobrealimentación, el sobrepeso y la obesidad”, agrega.

Una alimentación saludable desde el principio
La experta indica que los nenes y nenas prefieren alimentos altamente gratos al paladar y ricos en azúcares y grasas porque son más agradables al gusto.

“Incluir productos naturales, evitando los aditivos que aumenten esa 'palatibilidad' desde las edades más recientes, fomentará que según vayan creciendo, los chicos hagan elecciones más saludables, ya que su paladar no ha sido modificado previamente”, cuenta.

“Aunque cada uno tiene sus propias preferencias alimentarias, sienten curiosidad por todo lo que ocurre a su alrededor, por lo que intentan imitar las prácticas de aquellos que sirven como modelo. Por eso, si observan a los mayores comer ciertos alimentos, aumentará su interés para probarlos y descubrir si realmente son de su agrado”, concluye.

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