Onda naranja: lácteos para intolerantes a la lactosa

Cada vez hay más variedad de productos, se pueden encontrar en las góndolas del supermercado y tienen la ventaja de estar identificados con ese color.

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
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Nuestro cuerpo necesita de ciertas vitaminas esenciales para su desarrollo y buen funcionamiento. La leche es una de las principales fuentes nutritivas de calcio, vitamina D, fósforo, minerales, ácido fólico y diversos nutrientes que, en conjunto, fortalecen nuestros huesos y dientes.

La intolerancia a la lactosa, identificada no como una enfermedad sino como una condición fisiológica, se desarrolla en los adultos y afecta a quienes tienen una deficiencia de lactasa, una enzima que se produce en el intestino delgado y que no permite que se digiera bien el azúcar de la leche (lactosa).

Si la persona toma algún alimento con componentes lácteos, posteriormente puede generarle estreñimiento, diarrea, gases, náuseas, dolor e inflamación abdominal. Un 50 por ciento de las poblaciones de países de Asia, África y Latinoamérica, sufren esta condición, según reveló un estudio realizado por Euromonitor International en 2017.

Esta situación hizo que las grandes empresas y mercados del mundo pusieran énfasis en atender la problemática y satisfacer las necesidades de sus consumidores, que muchos incluso, habían excluido a los lácteos de su dieta debido a que todavía no existía una alternativa sustituta que proporcione los mismos nutrientes.

En las góndolas de los supermercados y comercios barriales, ya se puede conseguir una gran variedad de productos deslactosados e identificados con etiquetas de color naranja. Lo que en un principio comenzó sólo con la leche líquida y en polvo, hoy se extendió a los yogures, quesos crema, manteca, crema de leche y helado.

Si bien estos artículos son más costosos debido a su elaboración y tratamiento especial, resultaron verdaderamente efectivos para quienes los consumen porque son igual de ricos, nutritivos y cuidan al intestino.

“Hay intolerancias leves, moderadas y severas, y eso sucede porque las vellosidades del intestino van perdiendo su capacidad de degradar la proteína lactasa y no todos los adultos lo viven en la misma medida”, aseguró a Con Bienestar Yanina Meresman, gastroenteróloga (M.N. 136.924).

“Existen dos formas de poder consumir este tipo de lácteos, ya sea adquiriendo los que ya vienen deslactosados, o comprando la clásica leche en sachet, hervirla y dejarla enfriar, porque este proceso es igual de efectivo, se rompen los puentes de lactosa y resulta ser más económica”, sugirió la especialista.

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