Coronavirus: cómo es la vacuna de Oxford que se prueba en Brasil

Se aplicará a 2.000 personas sanas de Río de Janeiro y San Pablo. El estudio empezó esta semana. Si en agosto hay suficientes datos, la comercializarán

SALUD Redacción Redacción
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La vacuna que ya están probando en Brasil tiene características únicas. Es una de las 10 más avanzadas que se estudian en el mundo con la esperanza de encontrar un freno al COVID-19.

La Universidad Johns Hopkins confirmó que hay más de 9,1 millones de casos de coronavirus en el planeta. Y más de un millón están en Brasil. Junto con los Estados Unidos, son los únicos países que superan el millón de contagios. Probar la vacuna donde ocurre el epicentro de la pandemia es la forma más rápida de determinar la eficacia, destacan. 

"Esta posible vacuna contra el nuevo coronavirus desarrollada por la Universidad de Oxford representa un proyecto sin precedentes. Usa un virus llamado adenovirus, que en humanos produce resfríos comunes, conjuntivitis y diarrea. Para este proyecto, usan un virus de chimpancé, al que le ponen proteínas del COVID-19 con el objetivo de generar una respuesta inmune", explicó a TN el doctor Martín Stryjewski (M.N. 90.001), miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).

Anthony Fauci, epidemiólogo de la Casa Blanca, aseguró ante el Congreso de los Estados Unidos que esta vacuna podría estar lista antes de fin de año.

La jefa científica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Soumya Swaminathan, se manifestó “muy optimista” frente a esta posibilidad con el fin de aplicarla a las personas más vulnerables frente a la enfermedad.

"Esta prueba se hace en Brasil y en Sudáfrica. Se evalúa si los que tienen la vacuna desarrollan menos la enfermedad que quienes no la recibieron", detalla el infectólogo. Si logran tener suficientes datos, en agosto tomarán la decisión de comercializar la vacuna.

Los elegidos para formar parte del proyecto provienen de las ciudades de Río de Janeiro y San Pablo. Como condición, los expertos apuntaron a voluntarios que no hayan contraído la enfermedad y que, preferentemente, sean profesionales de la salud, ya que son aquellos que suelen estar más expuestos al contagio.


 

 
 
 
 
 
 

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