Suplementos: ¿soluciones reales o falsas promesas?

Están considerados productos alimenticios aunque se venden en las góndolas de las farmacias. Sin embargo no es recomendable consumirlos libremente

ALIMENTACIÓN Y SALUD Julia VOSCO
hoy

Según un artículo publicado en The Washington Post, los suplementos vendidos para mejorar la salud mental, generaron $ 3 mil millones de dólares a nivel mundial en el 2016 y se proyecta que alcancen los $ 5,8 mil millones para 2023.

El Consejo Global de Salud Cerebral (GCBH),  un grupo independiente de científicos, médicos, académicos y expertos en políticas públicas de todo el mundo, realizó una revisión de la evidencia acerca de la efectividad de dichos suplementos y determinó que no podrían respaldar la necesidad de ningún ingrediente, producto o formulación supuestamente diseñados para mejorar la salud.

En cambio, concluyeron que para la mayoría de las personas, la mejor manera de obtener sus nutrientes para la salud del cerebro es a través de una dieta saludable. También enfatizan que tales píldoras, polvos y cápsulas generalmente no están sujetos a las mismas pruebas de seguridad y eficacia que los medicamentos. Recordemos que desde 1994 ni siquiera la FDA tiene el poder de regular los suplementos ya que son una subcategoría de alimentos. De esa manera se evitan los controles sanitarios rigurosos de un fármaco.

En su página web la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos aclara incluso, que no tiene la autoridad para revisar los productos de suplementos dietéticos para su seguridad y eficacia antes de su comercialización.

Por eso considero importante que quienes estén considerando consumirlos tengan en cuenta:

- Los suplementos no se someten a las rigurosas regulaciones de un fármaco. Motivo por el cual pueden ser víctimas de adulteración, contaminación y dosis inadecuadas o distintas a las declaradas en la etiqueta. - La industria siempre se esforzará por mejorar las ventas, incluso prometiendo, sugiriendo o promoviendo falacias imposibles de demostrar y conseguir.

En conclusión: la única forma conocida y documentada de optimizar la salud integral, y no solo la mental, es a través del buen hábito nutricional, la actividad física y el descanso adecuados.

Los hábitos no se suplementan, no se medican, ni se operan.

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