Vivir conectados puede causar enfermedades por la exposición a los campos electromagnéticos

Las consecuencias de estar conectados de forma permanente con teléfonos móviles, tablets y redes wifi.

TECNOLOGÍA Julia VOSCO
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Vivir conectados ofrece ventajas pero también se está comenzando a tomar una verdadera dimensión de las desventajas que tienen que ver con la salud.

Por nombrar alguna, podemos comenzar con la hipersensibilidad electromagnética que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como “una intolerancia ambiental idiopática con atribución a los campos magnéticos”. Esto quiere decir que es una enfermedad y medioambiental a lo que se le suma que comenzó a manifestarse en este siglo.

Cómo afecta al organismo
Las radiaciones son no ionizantes, y actúan por acumulación, por estrés oxidativo. Los síntomas se producen por la exposición a los campos electromagnéticos (CEM) derivados de las antenas de telefonía móvil, redes wifi, electrodomésticos, etc.

Quienes sufren de esta dolencia presentan síntomas como dolores de cabeza, dificultades para dormir, fatiga, neuralgias inespecíficas, irritabilidad, vértigo, náuseas, alteraciones auditivas, alteración del equilibrio, prurito, etc.

Además, entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano surge una interacción, que es el calentamiento de los tejidos y gran parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos.

Aunque un Comité Científico de la Comisión Europea señaló que aún no se tenían pruebas concluyentes de que la exposición a los CEM sea peligrosa, se consideró la necesidad de seguir investigando la exposición a muy largo plazo y a los posibles riesgos de exposición a múltiples fuentes.

La OMS y el Instituto Nacional del Cáncer (INC) las categorizaron como “posiblemente cancerosas”, pero hay muchos estudios que están tratando de llegar a la probabilidad (medible) y otros estudios que dicen que son directamente cancerígenos.

La relación de vivir conectados con algunos tipos de cáncer
El tumor conocido como neurinoma del acústico es poco frecuente, no es maligno y crece dentro de la cabeza en el nervio auditivo y del equilibrio.

Según un estudio publicado en la Revista Internacional de Epidemiología de la Universidad de Oxford, las personas que han usado teléfonos celulares por lo menos por diez años pueden haber incrementado el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.

Asimismo, investigadores del Instituto de Medicina Ambiental del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia, notaron un incremento de estos tumores en el lado del rostro donde se suele usar el celular.

Consejos
– Ubicarse o ubicar el aparato a un mínimo una distancia de 30 a 40 centímetros del cuerpo. Por ejemplo, utilizando la función de manos libres. La exposición a las radiofrecuencias desciende rápidamente al aumentar la distancia con el dispositivo.

– Apagar los aparatos durante el descanso ya que transmite energía únicamente cuando está encendido.

– Limitar el número de llamadas y la duración.

– Restringir su uso en hospitales. Las señales de radiofrecuencia podrían interferir con ciertos aparatos médicos electrónicos y producir más daño en los pacientes.

– No utilizarlos en los aviones. Podrían interferir con los sistemas de navegación aérea.

En definitiva, estar un poco menos conectados.

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