'Save food' o cómo reciclar tus platos para una dieta 'eco-consciente'

Se trata de una iniciativa a nivel mundial que nuestras abuelas ya realizaban y que tú, seguramente sin darte cuenta, has hecho muchas veces. ¿Por qué no lo conviertes en un hábito más? Tu dieta será mucho más sostenible y, sin duda, más saludable

ALIMENTACIÓN Y SALUD Ana COHEN
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Si hiciésemos una traducción literal, Save Food sería algo así como ahorrar comida; o lo que es lo mismo, aprovechar  los restos de todos tus platos de la semana para evitar que estos acaben en la basura. Una práctica en la que nuestras abuelas eran expertas y que, hace varios años, se ha convertido en una iniciativa mundial que busca reducir la pérdida de alimentos y que está liderada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Sus estudios más recientes estiman que, cada día, se desperdician alrededor de un 30% de cereales, entre un 40-50% de tubérculos, frutas y hortalizas y un 20% de semillas oleaginosas, carnes y productos lácteos. Unas cifras desorbitadas que dependen, en gran medida, de la cultura de cada país y, sobre todo, de los comportamientos de su consumidor tipo.

EL DECÁLOGO ‘SAVE FOOD’

Antes de ir al mercado, haz siempre una lista de la compra pensando, no solo en ese menú semanal que te es mejor pensar con antelación, sino en el número de comensales que, más o menos, tendrás a la mesa. Así, podrás ajustar mejor las cantidades.

Alíate con tu congelador, haciendo pequeños paquetes con las raciones que te sobren y utilízalo directamente para aquellos alimentos que, como pescados o mariscos, no vayas a utilizar de forma inmediata.
Aprende hacer conservas, encurtidos y escabeches, para reutilizar esos ingredientes que se te han quedado colgados y están a punto de estropearse. Es mucho más sencillo de lo que piensas.

Coloca en la primera fila de tu despensa o frigorífico los alimentos que antes caduquen y, detrás, los que tienen una vida más larga.

No aliñes tus ensaladas ni rocíes con salsas tus platos hasta el momento de su consumo, pues aceleras el deterioro de los alimentos y, por tanto, impiden que puedas guardarlos durante mucho tiempo.

El pan del día anterior tiene muchos usos: congélalo en rebanadas para unas socorridas tostadas o, si ya se ha endurecido, puedes crear picatostes caseros, hacer pan rallado o, en nada, atreverte a realizar tus primeras torrijas de la temporada.

La fruta que a esté pasada puede servirte para hacer una buena macedonia y, si ves que es demasiado tarde, intenta sacarles partido haciendo batidos para llevártelos a la oficina. Igual que con los tomates, que cuando ya están demasiado maduros, puedes triturarlos para hacer tomate frito casero o mantenerlo un par de días más en la nevera para que sea la base de una pizza o el ingrediente con el que servir tus tostadas en el desayuno.

Los yogures se reconvierten en salsas, el queso duro se puede rallar y los huevos cocerse para rellenarse con cremas de atún, aguacate o ese mismo tomate.

Compra a granel. Hay numerosos locales que, además, te bonifican por llevar tus propios recipientes.

Aprende a diferenciar entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente, que no te impedirá comértelo.
Y, sobre todo, reinventa tus sobras con originales recetas como las que te proponemos a continuación.

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